Triste final
No todas estas historias tienen un final feliz. Cuando empezó la invasión a gran escala, muchos atletas ucranianos tuvieron que cambiar sus raquetas y guantes por kaláshnikovs y chalecos antibalas. Mientras toda Ucrania celebraba la toma de Jersón, en el combate moría Yevgen Kolesnichenko, el campeón de Ucrania de balonmano. 20M.ES/UCRANIA
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y no era capaz por la falta de sueño. No le gusta que le llamen héroe porque dice que había más gente en los puntos más calientes. Y cuando iba a empezar el conflicto, no dudó y tenía su papel asumido. Ahora, sigue en la Guardia Nacional, pero le permiten entrenarse y competir.
El día antes de que empezara la guerra había sido uno de los más felices de Verónica Tykhonyuk, una joven de 19 años de Mariúpol. Le prometieron que iba a firmar un contrato para un equipo profesional de hockey. Y no había sido un camino fácil hasta llegar a meta. «Estuve trabajando en tres empleos distintos para comprar mi primera equipación de jugadora», cuenta orgullosa. Y por fin su sueño se hizo realidad. Sin embargo, la guerra se interpuso en estos planes, acompañada por las explosiones y tiroteos. El mes de marzo, Verónica estaba luchando por su vida.
Pasó una semana en el sótano, intentando conseguir comida, y sufrió por la escasez del agua. Le salvó una anomalía en la primavera de Mariúpol: la lluvia. Entonces, pensó que Dios le había mandado el agua desde el cielo para que pudiera beber. Tuvo la suerte de salir de la ciudad, pero sin pertenencias. Tras reunirse con su madre, encontraron refugio en Macedonia, donde sus conocidos les ayudaron con el alquiler de un piso en un país, eso sí, cálido en el que el hockey no está tan desarrollado. marketing