Las pensiones por discapacidad no permiten vivir con «dignidad»
Casi el 35% de las personas con diversidad funcional en edad de trabajar no recibe ningún tipo de prestación Puede ver este reportaje completo en nuestra web
En España existen alrededor de 1,1 millones de personas con discapacidad que cobran algún tipo de pensión. De ellas, 950.000 son pensiones contributivas y unas 184.000 no contributivas, es decir, que no han cotizado a la Seguridad Social porque su discapacidad les ha impedido trabajar.
Además de la gran desigualdad que existe entre los pensionistas con discapacidad, cabe destacar que muchos de ellos, casi el 35% de los que tienen edad de trabajar –entre 16 y 65 años– no recibe ningún tipo de prestación. Todo ello provoca que un tercio de las personas con discapacidad esté en riesgo de pobreza, un dato que está varios puntos por encima de la media en la población general. La escasa cuantía de pensiones no contributivas, la que cobran aquellas personas que, por su discapacidad, no han tenido oportunidad de trabajar, y el hecho de que muchas personas ni siquiera cobren nada, estarían detrás de esta falta de equidad. Las personas con discapacidad que cobran una pensión pueden hacerlo, a grandes rasgos, a través de dos vías: contributiva, tras trabajar un determinado número de años, o no contributiva, una pensión que solicitan las personas que no han tenido la oportunidad de acceder al mercado laboral.
La filosofía de las pensiones contributivas para personas con discapacidad es la de cubrir la
pérdida de rentas salariales que sufre la persona tras quedar incapacitada. Es decir, que, generalmente, como explica Luis Enrique Quifez, Coordinador de Estrategia de Datos de Fundación
ONCE/Inserta, estas pensiones suelen disfrutarlas personas que no tienen discapacidad desde siempre, sino que la han adquirido a lo largo de su vida, cuando ya estaban trabajando.
Aunque hay distintos tipos y en función de eso se tiene derecho a mayor o menos cuantía, estas pensiones se asemejan, en cantidad, a las pensiones de jubilación. Así, mientras que una persona con una pensión con gran invalidez cobra de media 2.132 euros, una con una incapacidad permanente absoluta, 1.256, y una con una pensión de incapacidad permanente total, una media de 853 euros al mes. La media del total de las pensiones contributivas por discapacidad es de 1.035 euros. En esta situación están unas 950.000 personas en España.
Las personas con discapacidad que nunca han trabajado pueden acceder a distintos tipos de pensiones no contributivas, como las pensiones no contributivas de invalidez, el subsidio de garantía de ingresos mínimos o el subsidio por ayuda a terceras personas, entre otros. De media, cobran unos 531 euros al mes y las perciben menos de 180.000 personas. Las grandes perjudicadas en las pensiones por discapacidad son, sin duda, las personas que nunca han trabajado. Por un lado, por las cuantías tan bajas de las pensiones que cobran y, por otro lado, porque muchas de ellas ni siquiera cobran nada.
Esto ocurre, según Quifez, por varios motivos. Por un lado, la desinformación, pues muchas personas ni siquiera saben que tienen derecho, «si no lo saben, ni siquiera la gestionan. Por otro, es cierto que recibir una pensión sigue estando muy ligado a los derechos laborales. Si no has contribuido o no lo has hecho lo suficiente, muchas veces es cierto que no tienen derecho», ya sea por no haber contribuido o por no llegar al porcentaje mínimo para cobra una pensión no contributiva por discapacidad, que es el 65%.
Aun así, aunque sí tengan derecho a pensión, según Quifez, el mayor problema lo siguen teniendo las personas con mayores porcentajes de discapacidad, «su acceso al mercado de trabajo es mucho más limitado». La falta de acceso al mercado laboral, solo deja una alternativa, cobrar –o intentar cobrar– una pensión no contributiva u otras ayudas, «pero las cuantías son escasísimas, son pequeñas ayudas que, de media, ascienden a unos 500 euros, pero a veces son de 200, 300… no son cantidades que te permitan vivir, lo que les aboca en muchos casos a la pobreza», se queja Quifez.
La solución pasa, en su opinión, por reformar profundamente el sistema de pensiones que cobran las personas con discapacidad... Revisar tanto las incompatibilidades como las cuantías de las no contributivas mejoraría la calidad de vida de las personas con discapacidad sea cual sea su pensión, «deberíamos reflexionar sobre si se tienen las coberturas suficientes y si esas coberturas son suficientes para mantener una vida digna», concluye. ● 20minutos.es