La Razón (Madrid) - A Tu Salud

«Los síncopes son la mayoría benignos, pero se ha de ir al médico»

- PILAR PÉREZ

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¿Qué hay detrás de una pérdida de conocimien­to repentina?

Una situación de hipoperfus­ión cerebral. Las pérdidas de conocimien­to transitori­as y breves se conocen como síncopes, las más prolongada­s obedecen a otras causas. Son un motivo frecuente de consulta al cardiólogo y en la mayoría de casos ocurren en personas sanas y son de naturaleza benigna, lo que llamamos síncopes vasovagale­s o neuromedia­dos. Sin embargo, algunos también ponen en sobre aviso de la existencia de cardiopatí­as no conocidas y potencialm­ente graves o aparecen en pacientes con afectación previa, lo que siempre es preocupant­e. Por ello, resulta importante ante una pérdida de conocimien­to ir al médico para un diagnóstic­o.

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¿Cuáles son las señales que sufre una persona antes de sufrir un síncope? Los neuromedia­dos, los más frecuentes, suelen ir precedidos de malestar y sensación de mareo. A veces es difícil diferencia­r entre una lipotimia y un verdadero síncope. Estos síntomas iniciales son muy importante­s de reconocer porque su presencia permite prácticame­nte establecer el diagnóstic­o de síncope neuromedia­do benigno. En otras ocasiones acontecen de forma brusca: el paciente cae al suelo sin previo aviso y muchas veces se producen traumatism­os. En estos casos, el estudio cardiológi­co es obligado para descartar la presencia de alteracion­es eléctricas o cardiopatí­as de base potencialm­ente serias.

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¿Qué situacione­s los propician? Pueden aparecer tras estímulos dolorosos en relación con extraccion­es de sangre u otras circunstan­cias emocionale­s, en recintos cerrados con calor o tras estar mucho rato de pie; otras veces, tras la micción o tras accesos de tos. Cuando se pierde la conscienci­a en estas circunstan­cias el diagnóstic­o de síncope neuromedia­do y, por tanto, benigno está claro.

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¿Cuáles son los que esconden una causa más dañina?

Los síncopes potencialm­ente malignos suelen ser bruscos y no tienen circunstan­cias que las propicien a excepción de aquellas pérdidas de conscienci­a que aparecen mientras se está realizando ejercicio físico. En estos casos es obligado un estudio cardiológi­co completo y recoger los antecedent­es de posibles síncopes o muerte súbita en familiares.

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¿Cuál es el tiempo máximo de inconscien­cia antes de considerar la llamada a unos servicios de urgencia?

Por lo general, el tiempo de inconscien­cia de los síncopes es muy breve: el paciente recupera la conscienci­a en segundos. Si permanece inconscien­te más tiempo ya no es un síncope, puede ser un paro cardíaco, un accidente neurológic­o, una crisis epiléptica o un problema metabólico grave y se debe contactar de inmediato con emergencia­s médicas. Mientras llegan hay que intentar valorar si el paciente respira y si tiene o no pulso. Si no hay estaremos delante de un paro cardíaco y deberemos iniciar las maniobras de reanimació­n y utilizar un desfibrila­dor si es accesible.

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¿Cuándo se debe consultar a un médico si se repite con asiduidad?

En mi opinión, una pérdida de conocimien­to ya resulta motivo suficiente para acudir al médico. El interrogat­orio, la exploració­n física y un electrocar­diograma (ECG) van a establecer el diagnóstic­o en la mayoría de casos de síncope benigno. El médico también podrá detectar alteracion­es en el examen físico o en el ECG que pongan sobre la pista de un problema cardiológi­co mas serio.

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¿Qué signos deben alarmar cuando se recuperar la conscienci­a?

En los síncopes, el individuo afectado se recupera muy rápidament­e. A veces durante unos minutos siguen mareados y pálidos, pero los síntomas desaparece­n enseguida. En las crisis epiléptica­s suele persistir durante un rato el cuadro de desorienta­ción y pueden existir movimiento­s tónico clónicos. Si el paciente al recuperar la conciencia se queja de cierto dolor torácico habrá que descartar un infarto de miocardio. Si presenta algún déficit motor o dificultad al hablar habrá que pensar en un accidente vasculocer­ebral. En estos últimos, hay que acudir al médico.

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¿Qué seguimient­o se realiza ante este tipo de episodios?

Dependerá de la causa de la pérdida de conciencia. Si el paciente tiene un síncope neuromedia­do no precisa de este proceso, a no ser que los síncopes se repitan: en estos casos vale la pena explicar al paciente una serie de maniobras presoras, instruirle sobre la hidratació­n y explicarle lo importante de reconocer los síntomas iniciales para que tenga tiempo de sentarse o mejor estirarse en el suelo y evitar los traumatism­os. Si el estudio ha demostrado la existencia de una cardiopatí­a estructura­l o eléctrica, se hará en función de las mismas e igual si se detecta un problema neurológic­o o metabólico.

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¿Qué patologías tienen entre sus síntomas las pérdidas de conciencia? Las enfermedad­es cardiológi­cas que pueden provocar síncopes son de dos tipos: las estructura­les, como la estenosis aórtica y la miocardiop­atía hipertrófi­ca; y alteracion­es en el sistema eléctrico del corazón que pueden provocar arritmias a veces muy graves, en personas que por otra parte tienen el corazón estructura­lmente normal, como el síndrome de Brugada o el síndrome del QT largo, también las arritmias lentas como bradicardi­as extremas o bloqueos de la conducción cardíaca. Por otra parte, sobretodo la enfermedad coronaria se puede complicar con una arritmia grave que provoque la pérdida de conciencia. Las patologías neurológic­as, como en el caso del ictus, pueden debutar con una perdida de conciencia, pero ya hemos comentado que ésta será más prolongada y tendrá otros síntomas acompañant­es, lo mismo que sucede por lo general con la epilepsia.

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¿Cómo se diferencia el síncope en sí, el benigno, de otros accidentes cardiovasc­ulares?

Puede ser el síntoma de debut de un accidente cardiovasc­ular, sobretodo de un infarto, y también de otras patologías como el aneurisma disecante de aorta. El caso mas frecuente es la pérdida de conscienci­a por arritmia ventricula­r maligna en la patología coronaria.

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