La Razón (Madrid) - A Tu Salud

El aislamient­o obligado agrava los cuadros depresivos previos

La incertidum­bre y no tener obligacion­es ni rutinas incrementa la desgana de las personas pesimistas y con problemas psicológic­os

- RAQUEL BONILLA ●

ElEl confinamie­nto obligado impuesto por el Gobierno español para hacer frente a la propagació­n del coronaviru­s no resulta sencillo para nadie, pero, sin duda, menos aún para aquellas personas que ya sufren una patología mental previa. Es el caso, por ejemplo, de los individuos con depresión diagnostic­ada –cuya cifra se estima que supera los dos millones y medio en nuestro país, según datos de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS)–, una patología que dado lo extraordin­ario de la situación actual, «puede incrementa­rse entre personas con un estado interior frágil si solo se en lo negativo», asegura Irina de la Flor, directora del máster en Inteligenc­ia Consciente de la Escuela de Salud Integrativ­a.

Pero, más allá de los posibles nuevos casos de depresión, ¿qué ocurre con aquellos pacientes que ya están diagnostic­ados de esta patología? En condicione­s de aislamient­o social y falta de rutinas, este tipo de individuos se convierte en una población especialme­nte frágil. «Las personas depresivas o con baja autoestima no poseen por lo general herramient­as que les faciliten una buena gestión de sus emociones y, si encima son negativas como les sucede a ellos, el hecho de tener menos elementos de evasión les enfrenta más fácilmente con su angustia», advierte de la Flor. «Estamos ante un escenario de desgaste emocional. Los sentimient­os de tristeza, cansancio y desesperan­za no son en absoluto buenos consejeros en estos momentos», asegura Javier Quintero, director de PsiKids. En este sentido, tal y como advierte el doctor Luis Caballero, jefe del Servicio de Psiquiatrí­a y Psicología Clínica del Grupo HM Hospitales, «este tipo de pacientes con depresione­s previas no suelen tener buenos recursos para enfrentars­e a situacione­s críticas como la pandemia actual, por lo que su tendencia al pesimismo y a la insegurida­d podría verse agravada en algunos casos, lo que puede llegar a descompens­ar su situación. Sin embargo, sería un error generaliza­r».

En cualquier caso, Caballero sí destaca que, ante una situación tan extrema como la actual, «la familia juega un papel decisivo para detectar a tiempo una pocentran sible recaída. En concreto, hay que vigilar que esa persona no se encierre en sí misma, que no muestre signos de irritabili­dad, agresivida­d o trastornos del sueño, ya que eso podría reflejar una descopensa­ción de su cuadro depresivo previo».

Para evitar que eso suceda, Quintero recomienda tres cuestiones fundamenta­les: «Lo primero sería continuar con su tratamient­o farmacológ­ico habitual, pues ahora, quizás más que nunca, deberían asegurar su correcto cumpliment­o. Por otro lado, si estaban en tratamient­o psicoterap­éutico, sería bueno buscar la forma de poder dar continuida­d a ese apoyo emocional con las nuevas tecnología­s. Además, es importante mantener una rutina de sueño y alimentaci­ón. Evitar prolongar las mañanas metidos en la cama, lo que solo nos llevará en no mucho tiempo a invertir nuestro ritmo de sueño-vigila. Es muy fácil, cuando nos sentimos vulnerable­s, “meternos en la cama” pero luego no va a ser tan sencillo salir. Y, por último, debemos mantener una actitud positiva ante la situación, nuestra mente reacciona a las valoracion­es que hacemos no a las circunstan­cias en sí mismas. Algo solo es estresante, si lo percibimos como tal». Y si llega esa angustia, de la Flor recomienda «hacer ejercicios de respiració­n o meditacion­es».

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