20 Minutos Sevilla

Rayden «Un adiós es el mejor ejercicio de presencia, no piensas en el futuro»

El artista alcalaíno deja la música, aunque antes publica su último disco, ‘La victoria imposible’, y hará una gira extensa hasta 2024

- DANIEL MATEO dmateo@20minutos.es / @d_mateo

A sus 37 años y en la cresta de la ola, Rayden ha tomado la decisión de dejar la música para siempre. Sin medias tintas. Sin dudas. El cantante se despide de una vida entre estudios de grabación y escenarios para refugiarse en la literatura. Ahí le podrán encontrar ahora sus fans.

He de confesarle que, preparando la entrevista, me ha invadido un continuo sentimient­o de melancolía. Sí. Es raro, porque es como ‘alegretris­te’. Ya es hora de que en España se viva el saudade (soledad, nostalgia y añoranza), y que no solo sea en Portugal (ríe). Creo que es bonito y que también le da valor a la tristeza. E incluso otra connotació­n, una que no sea mala, sino algo que se celebra. ¿Todo tiene su fin? Sí. Es triste pero, sobre todo, es muy bonito, porque lo tiene desde el punto de la honestidad. Todo lo que quería contar ya lo he hecho, y no me quería repetir. Con este disco ya lo he dicho todo. Ya he cantado victoria.

Se hace difícil hacerle una entrevista de trabajo a alguien con pasado, presente, pero sin futuro.

Es un síntoma de estos tiempos, en los que nadie está presente. Todo el rato es de dónde vengo y hacia dónde voy. Creo que esto es lo que soy, y ya está. Aquí os lo dejo y ojalá que esté vigente durante mucho tiempo. Creo que un adiós es el mejor ejercicio de presencia, porque no piensas en el futuro, solo en el ahora.

¿Cuántas veces le han dicho últimament­e que está loco?

Todo el mundo me lo dice. Incluso hay compañeros del gremio que necesitan entenderme para saber en qué punto están ellos. Nadie entiende. Es que nadie ha hecho esto en el mejor momento de su carrera. Quiero dejar claro que no estoy enfermo y sí muy sano (ríe).

Y que, como deja ver en el título del disco, no ha sido por sentirse derrotado.

No (ríe). Hay

gente que igual dice: ‘claro, como ya no llena...’. Y ves que luego la gira se agota. Yo creo que siempre que hay una voz crítica desde la insegurida­d es por intentar entender eso que la otra persona se ha atrevido a hacer y tú no. Yo entiendo que piensen cosas como: ‘Seguro que le va mal’ o ‘seguro que está enfermo’ o ‘vaya mierda de disco habrá sacado si deja la música’. No, al revés, siento que es el mejor de mi carrera. Si sintiese que lo pudiese mejorar, aunque sabría que lo quiero dejar, sacaría otro disco.

¿Esa ha sido, entonces, su victoria imposible?

Sí, haber sabido ganar en la música. Es curioso, porque el sinónimo de canción es victoria, así que la expresión cantar victoria es un pleonasmo, ya que siempre que hay una canción de por medio todo el mundo sale ganando. Pero nadie sabe ganar en la música, porque el que no tiene nada, quiere más; el que tiene más, lo quiere todo; y el que lo tiene todo, se quiere mantener. Nadie sabe soltar. Tu obra es tu obra, no eres tú. ¡Libérate de ella! No intentes reciclarte, ni modificar tu estilo ni colaborar con un artista que está de moda por quedarte con su público o compartir oyentes mensuales. Creo que en la música es muy difícil saber ganar.

Eso tiene mucho que ver con los egos, ¿no?

Sí. Incluso hay gente que hace otra cosa: anunciar una gira de despedida para vender entradas y luego vuelve. Lo asemejo a esos ancianos que todo el rato desean morirse y que su sueño húmedo sería hacerlo por un día y por una cámara ver cómo sería su entierro. A esa gente se le junta el narcisismo, y cuando metes narcisismo en la música, se convierte en otra cosa. ¿Es ahora cuando, extrañamen­te, se siente más libre?

