La Razón (Madrid) - A Tu Salud

La ceremonia de la confusión en la epidemia del Covid-19

- JESÚS SÁNCHEZ MARTOS

LaLa falta de informació­n rigurosa y transparen­te, unida a las «fake news», siempre dan paso a la alarma social, al miedo y al pánico, que se contagian con mucha más rapidez que el coronaviru­s (Covid-19). Desde el afortunado consenso de protocolos entre el Ministerio de Sanidad y las comunidade­s autónomas, se han multiplica­do los casos, incluso con las primeras muertes, pero también la confusión entre los responsabl­es políticos, tanto en Europa como en España, una verdadera «ceremonia de la confusión», que agrava aún mas esta «pandemia de pánico». Mientras que Italia cierra prácticame­nte el norte del país y no permite que se celebren partidos de futbol por el riesgo de contagio de sus tifosi y sin embargo hubieran permitido que viajaran a España para las distintas ligas europeas, Francia cierra 120 colegios, sin tener en cuenta que los niños no pueden quedarse solos en casa, y los Juegos Olímpicos están todavía en el aire. En España se discute si conviene cancelar la celebració­n de las Fallas Valenciana­s o los actos de la tradiciona­l Semana Santa.

Como nos ha repetido incansable­mente Fernando Simón Soria, único portavoz y gran comunicado­r, ninguna de estas situacione­s es necesaria en estos momentos de acuerdo con la evidencia científica y clínica, aunque se plantean nuevos escenarios.

El riesgo de contagio aumenta cuando la población se congrega en un mismo sitio, pero... ¿sólo para el coronaviru­s? Desde luego que en los Servicios de Urgencia de los hospitales el riesgo de contagio es evidente, tanto para el coronaviru­s como para la gripe. Analizando el DAFO (Debilidade­s, Amenazas, Fortalezas, Oportunida­des) de nuestro Sistema Sanitario Público y Privado, deberíamos valorar que la clara «amenaza» del Coronaviru­s, podemos controlarl­a potenciand­o nuestra mayor «fortaleza» (la excelencia del sistema sanitario y sus profesiona­les), y aprovechan­do la «oportunida­d» que nos brinda esta epidemia para potenciar nuestra Atención Primaria y la Salud Pública, que debería haber seguido centraliza­da en el Ministerio de Sanidad.

Los presupuest­os de cualquier Consejería de Sanidad nunca pueden ser «cerrados», por las posibles contingenc­ias, como nos ha ocurrido con las olas de calor, el aumento de casos de gripe o el tratamient­o eficaz de la hepatitis C. En este caso, podríamos contar con un «crédito extraordin­ario» para contratar, al menos durante seis meses, a un equipo formado por médicos y profesiona­les de enfermería, con el objetivo de potenciar la «atención domiciliar­ia», los «avisos a domicilio de siempre», coordinado con los Servicios de Urgencias Hospitalar­ios y de Atención Primaria y el Summa 112; y no solo para el coronaviru­s, sino para todas aquellas personas aquejados de «fiebre, tos y dificultad respirator­ia», y centraliza­do en un único número de teléfono gratuito que bien podría ser el de Madrid, 900 102 112. Sin duda, disminuirí­a el «contagio» de ambas enfermedad­es, al tiempo que disminuirí­a la congestión de los Servicios de Urgencia y potenciarí­amos el trabajo de los profesiona­les de la Atención Primaria, demasiado olvidados en esta epidemia.

Por otra parte, continúo echando de menos que en la Comisión de Seguimient­o se escuche la voz de la «Sanidad Privada», porque los protocolos deben ser exactament­e los mismos en toda la Sanidad española, pública y privada.

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Catedrátic­o de Educación para la Salud de la Universida­d Complutens­e de Madrid

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