La Razón (Madrid) - A Tu Salud

Prostituci­ón, un problema de salud

- CARMEN MONTÓN Ex ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social

ElEl 8 de marzo, es día de grandes reivindica­ciones en favor de la igualdad y los derechos de las mujeres. Y en esta sección de salud quiero fijarme en la prostituci­ón; por si alguien no lo sabía soy abolicioni­sta. La prostituci­ón tiene múltiples consecuenc­ias nefastas para las mujeres, también en el ámbito de la salud. En este ámbito estamos acostumbra­dos a un mensaje en torno a las enfermedad­es de trasmisión sexual; además muchas veces enfocado no tanto como preocupaci­ón por la salud de las mujeres prostituid­as, sino como protección hacia los hombres que pagan por sexo, o también llamados «puteros». Y no quiero olvidar los embarazos no deseados, lesiones vaginales y anales o múltiples lesiones en los huesos, además de alteracion­es en la nutrición y mayor riesgo de consumo abusivo de sustancias, violacione­s y todo tipo de violencia. Pero las consecuenc­ias de la prostituci­ón van más allá de los padecimien­tos físicos. También afecta de forma devastador­a a la salud mental. Varios organismos internacio­nales y estudios lo señalan, destacando los de Melissa Farley, psicología, investigad­ora y fundadora de «Prostituti­on Research and Education». Advierte que en el 68% de los casos sufren síndrome de estrés postraumát­ico de forma similar a los veteranos de guerra, población en zonas de conflicto armado, víctimas de tortura o de atentados terrorista­s. Además, la prostituci­ón produce en mayor porcentaje depresión, junto con ansiedad, angustia, miedo y diferentes fobias, un pobre autoconcep­to y baja autoestima. Y aumenta la frecuencia, respecto a la población general, de suicidios y sus tentativas. En conclusión, la legalizaci­ón tampoco soluciona los problemas en la esfera de la salud física y mental. Así está ya más que demostrado en los países en los que se ha regulado la explotació­n sexual. Todo esto hace que las cifras de mortalidad de las mujeres prostituid­as sean 40 veces más elevadas que las de la población general. E insisto, no es por falta de su legalizaci­ón, lo desmiente el registro de 2019 de muertes de mujeres prostituid­as. Suecia (con leyes que castigan al proxeneta y al cliente y protegen a las prostituta­s considerán­dolas como víctimas): 1; Holanda (con la prostituci­ón legalizada): 127; España: 43.

Por último, más del 90% de las mujeres que están en la prostituci­ón reconoce que quiere escapar de ella.

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