20 Minutos Sevilla

Elefantes «Las bandas de música deberían tener prohibido separarse»

‘Trozos de papel/Cosas raras’ (Warner) significa el inicio de un nuevo periodo para el renovado grupo, a punto de cumplir tres décadas

- DANIEL MATEO dmateo@20minutos.es / @d_mateo

Elefantes sigue moviéndose en un perfecto equilibrio entre la canción melódica española y el rock británico y nos regala un disco sorprenden­te en el que, lejos de acomodarse, apuesta por remodelar su sonido sin perder un ápice de su esencia. ¿El disco significa un punto de inflexión? Sí. Sentimos que se abre una nueva época para el grupo. Hemos cambiado a un guitarrist­a y teníamos ganas de evoluciona­r a un nivel de sonido que, por razones equis, no habíamos podido hacerlo antes, y ahora se ha dado. Es verdad que este parón nos ha permitido dedicarle más tiempo al disco, y eso le ha venido muy bien. ¿En qué sentido se ha transforma­do su sonido? Creemos que, sobre todo en la última temporada, estábamos anclados en un sonido más clásico como banda. Éramos el clásico cuarteto de rock, y eso nos gustaba mucho, pero teníamos muchas ganas de poder llegar a sonidos que escuchábam­os en otros discos, que eran los que nos gustaban y que no habíamos podido hacer en Elefantes. También es verdad que, a nivel interno, en la banda estamos viviendo un momento muy bueno entre nosotros.

Ya lo sabes se lo imagina uno perfectame­nte en las voces de Raphael o Rocío Jurado. Es que tiene algo. A nosotros la canción melódica española siempre nos ha encantado, y esta canción tiene mucho de eso. Hay varias canciones en nuestra discografí­a que han bebido directamen­te de eso. Sin embargo, el otro

single, Sin olvido, está en otro sitio, y bebe más de las influencia­s anglosajon­as que tenemos. Siempre hemos convivido en esos dos mundos.

De hecho, son los que mejor llegan a ese equilibrio. Y no miramos hacia Inglaterra queriendo sonar como esas bandas, aunque es evidente que sonamos, porque es música que consumimos, pero nunca hemos sacado el pie de un lugar que nos ha nutrido durante mucho tiempo. De hecho, bandas como El último de la fila, Gabinete Caligari o Radio Futura son señas de identidad para nosotros. ¿El paso del tiempo ha ayudado a que sus canciones lleguen más? Las canciones siempre son las mismas y están ahí para que la gente las interprete. Lo que experiment­amos es que el peso del tiempo y nuestra edad

te sitúan en un punto en el que cada vez caen más los complejos y las cosas superfluas que te sobran y vas más directo a lo que te interesa. Lo que sí notamos es que nos vamos ganando el cariño tanto del público como de los compañeros y la industria en general. Llevamos una carrera sólida, no sabemos si buena o mala, pero es la nuestra. Y defender durante treinta años una carrera no es algo tan normal, mantener una banda a lo largo de tanto tiempo no es fácil. El tiempo nos avala. ¿El éxito ha sido justo con Elefantes? Tendríamos que ser la banda número uno mundial, y, hasta que eso no sea así, no habrá justicia en el planeta Tierra. Nos sentimos muy seguros de lo que hacemos y, desde esa seguridad, uno a veces no se explica cómo no le puede gustar esto a todo el mundo. ¡Pero ya se darán cuenta! (ríen). Partimos del convencimi­ento de que lo que hacemos es la hostia. Luego el entorno y la gente nos ponen en nuestro sitio. Es verdad que fuimos una banda que se separó en el mejor momento, y eso lo pagas. Y más en un país como este, de alguna manera un poco rencoroso. Pero al final ese es nuestro camino y es nuestra verdad. Más que ser un proyecto musical, somos cuatro personas que ponemos el corazón en lo mismo. Elefantes sigue el rumbo que nosotros como personas marcamos.

¿Por qué se separaron? No creemos que un grupo se tenga que llevar bien siempre. Se pasa por muchos procesos, y cada uno evoluciona de diferentes formas. Las malas épocas son fundamenta­les para una banda, porque te permiten aprender, reaccionar y volver a provocar una época buena. Llega un momento, y creo que nosotros estamos empezando a habitar ese jardín, en que llevamos tanta carrera a nuestras espaldas, y nos conocemos tanto, que te puedes permitir ser generoso con el grupo. Ya no importa lo individual, sino crear un hábitat salubre para que este proyecto dure mucho.

¡Las bandas deberían tener prohibido separarse! Después de tres décadas, siguen siendo una banda inclasific­able. Cuando empezamos a tener éxito, nadie sabía dónde colocarnos, y eso jugaba en nuestra contra, era una losa. Ahora, después de tantos años, eso es algo prestigios­o. Colocarnos es trabajo de los periodista­s, nosotros solo hacemos canciones desde la necesidad de escribir. Es muy difícil definirse a uno mismo, pero sí creemos que Elefantes tiene dos ingredient­es: la pasión y la emoción. Nunca hemos sentido pudor al hablar de ello ni al exponernos. ¿Cómo se han adaptado a la

evolución musical? Hemos entendido que hay que trabajar mucho, en el sentido de que hay que producir mucho: discos, canciones, directos... Si algo ha cambiado es que las cosas duran menos, son más efímeras. Nosotros llegamos a girar durante tres años con un mismo disco. Hoy en día eso es impensable. Si un artista ahora hace una gira de tres años es porque ha revolucion­ado el mundo.

¿Los años pesan? No. La ilusión es cada vez mayor. Escribir canciones nunca se va a acabar, y nunca seremos los mismos, por lo que trasladar lo que tú eres o sientes a una canción siempre va a hacer que aprendas un montón sobre ti. Esta es una profesión muy delicada y a la que hay que mimar mucho.

«Llegamos a girar durante tres años con un mismo disco. Hoy en día eso es impensable»

«Más que un proyecto musical, somos cuatro personas que ponemos el corazón en lo mismo»

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