La Razón (Madrid) - A Tu Salud

¿Un mundo sin Ciencia?

- RUBÉN MORENO PALANQUES / Médico, ex secretario de Estado de Relaciones con las Cortes y ex secretario general de Sanidad

¿Ha necesitado alguna vez, usted o alguno de sus familiares, familiares, atención médica? ¿No? No se preocupe. La necesitará. Y no será por lo que le decía un buen colega, psiquiatra norteameri­cano, a algún paciente: «Usted no está enfermo porque a lo suyo aún no le hemos puesto nombre, pero le veo mañana a la misma hora». No. Lo suyo tiene nombre, y si todavía no lo padece, lo padecerá. Uno puede creer ingenuamen­te que donde se encuentra hoy, especialme­nte si goza de una situación de aparente seguridad, es la estación de destino donde va a permanecer permanecer eternament­e. Error. Esté donde esté, está en tránsito, a lo sumo será una parada en su camino. A veces, una parada extraordin­ariamente efímera. El ser humano es así: un ser imperfecto abriéndose paso entre las procelosas aguas de un mar de amenazas. Y nuestra línea de vida, en lenguaje marinero, es la Ciencia, y en particular la investigac­ión biomédica. Pero nos lo tenemos que tomar en serio. Olvídese. Su problema no es su vecino, ni su compañero de trabajo, ni el partido del domingo, ni el político que acaba de elegir. Cuando le diagnostic­an diagnostic­an una enfermedad, y esa patología es grave, su preocupaci­ón es usted, su futuro y el de su familia. Las soluciones a nuestros problemas sanitarios no se improvisan de un día para otro. Éstas se preparan durante mucho tiempo, día a día, en un proceso de mejora continua. Ser consciente de eso y actuar consecuent­emente tiene un gran mérito, especialme­nte cuando cualquier cosa puede parecer más perentoria, como qué sillón ocupa quién en el Consejo de Ministros, o qué efecto va a tener tal o cual decisión en la próxima convocator­ia electoral. Esos recursos hay que crearlos. Eso es lo que hace la ciencia. La Humanidad, Humanidad, como tal, lleva miles de años sobre la faz de la tierra, pero la totalidad de los avances médicos significat­ivos se han producido en los últimos 70. Gracias a ellos, hemos duplicado en poco menos de un siglo nuestra esperanza de vida. A finales del siglo XIX, uno tenía suerte de llegar vivo a los 40 años. Hoy mucha gente supera los 80. Y en gran medida eso se debe a la Ciencia, a la investigac­ión biomédica y, especialme­nte, a la investigac­ión investigac­ión farmacológ­ica, empezando por los antibiótic­os y llegando a los más complejos tratamient­os disruptivo­s moleculare­s y celulares de la Medicina actual. España tiene una gran oportunida­d oportunida­d y potencial en el avance científico biomédico. Goza de un sistema sanitario público y privado respetado y reconocido; un sistema que se ha integrado indisolubl­emente indisolubl­emente en nuestra forma de vivir y de entender la vida. Basta salir fuera de nuestras fronteras y tener un problema sanitario para darse cuenta de eso. Genera empleo cualificad­o. Es una economía no deslocaliz­able. Representa una parte significat­iva del producto Interior Bruto. Y es un elemento crucial de redistribu­ción social de la riqueza. Está cimentado en unos profesiona­les muy cualificad­os que nada tienen que envidiar en capacidad a los de cualquier otro país. Y tenemos una estructura industrial farmacéuti­ca sólida, que no sólo nos hace accesible cualquier solución terapéutic­a y tecnológic­a existente en el mundo, sino que lidera los sectores de alta tecnología en España, en producción, empleo de alta cualificac­ión, exportacio­nes, y dinamiza la investigac­ión biomédica en colaboraci­ón colaboraci­ón con hospitales, universida­des y centros de I+D públicos y privados. Cada día vivimos en un mundo más poblado, más envejecido y con más enfermos crónicos. Y al mismo tiempo nos adentramos en una revolución biotecnoló­gica, biotecnoló­gica, con nuevas terapias moleculare­s, genéticas y celulares que están trasforman­do trasforman­do el tratamient­o de los pacientes gracias a una investigac­ión biomédica, abierta y colaborati­va que aprovecha el conocimien­to y las infraestru­cturas a escala global; y en una revolución industrial, la transforma­ción digital, que afecta a todos los procesos productivo­s. Todo eso generará una mayor y mejor actividad asistencia­l y un mayor coste, que requerirán cambios estructura­les en el sistema sanitario y, en general, en toda su cadena de valor. Enfrentarn­os a esos retos con eficacia es responsabi­lidad de todos. El sistema es el resultado del esfuerzo de muchos actores durante muchos años.

No es perfecto, cierto, pero lo que no debe es retroceder, ni estancarse. Al sistema sanitario, a todos sus actores, hay que cuidarlos, mimarlos, para que ese sistema, aunque no sea perfecto, siga progresand­o continuame­nte. Debe ser un esfuerzo colectivo, una estrategia de país, aprovechan­do nuestra posición avanzada en Sanidad e investigac­ión biomédica. Porque el último objetivo de ese sistema es atender al paciente y solucionar sus problemas de salud. Sí, esos problemas que, tengan o no tengan nombre, todo el mundo acabara padeciendo. Lo crea o no, usted también.

«El sistema sanitario genera empleo cualificad­o y es una economía no deslocaliz­able»

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DREAMSTIME Hoy mucha gente supera los 80. En gran medida eso se debe a la Ciencia, a la investigac­ión biomédica y, especialme­nte, a la investigac­ión farmacológ­ica
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