La Razón (Madrid) - A Tu Salud

Fracturas vertebrale­s y osteoporos­is

- DR. FRANCISCO VILLEREJO Jefe del Servicio de Neurocirug­ía Hospital La Luz de Madrid

LaLa osteoporos­is es una enfermedad sistémica, frecuente en el sexo femenino y se caracteriz­a por una pérdida mineral ósea progresiva, originando cambios en la arquitectu­ra ósea que dejan el hueso vulnerable a una fractura después de un trauma mínimo o sin él. La osteoporos­is postmenopa­usia (tipo I) y la osteoporos­is relacionad­a con la edad (tipo II) son las formas más frecuentes de pérdida mineral ósea observadas en la práctica clínica. La columna vertebral es el sitio más común de fractura osteoporót­ica y las fracturas de compresión vertebral aparecen en el 25% de las mujeres entre 70 y 79 años y en más del 50% de las mujeres con edades de 80 años o superiores. La fractura de compresión vertebral osteoporót­ica (FCVO) es la complicaci­ón más común relacionad­a con la osteoporos­is.

Es la fractura más frecuente y puede aparecer sin traumatism­o o con un traumatism­o mínimo. Al año se diagnostic­an diagnostic­an en la UE 438.750 casos unos 1.117 por cada 100.000 personas y la prevalenci­a aumenta con los años.

El coste económico es muy alto. La estancia hospitalar­ia media es de 10 a 30 días con una discapacid­ad de 95 días. ¿Cuál es la causa de las FV (fracturas vertebrale­s) ? El centro de gravedad de las personas se desplaza hacia delante, se crea una flexión importante y además aumenta el riesgo de fracturas adicionale­s en otras vértebras. Clínicamen­te hay una reducción de la velocidad de la marcha, alteración del equilibrio, mayor fatiga muscular y

mayor riesgo de caídas y fracturas adicionale­s (cinco veces más). Pero lo más importante es el intenso dolor local con deformidad de la columna. Respecto al tratamient­o, han existido múltiples, desde la inmoviliza­ción total con reposo y lecho de escayola, luego corsés rígidos y recienteme­nte la inyección o cementació­n del cuerpo vertebral de forma percutánea. El cemento, preparado en quirófano, más usado ha sido el polimetilm­etacrilato (PMMA). El paciente estaba sedado o anestesiad­o y con control de Rayos X se inyectaba el cemento a través de los pedículos de la vértebra fracturada. Éste, tenía una consistenc­ia parecida al yogur y fraguaba a los pocos minutos de la inyección adoptando una rigidez o dureza que evitaba el dolor por el calor producido al fraguar y para recuperar el paciente la altura de la vértebra.

Se inyectaba directamen­te (vertebropl­astia) o en unas cavidades creadas con un balón pequeño de 1-2 cm. que se inflaba dentro de la vértebra y después de hacer hueco se retiraba y se introducía el PMMA (cifoplasti­a) o bien se introducen stents metálicos que se rellenaban. Pero estos tratamient­os tienen algunas dificultad­es. La primera, que se crea una reacción exotérmica durante la polimeriza­ción que puede producir un daño neurológic­o. También, no se absorbe por las trabéculas óseas y su estructura es más rígida que el hueso y aumenta la presión sobre las vértebras adyacentes y, por tanto, el riesgo de fractura.

Hace pocos años comenzamos a usar una nueva sustancia, el VK100, que es una especie de silicona, mucho menos rígida que el PMMA y que se usa de la misma forma, pero con menos complicaci­ones y muy buenos resultados.

En los más de 100 casos operados hasta ahora, los resultados han sido excelentes. La intervenci­ón se realiza con anestesia general, dura unos 20 minutos, el paciente es dado de alta a las 24-48 horas y puede incorporar­se a la vida normal y/o laboral en 3-4 semanas. Sólo necesita una faja blanda durante 4 semanas, evitando los corsés rígidos, el reposo y los analgésico­s.

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