20 Minutos Valencia

Iñaki Gabilondo «Queremos mucho a España, pero al mismo tiempo la maltratamo­s»

El periodista se hace una difícil pregunta para Movistar+: ‘¿Qué diablos es España?’, un trabajo que supone su retirada de la televisión

- ISRA ÁLVAREZ ialvarez@20minutos.es / @ialvar

A sus 80 años, el periodista Iñaki Gabilondo piensa que es hora de retirarse de los medios. Lo hace con una producción especial llamada ¿Qué diablos es España? (ya disponible en Movistar Plus+), en la que recaba testimonio­s de personalid­ades españolas sobre el concepto que tienen de nuestro país.

¿Ha sacado alguna conclusión sobre lo que es España? No, pero me parece bastante buena la definición que me ha dado alguno de los invitados: que es un problema. El hecho de que se esté formulando tantas veces esta pregunta ya es una anomalía. Javier Marías decía que el hecho de que se ande preguntand­o qué es España es perder el tiempo, porque eso es teología. Y, sin embargo, se hace, estamos todo el santo día preguntánd­onos qué es España, cuál es el alma de España, la raíz de la patria, qué es la españolida­d...

¿Y cuál es su opinión? Yo no sé, pero creo que es un país magnífico que siempre va lastrado por sus propias dificultad­es para resolver los problemas. España tiene sin resolver asuntos importante­s que no puede superar porque solo se pueden afrontar con acuerdo. Y como no se acuerda, pues no se afrontan.

¿Por qué fue posible ese acuerdo para la Transición y la Constituci­ón y no lo es ahora, después de 40 años de democracia? Eso mismo me pregunto, porque yo vi aquello, cuando parecía imposible, y ahora no entiendo cómo no solo no se hace, sino que incluso se critica que se hiciera.

¿Pero cómo esperabais que saliéramos de un lío que nadie podía resolver solo? Pues entre todos. ¿Es porque había mejores políticos o porque había mejores ciudadanos? No creo que hubiera mejores políticos, pero no había políticos profesiona­les. La gente procedía de la sociedad, de las universida­des, de los despachos… Ahora hay mucho político que viene del interior de los partidos, avanzando hasta llegar arriba, atrapado en las intrigas del propio partido.

¿Se imagina un partido de la selección con los jugadores españoles cantando su propuesta de himno gastronómi­co? No, dios mío, no (risas). Fue una gansada, pero tenía un sentido: estaba yo diciendo que qué pocos elementos comunes somos capaces de cultivar y el chef José Andrés me dijo que la cocina española es una de las cosas que más acuerdo suscita y ahí hice en un momento el himno. Lo quería demostrar haciendo esa broma, pero espero que a nadie se le ocurra cantarlo por ahí. Aparte de la comida, ¿cuál podría ser un elemento que pudiera aunarnos como sociedad? Se me ocurre, por ejemplo, que si de repente todas las fuerzas políticas, sociales y económicas decidieran dar un puñetazo encima de la mesa y decretar que en los próximos cinco años van a acabar con la vergüenza de una juventud en paro y sin sitio donde vivir y acometer una transforma­ción radical, pues a lo mejor ahí encontrarí­amos de pronto una materia en la que todo el mundo podría aportar.

A veces sí nos unimos… Cuando hay un proyecto como hacer los Juegos Olímpicos o la Constituci­ón, vimos que se podía y que eran oportunida­des magníficas y que le dieron además a España gran renombre internacio­nal, asombraron mucho.

¿Está denostado en España el sentimient­o patriótico? Cada cual es hijo de su historia… Hace no muchos años hubo una guerra y medio país estuvo detrás de una bandera y medio país estuvo detrás de otra. Y esa misma bandera parece distinta según se mire. Hay que saber pasar las páginas de la historia y tratar de resolver los problemas que deja pendientes para poder seguir avanzando. ¿También en eso tenemos frentes abiertos? Es una vergüenza que esto de las fosas haya estado hasta ahora aparcado, se hubiera debido abordar hace un montón de años. Es un problema obvio, básico.

¿Cómo podemos estar peleándono­s por eso? No admite discusión. Pero esas cosas las toreamos y, para cuando aparecen, aparecen envenenada­s, crispadas, en el momento menos oportuno y en pleno lío electoral.

¿Nos falta marketing interno y externo en España? Si escuchas a un francés, se mete con un inglés, si escuchas a un inglés, se mete con un alemán, y si escuchas a un español, se mete con España, es una pequeña tradición. Somos masoquista­s, queremos muchísimo a nuestro país, lo exaltamos, pero al mismo tiempo lo maltratamo­s.

Se retira de la televisión, ¿tiene pensado dedicarse a ver obras? Hay una manía bastante general que consiste en pensar que si una persona no tiene trabajo ya se dedica a estar parado, pero se puede leer, oír música, viajar, estar con los amigos, ir al mar, ir al monte… Eso de aceptar de una manera tan subyugada el sometimien­to laboral como para pensar que cuando se acaba uno se queda suspendido en el espacio… (risas). No, hombre, no, tengo muchas cosas que hacer. ¿Le da vértigo, echará de menos el trabajo? No, no lo voy a echar de menos, para nada. Para empezar, porque tienes mucho tiempo para hacerte a la idea. No es que tengas 30 años y estés en plena actividad y una mañana te despiertes y tengas 80 y tengas que irte.

Se le tiene por hombre serio, ¿qué es lo más frívolo o qué es lo menos serio a lo que se dedica? Soy un hombre serio cuando hay que ser serio y cuando no hay que serlo, sé no serlo, participo en lo que haya que participar. En mi casa no tengo fama de muy serio, precisamen­te. Eso sí, he hecho trabajos serios que solo se pueden hacer con seriedad. Siempre se muestra muy preocupado por los jóvenes y su situación, ¿qué le hace tener esa

inquietud? Que es lo único que no me sé. El pasado me lo he visto, el presente, estoy viéndolo, pero yo quiero ver qué viene. Yo miro a la gente que tiene 20 o 30 años y me pica la curiosidad. ¿Qué planes tienen?, ¿qué harán?, ¿qué será de ellos? Me intriga y me emociona, me siento muy empático, me produce mucha solidarida­d.

¿Le pasaba a usted? Recuerdo mi juventud como un tiempo en el que tenía miedo al futuro, no sabía si iba a poder sacarme la vida adelante. Y cuando veo a los jóvenes pienso en qué querrán y si podrán lograrlo. ●

«Ahora hay mucho político que viene del propio interior de los partidos»

«No voy a echar de menos el trabajo, tienes mucho tiempo de hacerte a la idea»

«Hay cosas que toreamos y, cuando aparecen, lo hacen envenenada­s, crispadas»

«Hay que saber pasar las páginas de la historia y tratar de resolver los problemas»

«Recuerdo mi juventud como un tiempo en el que tenía miedo al futuro, a si podría salir adelante»

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