Sí. Y ver a alguien libre a la sociedad le revienta, porque intentas entender las motivacion­es. Y cuando la motivación es que, por primera vez, quiero ser dueño de mi cómo, la gente se rasga las vestiduras.

En su decisión ¿qué ha tenido más porcentaje de importanci­a?

Sobre cien, yo creo que un 45% sería que ya he contado todo y que, lo que empezó siendo honesto, no quiero que acabe siendo deshonesto; un 5% salud mental; otro 5% mi hijo, porque no quiero volver a pasar veinte días o todos los fines de semana fuera, y menos con la edad que tiene, 7 añitos; un 20% el mundo de la novela, por la que siento vocación; y el resto sería el punto desde el que yo empecé en la música, que fue de una forma accidental y lo que encontré fue una forma de sentirme validado. Sentía que si yo creaba, nada podía salir mal. Ahora que lo he trabajado, puedo soltar. Antes sentía que sin música no era nada ni nadie y ahora siento que la música fue un accidente muy bonito, pero que no me define.

Sorprende que hable de la literatura como vocación, pero no de la música.

¡Es que yo empecé con mi grupo de amigos, por no ir a la feria de Alcalá! Creamos un grupo de rap, y eso me ha llevado a un camino de: ‘ya que estoy aquí, ya que estoy aquí...’. Y claro, como cada vez tenía más reconocimi­ento y salían las cosas mejor, pensaba que era un privilegia­do y que no podía ser tan desagradec­ido. Ha sido muy guay que cada vez haya podido hacer mejor música, pero nunca he sentido vocación. Con la novela ha sido la primera vez.

¿Qué le han dado las novelas que no ha conseguido la música?

Construir y deshacer conflictos, entenderme, crear... Yo puedo tener un momento de lucidez haciendo un estribillo para una canción, y que ese estribillo venda muchas entradas, ¿no? Pues eso en un libro es tenerlo en cada página. La novela me permite crear y arrancarme una serie de capas sobre mí que la música no hace.

En la música ha ido perdiendo por el camino el rap para abrazarse

al pop. ¿Por qué ?

Todo esto vino, antes de hacer mis primeras maquetas, porque escuché un remix de Amy Winehouse. Dije: ‘Yo quiero hacer esto’. Creo que lo he conseguido y que he generado un estilo de música que no hace nadie. Por eso siempre me he quedado como demasiado rapero para los poperos, demasiado popero para los raperos o demasiado comercial para lo indie o demasiado indie para lo comercial. Siempre me ha gustado construir mi propia isla entre dos aguas, hacerme un fuerte y, a partir de ahí, calar.

¿Qué es lo mejor y lo peor de la música?

Lo mejor es que hay público para todo. Ojalá que, si hay algún artista emergente leyendo la entrevista, recaiga en esta respuesta. Hay público para todo y para todos. Si cualquier persona se siente rara o no entendida con su propuesta,

«Nadie ha hecho esto en el mejor momento de su carrera, pero dejo claro que no estoy enfermo»

«En la música nadie sabe ganar. Ni soltar. Tu obra es tu obra, no eres tú. ¡Libérate de ella!»

«A la sociedad le revienta ver a alguien libre porque intentan entender las motivacion­es»

seguro que en un contexto adecuado a la gente le va a calar. Lo peor es que la música, a día de hoy, es un complement­o, como un bolso, como un collar... Algo que se da por hecho. Se ha generado una vorágine muy rara de sacar y sacar temas.

¿Cómo se imagina su último concierto? Me gustaría que fuera en Alcalá de Henares. Llenar la plaza Cervantes y decir adiós donde todo empezó. Sus fans le podrán encontrar en...

Las canciones, que ya son suyas, aunque la autoría lo cobre yo (ríe). Y en las novelas. Además, empezaré a componer para otros artistas y a trabajar como mánager. A lo mejor van a un concierto y, si miran a un lado del escenario, ven a un mánager orgulloso, que seré yo.

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