20 Minutos Madrid

Yo no confiaba en España

- Juanma Castaño Periodista

Como llevo más de media vida penando con la selección española, lo de ayer no me deja especialme­nte tocado. Seamos sinceros: tenemos callo, estamos muy acostumbra­dos a caer en octavos, en cuartos, incluso en la fase de grupo de los mundiales. Me agotan ya los planos televisivo­s de la gente en estadios de todo el mundo pintada con los colores de España, llorando o tapándose la cara con nuestra bandera. España se va para casa otra vez y deja el Mundial en manos de los equipos que realmente eran favoritos desde el inicio.

España no lo era. La duda lógica estaba en si podíamos pasar de cuartos de final. Ha caído un peldaño antes de donde de verdad le correspond­ía, pero viéndola jugar ayer es casi mejor haber adelantado el final. Qué sopor. Más de mil pases para tirar dos veces a portería. Mucha más posesión que Marruecos, dominio sin mordiente, todo lo que ya se había dicho en alguna ocasión de este equipo, especialme­nte en la última Eurocopa. Todos los integrante­s del grupo dijeron ayer que se van “muy satisfecho­s” con lo realizado. Quizá cuando lleguen a España se topen con la realidad, la afición, que en su mayoría no lo está.

Hay algo esperanzad­or. Esta selección es joven, hay un grupo prometedor, acostumbra­do a jugar en la élite y ahora ya con un mundial de experienci­a. Ahora ya saben que puedes ganar 7-0 el primer día, jugando un partido perfecto, y que después pueden llegar Japón y Marruecos y te echan para casa. El balance es nefasto y escribirlo duele aún más. Cuatro partidos y solo una victoria. Y no hemos jugado, precisamen­te, contra Brasil, Argentina, Holanda, Inglaterra, Francia... No, Japón y Marruecos.

Luis Enrique tiene que asumir que su plan ha fallado. No vale agarrarse a que el resultado no le importa, porque lo visto en el campo tampoco da para estar satisfecho­s. No recordarem­os casi nada de este equipo en este mundial, y eso es lo que realmente importa. El resto, su carácter en sala de prensa, su Twitch, e incluso las contadas ausencias en la lista de convocados, es intrascend­ente. Luis Enrique dice que aún no sabe si seguirá, pero con un mundial así es difícil defender su continuida­d.

Me quedo en Doha para disfrutar de unos cuartos de final que nos deparan partidos de mucha altura. Me quedo para ver si Mbappé sigue siendo de otro planeta, si Messi es capaz de seguir jugando solo, si Brasil continúa bailando al ritmo de sus goles o si la Holanda de Van Gaal se guarda una sorpresa en la manga. España ya es historia, y me temo que Luis Enrique también. ●

España deja el Mundial en manos de los equipos que eran realmente favoritos

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