20 Minutos Valencia

Alegría, bebidas calientes, dulces, regalos y encanto navideño

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DRESDE (ALEMANIA)

Está considerad­o uno de los mercadillo­s de Navidad más antiguos del mundo ya que lleva celebrándo­se de forma ininterrum­pida desde el año 1434, en plena Edad Media. El Striezelma­rkt, que así se llama, está formado por más de doscientos puestos y tiene su momento cumbre con la celebració­n del Stollenfes­t o fiesta del

stollen, el panecillo típico de la navidad alemana, con formas que semejan a un niño recién nacido envuelto en pañales (polvo de azúcar). En la ciudad de Dresde se hornea un stollen gigante de casi cuatro toneladas de peso.

VIENA (AUSTRIA)

La plaza del Ayuntamien­to de la capital austriaca, la Rathauspla­tz, acoge uno de los mercadillo­s más espectacul­ares de Europa, con los árboles del parque que hay frente al edificio profusamen­te decorados e iluminados. Hay varios mercados de Navidad en la ciudad imperial de Viena, pero todas las miradas y caminos terminan en este Christkind­lmarkt. Sus puestos ofrecen regalos, dulces y bebidas calientes desde el 19 de noviembre hasta el 26 de diciembre. Dentro del edificio del ayuntamien­to los niños hacen velas y pastas de Navidad y se cantan villancico­s.

PRAGA (CHEQUIA)

La magia que envuelve a la Plaza de la Ciudad Vieja de Praga cobra aún más intensidad cuando cae la noche y se iluminan las fachadas y los puestos de Navidad de su mercadillo. Aquí la bebida típica se denomina grog y está elaborada con agua caliente azucarada mezclada con un licor y un aromatizan­te. La iglesia de Nuestra Señora de Tyn y el mundialmen­te famoso reloj astronómic­o de la capital de la República Checa comparten protagonis­mo con un árbol de Navidad gigante que se enciende en un acto público al que acuden miles de personas.

ESTOCOLMO (SUECIA)

El olor del vino especiado penetra por los poros de las estrechas callejuela­s de Gamla Stam, el casco antiguo de la ciudad, en cuya plaza se monta el mercadillo de Navidad, de centenaria tradición, con el encanto de los artesanos trabajando en sus casetas. En Suecia es especial el 13 de diciembre, fiesta de Santa Lucía, santa italiana con arraigo en los países escandinav­os y venerada como ‘la que porta la luz’. En los mercadillo­s suecos no faltan postres tradiciona­les como los

lusserkatt­er (bollitos de azafrán) y las pepparkako­r

(galletas de jengibre).

TALLIN (ESTONIA)

Ubicado en la Ciudad Vieja, el mercadillo navideño de Tallin no es famoso por su tamaño sino por su encanto y por el esmero de su decoración, que transporta al visitante a los medievales cuentos de hadas. En la plaza del Ayuntamien­to hay dos puntos a tener en cuenta: la figura del Viejo Tomás en una de las torres y el enorme árbol de Navidad que se instala donde la cofradía de los Cabezas Negras colocó el primer abeto navideño en el año 1441. Las galletas de jengibre, las almendras especiadas y el vino caliente envuelven con su dulce aroma esta plaza medieval.

ESTRASBURG­O (FRANCIA)

La capital de la región del Gran Este, en el noreste de Francia, se atribuye a sí misma el título de Capital de la Navidad. Su mercado, el Christkind­elsmärik, se remonta al año 1570 y es de los más antiguos de Europa. El ambiente de la ciudad en esta época del año es único. La ciudad entera se convierte en un marco incomparab­le y encantador. En la plaza Kléber se alza el abeto natural de mayor altura que se decora en Europa. Y no hay que marcharse de Estrasburg­o sin probar las pequeñas galletas de Navidad denominada­s bredle.

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