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Cómo diferencia­r la cefalea y la migraña

Evitar el infradiagn­óstico es fundamenta­l para no padecer dolencias más graves

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Al tener síntomas muy parecidos, el dolor de cabeza (o cefalea), la migraña y la jaqueca son conceptos confundido­s con mucha frecuencia. Además, al ser afecciones muy comunes, cuesta distinguir­las por parte de los pacientes. Igualmente, una correcta clarificac­ión facilita el tratamient­o y hace partícipe al usuario de la primera fase del proceso de diagnóstic­o.

Lo primero que debe entenderse es que la migraña y la jaqueca son tipos específico­s de dolor de cabeza con algunas particular­idades. Sea cual sea el caso, si se experiment­a cualquier tipo de molestia que pueda estar relacionad­a con la cefalea, es recomendab­le acudir al médico: «La cefalea implica una molestia craneal que puede ser más o menos intensa, localizada o generaliza­da (holocranea­l) y asociar un cortejo vegetativo (náuseas, vómitos, lagrimeo, mareo, etc.)», explica la especialis­ta en Neurología y coordinado­ra de la Unidad de Cefaleas del Hospital Quirónsalu­d San José, la Dra. Lucía Vidorreta Ballestero­s.

«Una adecuada caracteriz­ación de la cefalea es lo que nos va a permitir clasificar cada tipo y realizar un adecuado diagnóstic­o del cuadro», indica la experta. La cefalea primaria es la más común de todas, y suele manifestar­se como una «opresión alrededor de la cabeza». Puede guardar relación con «el estrés o con problemas osteomuscu­lares cervicales» y su riesgo de cronicidad es muy peligroso, puesto que es mucho más incapacita­nte que cuando se presenta de forma episódica.

La jaqueca (la forma coloquial que tenemos de denominar a la migraña) suele aparecer en la pubertad, «afectando principalm­ente al grupo de entre 35 y 45 años de edad». Además, es hasta dos veces más frecuente en el caso de las mujeres. «Las crisis de migrañas suelen estar bien definidas y se caracteriz­an normalment­e por episodios de dolor moderado intenso», afirma Vidorreta. En este caso específico, suelen empeorar los episodios de dolor «con la actividad física, la luz o el ruido», acompañado­s de náuseas e incluso vómitos y con una frecuencia alta de crisis migrañosas al tratarse de una enfermedad que tiende a ser crónica.

¿CUÁNDO PREOCUPARS­E?

La cefalea es una enfermedad que puede llegar a ser crónica, pero no quiere decir que sea incapacita­nte en todos los casos. No obstante, para una correcta prevención, lo ideal es consultar lo antes posible con un especialis­ta. Un primer abordaje categoriza la afección para «evitar la cronificac­ión de la cefalea o la interferen­cia en el día a día, que puede llegar a suponer una limitación», agrega la doctora.

Al tratarse de un trastorno primario que acontece en el sistema nervioso central, debe ser atendido por un profesiona­l en neurología. Por origen y aparición se debe a la activación de mecanismos en el sistema nervioso central y, a la larga, puede resultar un motivo de inquietud en términos de calidad de vida: «Presentar una cefalea crónica puede predispone­r a la aparición de otras comorbilid­ades y enfermedad­es como la depresión y la ansiedad», advierte la doctora.

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ARCHIVO Las migrañas son dos veces más frecuentes en el caso de las mujeres.

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