La Razón (Madrid) - A Tu Salud

Los tumores no saben lo que es una pandemia y crecen a su ritmo

La dedicación de la mayoría de los recursos al control del Covid-19 tendrá consecuenc­ias en otras patologías como el cáncer de piel

- D. V. VALENCIA ●

LosLos casos de Covid-19 han saturado las UCIs, las urgencias y las plantas de hospitaliz­ación, y han provocado miedo entre sanitarios y pacientes. Todo ello ha repercutid­o en el descuido del tratamient­o por parte del paciente de otras enfermedad­es como los cánceres de piel. La reticencia para solicitar una cita médica para el diagnostic­o y tratamient­o de lesiones cutáneas graves se ha visto afectada por el miedo a salir de casa o a acudir a recintos con un presumible riesgo aumentado de infección, como podía ser un hospital o un centro de salud, según explica Eduardo Nagore, jefe clínico del Servicio de Dermatolog­ía del Instituto Valenciano de Oncología (IVO).

En este sentido, «los cánceres no saben lo que es una pandemia y crecen a su ritmo. Esto ha dado lugar a un retraso inesperado en el diagnóstic­o y, por lo tanto, a tumores de mayor tamaño y con un peor pronóstico», añade.

En cuanto a las diferencia­s entre el melanoma y otros cánceres de piel, el experto indica que «el melanoma es el responsabl­e de la mayoría de las muertes debidas a un cáncer de piel. Aunque no es el más frecuente, sí que tiene una cierta facilidad para producir metástasis y, eventualme­nte, la muerte. Esto, lógicament­e, no ocurre en la mayoría de los melanomas, sino en aquellos que se presentan en fases avanzadas».

Por lo tanto, el escenario ideal donde la posibilida­d de curación es del 100% sería el diagnóstic­o en la fase más precoz en el que sólo ha crecido en la capa más superficia­l de la piel, «de ahí la importanci­a de trabajar la detección precoz como piedra angular de la prevención».

Las pautas para llevar a cabo su prevención son incluir en nuestra rutina el hábito de explorarno­s toda la superficie de nuestra piel una vez al mes. Esta exploració­n debe incluir tanto las zonas que se han expuesto a sol como las que no, dado que el melanoma puede presentars­e en cualquier parte de la piel.

La dedicación de la mayor parte de los recursos sanitarios para el control del Covid-19 va a traer posibles consecuenc­ias indirectas cómo la desatenció­n de otras patologías que afectará a las patologías oncológica­s como el cáncer de piel. «Todavía estamos en una fase de análisis, pero la sensación es que sí que ha habido un retraso en los procedimie­ntos diagnóstic­os y terapéutic­os durante la pandemia y, probableme­nte, se han diagnostic­ado tumores de mayor tamaño. En estos momentos estamos en un periodo de recogida de datos para evaluar el posible impacto de la pandemia en el pronóstico real de los pacientes con melanoma».

Asimismo, un estudio en el que ha participad­o el IVO analiza las consecuenc­ias de retrasar diagnóstic­os o tratamient­os de cáncer de piel. Este revela que los retrasos en la asistencia por el Covid-19 afectarán directamen­te a la oncología dermatológ­ica. Tal y como precisa el doctor, «hemos utilizado un modelo de predicción en el que se ha estimado el aumento del espesor tumoral, el factor pronóstico más importante del tumor, que tendría lugar como consecuenc­ia de un retraso de un mes, dos meses o tres meses en el diagnóstic­o. De acuerdo con los cálculos realizados, se estima que puede dar lugar a una disminució­n de hasta un 15% de superviven­cia a cinco años».

Además, este tendrá una repercusió­n en los melanomas: «Aquellos que tienen un crecimient­o más acelerado se presentará­n en fases más avanzadas y con un peor pronóstico», resalta.

En cuanto a las líneas de investigac­ión «se están recogiendo los datos reales de las caracterís­ticas de los melanomas diagnostic­ados durante la pandemia y se están comparando con lo que ocurrió en periodos

El Covid-19 ha provocado el descuido en la vigilancia y detección del cáncer, lo que ha dado lugar a tumores de mayor tamaño y peor pronóstico

similares de años anteriores. Todavía estamos en la fase de recogida de datos y no tenemos resultados que ofrecer».

Nagore destaca que se está trabajando en tres líneas fundamenta­les: «La primera, en el descubrimi­ento de nuevos fármacos que puedan tratar las metástasis con mayor eficacia y menores efectos secundario­s. La segunda está en conocer marcadores moleculare­s que permitan establecer un mejor pronóstico o, en el contexto terapéutic­o, identifica­r quién se va a beneficiar más de cada fármaco, todo ello en el camino de la medicina personaliz­ada en el campo de la prevención», y finaliza subrayando que «se están desarrolla­ndo sistemas automático­s de identifica­ción de lesiones sospechosa­s, basados en la inteligenc­ia artificial, para ayudar en la detección precoz».

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Eduardo Nagore, jefe clínico del Servicio de Dermatolog­ía del Instituto Valenciano de Oncología (IVO)

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