Alberto Gambino «Si buscas una carrera larga igual esta no es tu época»
El rapero, que saltó a la fama tras el lanzamiento de ‘Purpurina’, presenta su nuevo disco, ‘Chancletas’, tras tres años sin publicar ninguna canción
Alberto Gambino lleva prácticamente toda su vida dedicado al rap. Hace una década triunfó con Purpurina, un éxito que le pilló desprevenido y que hoy suena en discotecas y festivales. El veterano cantante acaba de publicar Chancletas, un álbum en el que dice que las letras reflejan su madurez… Aunque en su casa de discos lo siguen definiendo como «macarra».
Los viejos raperos, como los rockeros, ¿nunca mueren? Yo creo que los rockeros tardan más en morir. No sé si será por la caña que se han metido, que parece que están más en salmuera, mejor preparados.
Es usted joven, pero no es habitual ver a raperos muy mayores en escena, al estilo de los Rolling. En EEUU son más longevos. Snoop Dogg es abuelo. Los artistas que yo seguía de joven tienen diez años más que yo y pasan de los 50. Hace poco murió uno de De la Soul. Y te das cuenta de los saltos generacionales que ha habido. ¿Son sus referentes o encuentra también inspiración en las nuevas generaciones? Los raperos tenemos miedo a escuchar a las nuevas generaciones. Puedes sacar cosas buenas de ellos, en cómo llevar tu carrera, tu imagen, actualizar tu sonido… Pero las referencias que tienes cuando tienes 15 años, 20, son las que solidifican. También es verdad que yo antes escuchaba mucho rap americano. No entendía las letras en inglés. Pero cuando supe que hablaban de oprimir a la mujer, de ser un chulo, de armas… Pienso que nuestra generación eso lo cambió con un rap más sobre rimas, competición entre compañeros… Usted tiene una peluquería. Pero en sus letras no es de meter tijera: se corta poco. La peluquería es un negocio con mi mujer. Y a mí me queda poco pelo ya que cortar… Y de las letras, no creas, ahora me corto más. De joven quería crear polémica costase lo que costase. Y la sociedad te decía que eras un burro, pero éramos todos iguales de bárbaros. Pero ahora hay mucha concienciación con las letras y eso es bueno, te obliga a pulir más las cosas.
En el mundo del reguetón se critican mucho las letras, especialmente, por machistas. Y es curioso, porque cuanto más concienciada está la sociedad, más
Alberto Gambino (Valencia, 1980) comenzó a rapear en solitario en torno al 2002 y no fue hasta 2009 cuando le llegó el estrellato gracias a la canción Purpurina, un hit que marcó la adolescencia y las salidas nocturnas de los nacidos en los años 90. Tras tres años, en los que ha sido padre dos veces, sin sacar ni siquiera una canción, vuelve con su álbum Chancletas.
bastas son las letras. A mí me ha gustado no cortarme, pero con un sentido.
Pues su propia discográfica lo define como macarra. Algo habrá hecho… Macarra soy. Y si miro hacia atrás, yo me veo igual, aunque algo más pulido. Sigo teniendo una rebeldía por dentro.
A los 20 años se pegaba noches sin dormir de fiesta. Hoy, le toca no pegar ojo porque los niños han pasado mala noche. ¿Qué resaca lleva mejor? Las dos resacas son malas. Pero yo tampoco he sido tan, tan fiestero. Se puede caer un mito, pero en las canciones exagero algo.
Estas experiencias, ¿se notan también en las letras? Sí, porque yo ya no estoy en el parque con mis colegas con los problemas que podía tener con 25 años. E igual un chaval de 20 años hoy no interpreta mis letras.
Sus temas causaron controversia en su época. Purpurina fue de los primeros que se hicieron virales en internet. Purpurina es mi gran amor y desamor, es mi pájaro espino. Para mí ha sido complejo de asimilar. Yo he salido del underground y Purpurina fue un bombazo. Y hoy sigue siendo algo extraño. Llevo 13 años intentando comprender qué pasó.
¿Cómo ve que ahora los jóvenes raperos lleguen al número 1 y llenen grandes recintos? Económicamente
para ellos lo veo genial. Si es lo que buscan… Es muy complejo, pero si buscas longevidad como artista, igual no es tu época.
Usted viene de una Valencia que en los 90 estaba dominada por la Ruta del Bakalao. ¿Cómo se le ocurre ponerse a hacer rimas?
Yo vengo del grafiti, de la parte artística. Y me metí muy dentro de todo el movimiento que tenía al rededor: el hiphop, el grafiti, el break dance… Y ahí sigo.
Hace hiphop y salió del underground, pero ha sido pionero en salir de las redes para dar el salto desde a una discográfica. Pero de eso me he dado cuenta ahora. Yo siempre me he dejado fluir, siempre he ido hacia adelante y basándome en tener libertad y ser creativo. Lo demás me ha dado igual. Nunca he sido consciente, por ejemplo, de la repercusión que ha tenido
Purpurina.
¡Pero si ha llegado a ir a festivales a cantarla! Sí, y he compartido escenario con King África, que es un crack. Pero son estos años cuando me he dado cuenta de la repercusión.
Acaba de lanzar disco nuevo. Y ha colaborado con nuevos talentos como Bejo en Te doy con la chancleta. ¿Quién se merece un chancletazo hoy? Yo creo que todo el mundo. Todos somos algo hipócritas. Y todo se puede criticar. Pero que conste que yo siempre me he criticado a mí mismo.
¿Sabe que había otro Alberto Gambino músico en Argentina?
Hace años hablé con alguien de su entorno y me confundieron con su hijo. Me decían que era muy bonito que yo siguiera haciendo música. Le seguí un poco el juego, porque estaba muy emocionado...
¿Y ve su vida más como un tango o como un rap? Yo creo que como un tango. Yo he salido de un barrio normal y no he tenido experiencias de esas de canciones de rap. Ha sido más como una canción de amor. ●
«‘Purpurina’ es mi gran amor y desamor, es mi pájaro espino. Ha sido complejo de asimilar»
«Ahora hay mucha concienciación con las letras, y eso es bueno. Te obliga a pulir las cosas»