La Razón (Madrid) - A Tu Salud
«Si España hubiera tomado medidas el número de fallecidos habría sido menor»
ElEl SARS-CoV-2 ha puesto en jaque los sistemas sanitarios y al conjunto de la sociedad y la economía. Al desconcierto de los primeros días, semanas y meses se suma ahora lo que pueda estar por venir. Con el fin de explicar de forma divulgativa lo ocurrido y lo que podría llegar, el doctor Ruiz de la Roja ha publicado, junto a la Dra. Sonia de Miguel Fernández, microbióloga y parasitóloga, ambos del Hospital Santa Cristina de Madrid, «Coronavirus, prevención, pandemia y tratamiento» (Catarata), un libro en el que explican, por ejemplo, que los coronavirus son virus conocidos, ya que desencadenan resfriados comunes que padece la población a lo largo del año. -Efectivamente, causan entre el 10% y el 15% de los catarros comunes de invierno y normalmente no pasa nada. No tienen que ver con el de 2002 en China y éste que han mutado y se han vuelto más agresivos.
-Son gérmenes que normalmente afectan a niños y lactantes, con brotes frecuentes en invierno y primavera. ¿Por qué esta vez no?
-El virus sobre todo se pega a una encima, la ACE2, presente en las células pulmonares, y los niños tienen menos receptores de este tipo a nivel pulmonar posiblemente por su poca maduración. Al haber menos receptores, el virus se pega menos y causa enfermedades menos graves y con pocos síntomas.
-El SARS-CoV-1 desapareció a los siete meses, probablemente debido a que sufrió una mutación y perdió la capacidad de seguir infectando.
-Efectivamente, los virus pueden mutar para hacerse más agresivos, o mutar y que lo sean menos. Entonces se estaban estudiando vacunas y tratamientos, pero se dejó de investigar porque el virus mutó antes. Si se hubiera seguido investigando la vacuna actual estaría probablemente más adelantada. Los virus de ARN habitualmente suelen mutar y una opción es que en caso de rebrote este otoño este sea más leve.
-¿Cuánto tiempo tardó el MERS en desaparecer?
-Dos años, pero fueron casos esporádicos. Y lo mismo, al ser virus de ARN mutan y desaparecen en cuestión de tiempo. Eso de que el SARS-CoV-2 va a quedarse 40 años no es así.
-¿Podría el actual desaparecer?
-Sería raro que se quedase como la gripe, que es estacional y que cada 30 años te produce una pandemia de gripe. De hecho, ahora la gente que llega a los hospitales presenta unos cuadros más leves que antes, lo que puede ser un síntoma.
-Para países como Canadá, el SARSCoV-1 supuso un punto de inflexión para reorganizar su actividad en Salud Pública. Entre otras medidas, este país llegó a proponer que algunas salas de espera en urgencias funcionaran con presión negativa (una fórmula para que el aire de una sala no circule por el resto del hospital) para evitar contagios al resto de las personas que acuden al centro sanitario. A España no llegó, ¿pero se hizo algo?
-En Canadá y en China se lo tomaron en serio. En España el riesgo existía y no llegó porque el SARS-CoV-1 no fue una pandemia como éste que es mucho más contagioso pese a ser menos letal en caso de enfermar. El de ahora mata al 1-2% de los que se contagian y tienen una capacidad de contagio entre un 10% y un 20% superior al de 2002, cuya letalidad era del 10% de los que enfermaban. En España ya ves que no se tomó absolutamente ninguna medida. No ha habido ningún tipo de previsión, no teníamos mascarillas. Cuando el virus llegó a Italia, el Ministerio de Sanidad, en concreto Salud Pública, tenía que haber tomado medidas. Cuando llegó aquí Portugal cerró rápido por eso tuvieron pocos casos. Estoy convencido de que si España hubiera tomado medidas cuando lo de Italia, el control en aeropuertos, por ejemplo, no habríamos sufrido la crisis sanitaria que hemos tenido y el número de casos y fallecidos hubiera sido notoriamente menor. La mayoría no tomó medidas, como Inglaterra. Ha sido un desastre salvo en Grecia y Portugal, cuyos sistemas de Salud Pública han funcionado.
-¿Qué lecciones deberíamos aprender de las pandemias?
-Esto tiene que marcar un antes y un después. Necesitamos una Salud Pública mucho más potente y con más profesionales y con gente más cualificada. Ha tenido que ocurrir para que nos demos cuenta... y sobre todo muy importante un ministro de Sanidad tiene que ser siempre un médico.
-Como doctor, ¿con qué cifra de fallecidos se queda: con la del Ministerio o con la del INE?
-El tema está clarísimo hay muchos más muertos que las cifras oficiales porque a los fallecidos, sobre todo al inicio, no se les hizo PCR ni a los fallecidos en residencias ni en hospitales, pero murieron con sintomatología y con clínica. Y, por su puesto, me fío más del dato de fallecidos que dice el INE que el del Ministerio.
-¿Cuál sería para usted el talón de Aquiles del virus?
-Desde el punto de vista del tratamiento va bien el suero hiperinmune, una transfusión de sangre de los que han pasado la enfermedad a un enfermo como pasó con el ébola, porque eso es como una inmunización pasiva.
-¿Estamos preparados para una segunda oleada?
-Siempre el número de camas de UCI va a ser insuficiente si hay una oleada igual, pero parece raro que vayamos a tener lo que tuvimos en mes de marzo. En España ha habido más de 50.000 sanitarios contagiados. Es un desastre. Esperamos contar con material y que no vuelva a suceder.
-Por último en su libro aborda las vacunas bacterianas para reducir el número de infecciones víricas respiratorias. ¿Qué son?
-Las vacunas que emplean bacterias no solo preparan a los glóbulos blancos para la lucha, sino que además refuerzan lo que se llama «inmunidad de las mucosas», que consiste en la producción de anticuerpos, lo que favorece la eliminación de los virus antes de que se produzca la enfermedad o evitando que esta se agrave. Estas vacunas podrían ayudar a prevenir infecciones contra los virus.
«Esta pandemia ha demostrado que un ministro de Sanidad tiene que ser siempre un médico»