Sindicatos y Gobierno se alían el 1-M para exigir a la patronal subidas de sueldos
Anuncian un otoño caliente en la calle si no se llega a un acuerdo pide «socializar» los beneficios y Díaz, una reducción de la temporalidad considera que solo con el Partido Popular se crea «empleo estable»
Decenas de miles de personas se echaron a las calles ayer para reivindicar el Primero de Mayo, una fiesta centenaria marcada este año por la reclamación de un pacto salarial, el clima de paz social y unas elecciones autonómicas y municipales que asoman ya a la vuelta de la esquina. Más de 70 marchas en todo el país recorrieron las calles bajo el lema
Subir salarios, bajar precios, repartir beneficios.
Una hora antes de que diera comienzo la marcha de Madrid –la más multitudinaria, con 60.000 manifestantes según los sindicatos (10.000 para la Delegación del
Gobierno en Madrid)–, los líderes de UGT, Pepe Álvarez, y CCOO, Unai Sordo, inauguraban los actos del Primero de Mayo con un mensaje claro hacia la patronal: si no se alcanza un acuerdo salarial, los sindicatos organizarán «movilizaciones» y se muestran dispuestos a llegar a la huelga en los sectores en los que la negociación de los convenios siga estancada.
Por el momento, sindicatos y empresarios siguen sin ser capaces de alcanzar un acuerdo de mínimos en cuanto a salarios. Las conversaciones se reanudaron el pasado marzo, pero siguen encalladas. Los empresarios están cómodos en su estrategia sueldos se están incrementando de media en los convenios un 2,7%. Por ello, incidieron en la necesidad de que «se repartan los beneficios» y de que el Gobierno central «no dé fondos europeos a las empresas que son insolidarias y sí a las que son corresponsables». En Sevilla fueron unos 10.000 los manifestantes (1.200 según la Policía) los que salieron a la calle para reclamar a las organizaciones empresariales el «desbloqueo» del de negociar convenio a convenio y no ven imprescindible que se alcance un pacto general para subir los salarios.
UGT y CCOO , no obstante, no estuvieron solos, porque todas sus reivindicaciones fueron abrazadas por representantes del Gobierno, conscientes de que el día invitaba a perfumar las calles con aroma electoral. Hasta cuatro ministros –María Jesús Montero, del PSOE; Yolanda Díaz, Irene Montero, de Unidas Podemos, y Alberto Garzón, de Izquierda Unida— asistieron a la marcha de Madrid. En representación del ala socialista del Gobierno, María Jesús Montero manifestó su deseo de que se alcance
Acuerdo de Negociación Colectiva y para recordar las «conquistas sociales» de los últimos años, como «la reforma laboral, la de las pensiones o el aumento del Salario Mínimo Interprofesional», destacó UGT.
Por su parte, el consejero de la Presidencia de la Junta, Antonio Sanz, quiso lanzar un «mensaje optimista» porque, defendió, Andalucía «avanza por buen camino» en materia de empleo. ●
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un acuerdo salarial en los próximos meses y se mostró partidaria de que los beneficios récord que están obteniendo algunas empresas se «socialicen».
Más tajante fue la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que arremetió contra la patronal, a la que emplazó a que «cumpla con sus obligaciones» y cierre «inmediatamente» un pacto salarial. Díaz hizo además un llamamiento a reducir la temporalidad también en el sector público.
Desde el lado de la oposición, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, se limitó a publicar un escueto mensaje en su Twitter. «Ya falta menos para que se vuelva a crear empleo estable y de calidad con un gobierno del PP». Finalmente, Vox celebró su propio acto con su sindicato afín (Solidaridad), en el que Santiago Abascal acusó a los sindicatos de no haber movido «ni un solo dedo» ante el alza de precios.
Entretanto, en las calles de toda España se dieron cita trabajadores y pensionistas en una protesta marcada por las luchas sectoriales y movilizaciones pacíficas, a pesar de la fuerte pérdida de poder adquisitivo de los salarios. Muy lejos queda ya la crispación de comienzos de la década pasada, que fue testigo de un fuerte ciclo de protestas por los recortes sociales en una profunda crisis económica. Las luchas laborales son variadas, pero las demandas se repiten. Mejoras en los convenios, subidas salariales que compensen la inflación o trabajar menos horas fueron las más habituales. Desde el personal de limpieza que reivindica la semana de cuatro días, hasta los porteros y conserjes, que reclaman novedades en un convenio que no ha cambiado en 20 años. «Ya es hora de que la patronal nos respete un poco y luche por nuestros derechos», expresaba Emilio Sanz, empleado en una finca urbana.
También protestaron los trabajadores de la sanidad privada, que lamentan que la lucha de los sanitarios durante la pandemia «haya quedado olvidada». «Nadie nos cuida. Nadie señala con el dedo a todos los empresarios que cada vez se enriquecen más a costa de nuestro esfuerzo», señalaba Samuel Mosquera, representante de CCOO en este sector. «El Primero de Mayo hay que reivindicarlo cada año. Ha habido una inflación enorme y lo lógico es que los salarios suban para que los trabajadores no pierdan poder adquisitivo», señalaba Amaya, trabajadora en el sector del transporte que acude al Primero de Mayo desde hace 25 años.
Otro colectivo con destacada participación en las movilizaciones es el de los pensionistas como Luci y Evelyn, dos mujeres ya jubiladas que echan en falta mayor presencia de jóvenes en las movilizaciones. «Me gustaría ver más. Las dos estamos jubiladas y ya no tenemos que preocuparnos», señalaron. ●