Cuando abandonar es un triunfo
Tirar la toalla, marcharse, retirarse, apartarse, abandonar… A lo largo de la vida, sobre todo en el trabajo, surgen momentos en los que queremos dejarlo todo. El miedo a perder un trabajo, una pareja, un amigo, tu estatus o una oportunidad está más que extendido en la sociedad. «Más vale pájaro en mano que ciento volando», dice el refranero español… Y alguna que otra vez habrás escuchado eso de que «abandonar es la salida de los débiles». Socialmente, abandonar está muy mal visto pero… ¿y si dejar algo es lo que realmente quieres?
Yo no soy nadie para dar consejos pero me gusta reflexionar con vosotros, los lectores, sobre un tema como este, que en ocasiones es tabú: dejar a una pareja no es fácil, marcharte voluntariamente de un trabajo tampoco, sentir la incertidumbre del futuro es algo bastante complicado y negarte a lo que parece ser una oportunidad única es considerado por muchos como una idiotez, pero yo creo que abandonar es de buscadores de oportunidades y de valientes.
De valientes es saber decir que no. De valientes es tomar las riendas de tu vida y no dejarte llevar por la corriente. De valientes es cuidar tu salud mental y luchar por ser feliz.
Y ahora, vuelve al párrafo de arriba y léelo de nuevo sustituyendo la palabra valientes por triunfadores. Porque si no estás conforme con cómo van las cosas, es un triunfo plantarle cara al destino, o a quien sea. Porque tú eres el protagonista de la peli de tu vida y porque del mismo modo que no debes estar donde no te quieren, tampoco tiene sentido permanecer donde no quieres estar.
La historia está llena de abandonos. Me quedo con esta frase de Emerson (1803 - 1882), un poeta y pensador estadounidense: «Abandonar puede tener justificación; abandonarse no la tiene jamás». ●
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–¿Tienes hachas de piedra de esa que se rompe en lascas? –Sílex. –¿Y algún puñal? –Nólex. @ClintPiticlint