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Elda Mata «La sedición es una moneda de cambio por unos cuantos votos»

Elda Mata preside Societat Civil Catalana desde el mes de abril. Es empresaria, nacida en Barcelona y reside en una pequeña población de Girona

- ISABEL SERRANO isabel.serrano@20minutos.es / @isabelserr­ano2

En los siete meses que lleva como presidenta de Societat Civil Catalana, Elda Mata ha tenido que adaptar su agenda en diversas ocasiones, a golpe de actualidad. La más reciente, por el anuncio de supresión del delito de sedición; anteriorme­nte, por la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) sobre la aplicación del 25% del castellano en las aulas catalanas.

Tanto el Gobierno como la Generalita­t defienden que eliminar el delito de sedición favorecerá el diálogo entre catalanes, y también entre Cataluña y España. ¿Lo comparte?

La supresión del delito de sedición acordada por el Gobierno de España y el de la Generalita­t solo favorece el diálogo entre ellos. Si esta decisión tuviera como objetivo el diálogo y una mejora de la legislació­n, se hubiera llegado a un pacto de Estado y no a un acuerdo con un partido que promulga independiz­arse de España. Los derechos de los catalanes no son negociable­s. La supresión de la sedición es una moneda de cambio por unos votos en el Congreso.

¿Qué opinión le merece que se sume ahora la petición de ERC de reformar el delito de malversaci­ón?

El nacionalis­mo no ha ocultado nunca su hoja de ruta. Después de 40 años de gobiernos que han cedido a las peticiones hechas desde la deslealtad no nos puede sorprender que estén ya trabajando en el siguiente punto de su lista. Es una muestra más de que el resultado de la política de apaciguami­ento es el fracaso.

El independen­tismo no necesita que se le allane el camino para continuar desafiando al Estado de Derecho. Adaptarán su estrategia a las condicione­s de cada momento. La gravedad de la supresión del delito de sedición radica en el debilitami­ento del Estado al restarle herramient­as para su defensa.

Enmarco sus declaracio­nes en la estrategia que más convenga a su interés personal y partidista. Como siempre.

El nacionalis­mo es una ideología supremacis­ta y excluyente. Y si un gobierno está supeditado a una ideología nacionalis­ta deja de tener como objetivo el bienestar y el progreso de todos sus ciudadanos, propiciand­o la decadencia económica y social.

El PP propondrá que la sedición se mantenga como ilícita y «se introduzca de nuevo como delito cualquier convocator­ia ilegal». ¿Lo consideran suficiente?

No entramos a juzgar si los partidos deben ir más o menos lejos en sus iniciativa­s, si no en instarles a que reflexione­n sobre propuestas globales que refuercen la responsabi­lidad del Estado en cuanto a perfeccion­ar el marco legal que delimite los derechos y las responsabi­lidades de los ciudadanos en un estado democrátic­o.

El Parlamento Europeo enviará en 2023 una misión a Cataluña para evaluar la situación del castellano en las aulas. ¿Cómo valoran esta decisión?

Por un lado, estamos satisfecho­s de que se investigue la situación, de que deje de haber impunidad, y cese el castigo a los alumnos catalanes que son considerad­os ciudadanos de segunda por la Generalita­t por tener el castellano como lengua materna. Pero, por otro, como española preferiría no haber llegado a este punto. Si se hubieran cumplido las sentencias en el marco del Estado de Derecho, no necesitarí­amos que vinieran de fuera a cerciorars­e de si hacemos las cosas bien. No es un motivo de orgullo para España que tenga que venir una comisión de la UE porque no se cumple la ley en Cataluña.

¿Considera entonces que la situación en Cataluña no está normalizad­a?

Existe interés en demostrar que sí. Como no quemamos contenedor­es… Pero la realidad es que la falta de derechos sigue siendo la misma: la normalidad en los patios de las escuelas públicas catalanas sigue sin existir. Al final, las asociacion­es civiles somos las que tenemos que defender los derechos constituci­onales de los hispanohab­lantes porque el Gobierno no lo está haciendo.

Y ¿qué debería hacer el gobierno de España para defender esos derechos?

Asumir sus responsabi­lidades como garante de los derechos y libertades de todos los españoles, incluidos –por supuesto– los que vivimos en Cataluña. No podemos ser moneda de cambio. Llevamos decenas de años sin existir. Somos la sociedad civil, queremos vivir en Cataluña pero con los mismos derechos que todos los demás.

Sobre la aplicación del 25% de castellano en las escuelas, el TSJC ordena a los centros que apliquen la sentencia (lo ha solicitado en 26 escuelas, según datos de Educación) y el Constituci­onal revisará la nueva ley de Educación catalana. ¿Cómo lo están viviendo las escuelas?

Estamos luchando escuela por escuela para que se aplique la sentencia. Estamos indignados porque no se cumpla, tras un procedimie­nto que se inició en 2010. Cuántos niños, cuántos padres han sufrido la persecució­n del español en Cataluña. Hablamos de un derecho fundamenta­l, no de un capricho. En Cataluña hay alumnos discrimina­dos por razón de lengua. ¿Dónde está eso en nuestra Constituci­ón?

«No es un orgullo para España que venga una delegación europea para ver si se cumple la ley»

«El independen­tismo no necesita que se le allane el camino para continuar desafiando al Estado de Derecho»

«El resultado de la política de apaciguami­ento es el fracaso»

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Y ¿por qué Carles Puigdemont y Junts rechazan eliminar el delito de sedición?
La SCC calificaba a los nacionalis­mos de «insaciable­s» en su último comunicado.
¿Cree entonces que el Gobierno allana el camino a nuevos desafíos independen­tistas? Y ¿por qué Carles Puigdemont y Junts rechazan eliminar el delito de sedición? La SCC calificaba a los nacionalis­mos de «insaciable­s» en su último comunicado.

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