La Razón (Madrid) - A Tu Salud
El coste de las terapias de cáncer colorrectal es mayor en las primeras fases de tratamiento
El coste de los tratamientos del cáncer colorrectal metastásico (CCRm) por cada mes de vida ganado varía ampliamente entre las diferentes líneas de tratamiento disponibles. Esta es una de las conclusiones que se extraen de un estudio liderado por investigadores españoles y presentado en el 21º Congreso ESMO Mundial sobre Cáncer Gastrointestinal, que se celebró esta semana en Barcelona.
Como explica el autor principal del trabajo, José Mª Viéitez de Prado, jefe de la Sección de Tumores Digestivos del MD Anderson Cancer Center de Madrid, entre los años 90 y comienzos de los 2000 el desarrollo de opciones terapéuticas para este tumor fue «muy interesante», ya que habían transcurrido más de 50 años sin la aparición de nuevos fármacos para su abordaje. «El cambio en la expectativa de vida de los pacientes ha sido muy importante, pero también lo ha sido el incremento del precio de los medicamentos. Si bien el gasto farmacéutico asociado a esta enfermedad ha sido exponencial, actualmente se está restringiendo el gasto en medicamentos con un perfil de coste por mes de vida ganado más favorable», explica el especialista, subrayando que esta situación «probablemente esté relacionada» con la restricción de gasto que han aplicado las autoridades sanitarias. Los resultados muestran que el coste varía mucho –de 2.000 a 30.000 euros por mes de vida ganado– y los tratamientos en tercera línea tienen menor coste por mes de vida ganado que los que se emplean en primera o segunda línea. En concreto, el cálculo de coste por mes de vida ganado se realizó con el precio de venta de los laboratorios de los medicamentos en nuestro país.
Así, «en términos generales, el incremento de supervivencia en primera línea es más costoso que en tercera por la duración de los tratamientos», precisa Viéitez de Prado.
Al respecto, para poder contener el precio de los medicamentos, el facultativo sugiere que es necesaria la participación de tres actores: pacientes (sociedad), industria farmacéutica y pagadores (compañías de seguros, sanidad pública, etc.). La clave, según indica, sería que «los pagadores informen de cuál es el nivel de relevancia clínica por el que están dispuestos a sufragar y, que a su vez, los pacientes sean conscientes de las condiciones que han de darse para que un tratamiento sea reembolsable, véase, por ejemplo, al gasto por mes de vida ganado que se está dispuesto a pagar».