La Razón (Madrid) - A Tu Salud
de distrés respiratorio y más necesidad de ingreso en UCI y uso de ventilación mecánica. Por cada unidad que aumente el índice de masa corporal, se incrementa un 12% la probabilidad de desarrollo de una enfermedad severa por Covid-19», especifica Carretero. Y así lo corrobora Luisa Bordejé, coordinadora del Grupo de Trabajo de Metabolismo y Nutrición de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc), quien recuerda que «este tipo de pacientes presenta formas más graves de enfermedad y peores resultados clínicos, por lo que queda claro que la obesidad es un factor de riesgo determinante frente al nuevo coronavirus».
Pero, ¿cuál es la explicación para esa gran influencia? Según los expertos, aquí juega un papel muy importante el hecho de que la obesidad lleva asociada «una inflamación crónica originada por el exceso de tejido adiposo, lo que produce una disfunción metabólica que puede conducir a dislipidemia, resistencia a la insulina, diabetes mellitus tipo 2, hipertensión y enfermedad cardiovascular», explica José María Ordovás, director del laboratorio de Nutrición y Genómica del Centro Jean Mayer de la Universidad de Tufts, en Boston (EE UU).
Los últimos estudios confirman la afinidad del Covid-19 por la enzima convertidora de la angiotensina 2 (ECA2). «El ECA 2 se expresa fundamentalmente en el tejido pulmonar y también en el tejido adiposo o graso. Así, el Covid-19 podría depositarse en este tejido retardando su eliminación. Además, al tratarse en su mayoría de pacientes hipertensos, reciben fármacos que inhiben la ECA2 o bloquean sus receptores, por lo cual va a aumentar su expresión con incremento de la susceptibilidad susceptibilidad a la entrada y propagación del virus por las células, desencadenando una afectación más grave», detalla Bordejé. A eso se suma que «un cierto grado de inflamación crónica va asociada a una alteración en la secreción de las citoquinas, que son los agentes responsables de la comunicación intercelular y que se han demostrado determinantes en esta pandemia. En concreto, las personas con obesidad tienen menos secreción de las citoquinas que protegen de la inflamación y, por el contrario, cuentan con un aumento de aquellas proinflamatorias como interleucina-6, que se ha visto que empeora el pronóstico en afectados por coronavirus», explica Carretero. Y no hay que olvidar que «la obesidad, por sí misma, es un proceso de inflamación crónica. Su cronicidad incide negativamente en la funcionalidad del sistema inmunitario y cuanto más se prolonga en el tiempo, más perjudicial resulta», recuerda Marcos.
Ante esta retahíla de argumentos que ponen sobre la mesa la peligrosa fusión que supone el contagio por SARS-CoV-2 aderezado con obesidad, resulta muy llamativo que, según el informe publicado por Seedo, la mitad de la población encuestada desconocía que los kilos de más empeoran el pronóstico en caso de Covid-19 y que en este grupo de población es precisamente en el que se ha registrado un mayor aumento de peso durante el confinamiento. Por todo ello, ya sean un par de kilos o muchos más, «si hemos incrementado de peso hay que intentar reducirlos lo antes posible, porque dos o tres kilos menos tienen una repercusión muy favorable en la salud y entre cinco y ocho pueden resultar determinantes en el devenir de la enfermedad provocada por el SARS-CoV-2», advierte Lecube.
El 21% de los enfermos por Covid19 en España es obeso, según el primer registro de pacientes
La grasa corporal es un caldo de cultivo para cualquier patógeno, también para el SARS-CoV-2