La Razón (Madrid) - A Tu Salud
Hipertensión arterial
LaLa hipertensión o presión arterial alta afecta aproximadamente a 75 millones de adultos (de edad ≥20 años) de los Estados Unidos. En todo el mundo, se estima que causa 7,5 millones de muertes, lo que representa el 12,8% del total de muertes. Es un factor de riesgo importante para los accidentes cerebrovasculares, el infarto de miocardio, las enfermedades vasculares y las enfermedades renales crónicas. Es la «asesina silenciosa», puesto que no duele y puede la persona padecerla durante años sin síntomas. La mayoría de los expertos recomienda la modificación del estilo de vida como primer paso para controlar la hipertensión. Hasta el 60% de todos los individuos con hipertensión tiene más del 20% de sobrepeso. La distribución de la grasa, sobre todo la abdominal, se asocia con la resistencia a la insulina y la hipertensión. Incluso una modesta pérdida de peso (5%) puede conducir a una reducción de la presión arterial y a una mejor sensibilidad a la insulina. La reducción de peso por sí sola puede
«Incluso una modesta pérdida de peso puede conducir a una mejor sensibilidad a la insulina»
disminuir la presión arterial en 5-20 mm Hg en algunos pacientes. Aunque la eficacia y la necesidad de restricción de sodio (la sal) es cada vez más un tema de debate, numerosos estudios han documentado una asociación entre la ingesta de cloruro de sodio y la presión arterial. El efecto del sodio es particularmente importante en individuos de mediana edad y ancianos con antecedentes familiares de hipertensión. Una reducción moderada en la ingesta puede llevar a una pequeña reducción de la presión arterial. Los expertos de Medscape recomiendan que el consumo medio diario no supere los 6 g con lo que se puede reducir la presión arterial en 2-8 mm Hg. Una alimentación rica en frutas, verduras y productos lácteos bajos en grasa puede reducir la presión arterial en 8-14 mm Hg. El consumo de potasio, calcio y magnesio en la dieta tiene una asociación inversa con la presión arterial. Un menor consumo de estos elementos potencia el efecto del sodio sobre la presión arterial.