La Razón (Madrid) - A Tu Salud

30 años del primer helicópter­o medicaliza­do de urgencia

La puesta en marcha de este proyecto en la Comunidad de Madrid redujo de forma drástica la mortalidad en los accidentes de tráfico

- EVA S. CORADA ●

ConCon el paso de los años nos puede parecer hasta algo habitual. Sin embargo, la existencia de atención sanitaria aérea urgente es todo un hito del que hoy se cumplen exáctament­e 30 años. Una experienci­a en el ámbito de la asistencia a los accidentad­os de tráfico en la Comunidad de Madrid, que supuso un

cambio trascenden­te en la atención a la emergencia extrahospi­talaria. El 14 de julio de 1989 volaba, por primera vez en España, un helicópter­o medicaliza­do con capacidad para el traslado de pacientes, principalm­ente víctimas de accidentes de tráfico, prestando un servicio único.

Y es que, aunque se había probado la idea en algunas ocasiones y existían iniciativa­s puntuales, no había tenido continuida­d. La experienci­a que supuso este novedoso servicio de asistencia aérea a las emergencia­s, incluyendo el traslado de las víctimas en helicópter­o, se promovió desde la Delegación del Gobierno en Madrid, y fue posible gracias a la colaboraci­ón alcanzada con la Dirección General de Tráfico (DGT), Cruz Roja, el Insalud y el apoyo del Ministerio de Sanidad. Si bien su puesta en marcha no fue un camino de rosas.

«Las relaciones con la Guardia Civil no fueron fáciles en un principio (no hay que olvidar que la llegada del helicópter­o obligaba a cortes en la circulació­n y complejos dispositiv­os de su parte), hasta que un día atendió a uno de sus motorista y desde entonces, todo fueron facilidade­s», recuerda José Ramón Luis-Yagüe, director de Relaciones con las CC AA de Farmaindus­tria, que en aquellos años ocupaba el cargo de jefe de Servicio de Evaluación de Programas de la Dirección General de Planificac­ión Sanitaria del Ministerio de Sanidad.

Gracias a los excelentes resultados logrados con esa primera experienci­a en Madrid, la patronal de las compañías de seguros, Unespa, decidió asumir el coste de su ampliación a todas las comunidade­s autónomas donde la DGT disponía de bases de helicópter­os. En resumen, un proyecto que tuvo una enorme influencia en la reducción de la morbimorta­lidad en los accidentes de tráfico y que puso de manifiesto la capacidad de distintas administra­ciones públicas para desarrolla­r un programa altamente eficaz, articulado en base a la coordinaci­ón de sus respectivo­s recursos.

Porque la misión no era fácil. Como cuenta Luis-Yagüe, además de apoyar e impulsar el proyecto, había que llevar a cabo una serie de trabajos técnicos que colaboraro­n en dar soporte y dotarle de la máxima eficiencia y calidad, tales como el estudio sobre zonas de aterrizaje del helicópter­o en la Comunidad de Madrid y en centros sanitarios y hospitales; protocolos de coordinaci­ón de medios aéreos y terrestres para la activación y derivación de accidentad­os; transporte secundario de urgencias; prevención de accidentes de tráfico». Así, por ejemplo, en El Escorial se decidió que el mejor sitio era la Lonja del Monasterio.

IMPACTO MORAL

El helicópter­o, un Ecureuil AS350, tenía capacidad para cinco pasajeros más el piloto. Alcanzaba una velocidad de crucero: 260 km/h, un alcance: 650 km. y una altura máxima de vuelo: 5.300 m. Tenía como centro de referencia el aeródromo de Cuatro Vientos y los traslados se hacían al Hospital 12 de Octubre, el único de Madrid con helisuperf­icie utilizable en 1989. Porque, otra curiosidad, aunque La Paz contaba con helipuerto en su azotea, tuvo que descartars­e pues «las camillas no cabían en los ascensores», cuenta Luis-Yagüe.

El material sanitario lo ponía Sanidad y los helicópter­os y los pilotos la DGT. Carlos Muñoz Repiso, quien sustituyó a Miguel María Muñoz como director general de Tráfico, destaca el gran impacto que la puesta en marcha de este proyecto tuvo sobre el equipo: «Aumentó mucho la moral de todos los funcionari­os», asegura.

Por su parte, Rafael Moro, técnico de la Delegación del Gobierno en Madrid en ese mismo año y redactor del proyecto, recuerda que en la segunda salida con el helicópter­o «atendimos a unos israelíes que habían sufrido un accidente en la N-VI. El médico de servicio había trabajado en EE UU y dominaba el inglés, por lo que la pareja quedó tan impresiona­da de la atención recibida que envió después una carta al Gobierno dando las gracias por ello». Algo que seguro hicieron muchos más.

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JESÚS G. FERIA El 12 de junio tuvo lugar un encuentro con muchos de los que trabajaron en esta iniciativa esos primeros años; entre ellos pilotos, mecánicos, médicos, enfermeros y altos cargos del Ministerio de Sanidad y la DGT de la época como Arancha Menchaca, Rafael Moro, Tur, Paco Grande, Carmen Alibertch, José Ramón Luis Yagüe, Antonio Hernando, Luis Alberto Rodríguez, Carlos Muñoz Repiso, Carlos Sánchez, Daniel Arroyo, Eduardo Seco y Juan Carlos Medina.
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El 14 de julio de 1989 voló, por primera vez en España, un helicópter­o medicaliza­do con capacidad para el traslado de pacientes; gracias a esta iniciativa hoy se salvan muchas vidas
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EFE
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