Frutos rojos y pescado azul frente a la apatía emocional

La «dieta de la felicidad», rica en triptófano, aumenta el nivel de serotonina y reduce el riesgo de ansiedad durante el confinamiento

DespuésDespués de cuatro semanas de confinamiento, sin apenas salir de casa, las fuerzas físicas y psicológicas comienzan a flaquear. Resulta inevitable que el cansancio, el estrés y las preocupaciones se agolpen en la cabeza, lo que eleva el riesgo de decaimiento emocional. Y eso se traduce, en muchos casos, en una cesta de la compra de peor calidad. De hecho, desde los primeros días de reclusión, los españoles han pasado de comprar productos esenciales como legumbres, pasta o arroz a decantarse ahora por el consumo de cervezas, snacks o chocolates. «Ahora estamos nerviosos, con ansiedad y esas son emociones negativas que se compensan con la ingesta de alimentos más calóricos, envasados y ultraprocesados, como galletas, refrescos, etc. Pero esta costumbre se convierte en un círculo vicioso que resulta peligroso para la salud, pues cuanto peor comemos, más riesgo de ansiedad tenemos», advierte María Achón y Tuñón, directora del Grado en Nutrición Humana y Dietética de la Universidad CEU San Pablo de Madrid.

La vinculación entre la alimentación y el estado de ánimo no es nueva. «No hay duda de que resulta muy importante seguir una dieta saludable para nuestra salud en general, pero lo que comemos también repercute directamente en nuestro estado de ánimo.

Podemos sentirnos más positivos para afrontar el día si en la dieta incluimos ciertos alimentos que suben los niveles de serotonina y endorfinas, conocidas como las hormonas de la felicidad», explica Ildefonso Muñoz, especialista en Psicología clínica del Hospital Quirónsalud Campo de Gibraltar, en el portal «Tu canal de salud», quien recuerda que «existen alimentos que son beneficiosos para la salud que, además, mejoran nuestra energía y nos hacen más

Los alimentos ultraprocesados, ricos en sal, azúcar y grasas trans, se asocian a problemas de decaimiento

fuertes y positivos psicológicamente». La explicación a este efecto es química, ya que, tal y como detalla Muñoz, «esto sucede debido a que el sistema nervioso utiliza, para comunicarse entre sí, unas sustancias químicas llamadas neurotransmisores, que se crean y sintetizan a través de lo que comemos. Entre estos neurotransmisores se encuentra la serotonina, que repercute de forma directa en el ánimo. Por eso, es importante elegir los alimentos correctamente».

Pero, ¿cuál es el menú que hay que poner en práctica si el ánimo flojea? La experta Achón lo tiene claro: «La dieta mediterránea es una excelente opción, porque incluye frutas, verduras y hortalizas a diario, así como cereales integrales y legumbres, que aportan mucha fibra y aumentan la sensación de saciedad». Y en esta misma línea se posiciona Ramón de Cangas, doctor en Biología Funcional y Molecular y miembro del Comité Asesor Científico del Consejo General de Colegios

Oficiales de Dietistas-Nutricionistas, quien confirma que «si seguimos una alimentación equilibrada y saludable garantizamos todos los nutrientes necesarios para nuestro organismo».

Pero para añadir una dosis extra de ánimo, de Cangas recomienda consumir «algunas infusiones o alimentos ricos en metilxantinas como el café, el té o el cacao, ya que pueden influir positivamente en nuestras sensaciones dándonos un plus de ánimo». Muñoz recomienda tomar «alimentos altos en triptófano, que es una sustancia que facilita el aumento de serotonina. Es el caso, por ejemplo, de los huevos, los lácteos, las semillas de girasol y el pescado azul, como el salmón o el bonito, así como el chocolate negro y frutas rojos como arándanos, moras y fresas».

Pero tan importante como saber qué hay que incluir en el menú de la felicidad, también resulta importante conocer lo que debemos evitar: «Los alimentos ultraprocesados cargados de azúcares libres y grasas transgénicas que pueden provocar posteriores hipoglucemias de rebote», detalla de Cangas, pues «su consumo se asocia a problemas de depresión en los que la hormona de la serotonina es insuficiente», asegura Muñoz.