DE GRAN VÍA AL ÉXITO: «LA CALLE ES UNA SELVA»
Charlie USG fue descubierto cuando tocaba por Madrid; tras firmar con una multinacional, ha lanzado su primer disco
La vida te puede cambiar de la noche a la mañana, y si no que se lo digan a Charlie USG, un joven artista madrileño de 22 años que hasta hace nada tocaba en la calle y, ahora, tras ser descubierto en la Gran Vía, se ha convertido en la nueva promesa de nuestro pop rock.
Para contar su historia es mejor empezar por el principio. Tras el confinamiento, Carlos Urraca –su nombre real– decidió salir a la calle a cantar covers. «Me saqué todos los permisos y, el mismo día que iba a ir a tocar, se lo conté a mis padres. Me dijeron que no, pero yo cogí la puerta y me fui», relata el artista a 20minutos.
Y el ‘milagro’ sucedió. Charlie firmó su primer contrato discográfico, de la mano de Warner, y ha lanzado su primer disco, Contacto Cero, escrito desde el desgarro por un desamor y que ha atrapado a miles de jóvenes.
Si hablamos de números, el madrileño ha logrado colocarse en el Top 50 Viral España y lleva millones de streams acumulados entre Spotify y YouTube; si hablamos de esencia, su naturalidad, frescura, carisma y su particular voz hacen de Charlie USG el relevo generacional perfecto del panorama nacional, algo que, sin embargo, no ha evitado que lo comparen con otros artistas: «Por las letras, con Morad, y, por la voz, con Dani Fernández o Álvaro de Luna. Me parece increíble que me comparen con artistas tan grandes. Es brutal».
Rememorando lo vivido, no todo ha sido tan bonito y fácil como parece: «Al principio no se paraba nadie, y lo veo normal, porque soy consciente de que no cantaba muy bien. Pero bueno, la gente se paraba de vez en cuando y me daba algún eurillo. ¡Y yo podía cantar, que era lo que quería!», reconoce.
Pero en poco tiempo se hizo con una legión de fans que provocó que fuera cogiendo notoriedad gracias al boca a boca y un par de canciones virales, despertando el recelo de otros músicos de la zona. «La calle era una selva. Hay músicos que me han tratado muy bien, pero otros muy mal. Se ponían a mi lado con altavoces a todo volumen para echarme, llamaban a la Policía mintiendo sobre mí para que me echaran...», denuncia.
Eso motivó que tuviera que ‘mudarse’ a otra calle, un movimiento «estratégico» que al final resultó ser clave para su futuro, porque por allí pasaban más personas, muchas de ellas de la industria. «Todo empezó a mejorar cuando cambié mi equipo de música. Hay mucha gente que se cree que no tiene talento o que no lo hace bien, pero a lo mejor es porque no tiene los medios para llegar a sonar como debe sonar», reconoce este músico autodidacta. «Una vez estaba tocando en la calle, cuando no se paraba nadie, y vino un chico y me dio 100 euros en metálico. Yo no lo quise aceptar, pero él insistió, diciéndome que ya se lo devolvería cuando triunfara. Confió a muerte en mí», recuerda como anécdota.
Ahora, cuando pasa por los sitios donde tocaba y mira hacia arriba y se ve en los carteles publicitarios del centro de Madrid, Charlie no puede evitar emocionarse. Y soñar. Pero siempre con los pies en el suelo. «Hasta hace muy poco, yo estaba al otro lado del escenario. Era el fan. De momento, no me puedo comprar un Audi ni un Maserati, pero, cuando pueda hacerlo, no me importará tener los pies en el cielo», imagina entre risas.
¿Y sus padres? ¿Qué opinan ahora? «¡No saben ni qué decir! Me dan bastante la razón y están supercontentos», señala orgulloso. ●
«Se lo conté a mis padres el mismo día que decidí salir a tocar. Me dijeron que no, pero cogí la puerta y me fui»
«Al principio no se paraba nadie, y lo veo normal: no cantaba bien»