El sentido de la desmemoria

AvecesAveces pienso que la desmemoria tiene un sentido clave en la vida. Y voy a referirme sólo a la que aparece a partir de cierta edad. Yo lo comencé a notar a partir de los 50 largos. Olvidaba donde dejaba las cosas, sí, pero también olvidaba ciertas obsesiones que me habían acompañado desde siempre. Tengo menos confianza en recordar y, por lo tanto, en saber, y eso me hace más humilde y amable para los otros. Es molesto no acordarse de qué, por qué y dónde pusiste aquello, pero da gratas sorpresas. Aparece una blusa que no recordabas o un dinerito que habías guardado en un calcetín. El presente se hace más presente. Por eso creo, sigo creyendo, que la Naturaleza es sabia y nos va protegiendo de las perdidas de la vida. Cuando uno es joven todo está por hacer, por venir. Después de que ya lo has hecho, todo es un ocurrir.

«Tengo menos confianza en recordar y, por lo tanto, en saber, y eso me hace más humilde y amable para los otros»

Ocurre que hoy tendré una cita muy esperada, qué maravilla de hoy. Igual que perdemos la memoria perdemos las pasiones. Porque el corazón no tiene capacidad para más. Es como un ordenador petado, que saca una ruedita arcoíris cada vez que quieres guardar más en su memoria. Se deja de llorar a mares y se olvidan antes las penas. Vivir a cierta edad es ya afortunado, querer vivir es heroico.

Y después, con más años, empezamos con lo que se llama demencia. Una desconexión en toda regla. Antes, cuando la Ciencia no nos había dado el vivir tanto, a la demencia total, esa que te hace olvidar hasta comer, llegaban pocos. Ahora se muere mucho más tarde y bastantes ancianos viven con el olvido encima. Y yo pienso, ¿no es eso una protección contra la decrepitud? Estoy segura de que sí. Debe ser tremendo darse cuenta de que ya apenas puedes hacer nada por los otros, que es como no hacer por ti. Sí, la memoria se gasta con un sentido.