La Razón (Madrid) - A Tu Salud

La esclerosis múltiple no eleva el riesgo de tener Covid-19

Las personas con EM infectadas por SARS-CoV-2 no presentan peor pronóstico

- RAQUEL BONILLA

La esclerosis múltiple (EM) es una de esas enfermedad­es de las que muchas personas ya han oído hablar, pero que continúa siendo una gran desconocid­a. Sin embargo, en el campo de la ciencia y la investigac­ión, por fortuna, hace años que se convirtió en una compañera de viaje habitual, hasta el punto de que, aunque no existe cura para derrotarla, ya es posible convivir con ella con una buena calidad de vida para los pacientes.

Así se ha vuelto a poner de relieve en la celebració­n, hace unos días, del 8º Congreso Actrims-Ectrims, la cita internacio­nal más relevante en el ámbito de la EM, que en esta ocasión se ha desarrolla­do en formato virtual. Marcada por la pandemia del coronaviru­s, la Covid-19 también se ha colado en esta convocator­ia a través de nuevos estudios que han analizado la vulnerabil­idad de las personas con EM en tratamient­o por esta enfermedad ante la infección por SARS-CoV-2. «Al comienzo de la pandemia pensamos que este tipo de pacientes iba a presentar más fragilidad frente al virus por su condición de enfermos crónicos, pero se ha demostrado que no es así a través de varios estudios realizados en Italia, Francia y también en España. El riesgo de contagiars­e es el mismo que en la población general y, en caso de infección, su pronóstico tampoco resulta más grave», asegura Celia Oreja-Guevara, jefe de sección de Neurología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, quien hace hincapié en que «se ha corroborad­o con estudios que los nuevos tratamient­os para la EM no han elevado las complicaci­ones en aquellos pacientes que han sufrido la Covid-19 mientras empleaban estos fármacos, que han demostrado demostrado ser muy seguros».

La EM es una enfermedad crónica, inflamator­ia y autoinmune que afecta al sistema nervioso central y representa la segunda causa de discapacid­ad en adultos jóvenes en España, sólo superada por los accidentes de tráfico. «Las formas recurrente­s de EM (EMR), es decir, aquellas que aparecen en forma de brotes que impiden de forma repentina, por ejemplo, ver por un ojo, mover la mano o sentir un pie, son las más frecuentes, hasta el punto de que suponen cerca del 85% de los casos diagnostic­ados», detalla la doctora Oreja-Guevara. Se trata de episodios pasajerosq­ue,aligualque­llegan,vuelven a ocultarse, aunque, tal y como reconoce la neuróloga, «la patología, en sí misma, no desaparece».

RÁPIDA MEJORÍA

Todavía no hay cura para la EM, pero la investigac­ión no cesa y el cerco a la enfermedad cada vez es más estrecho, con fármacos muy punteros que son capaces de lograr una rápida eficacia desde las primeras semanas de uso y de manera sostenida en el tiempo. «Cada vez tenemos mejores noticias en este campo. Entre las novedades más prometedor­as que también se han dado a conocer en el último congreso están los nuevos resultados de un tratamient­o oral cuya administra­ción resulta muy cómoda y sencilla para el paciente, pues se administra sólo unos pocos días al año y con esa pauta es capaz de controlar los brotes durante cuatro años, lo que mejora notablemen­te la calidad de vida de los afectados, tal y como ha puesto de manifiesto el estudio MAGNIFY-MS», explica la doctora Oreja-Guevara.

Gracias a avances como estos, la vida de los pacientes con EM nada tiene que ver a lo que sufrían años atrás. «Ahora, un diagnóstic­o precoz y un tratamient­o ajustado nos permiten tener una visión integral de la patología y controlarl­a casi sin presentar síntomas de discapacid­ad aparentes, lo que permite a los pacientes vivir con la EM como una condición, y no como una enfermedad que les limite, ya que gracias a los nuevos tratamient­os pueden mantener su carrera profesiona­l y hacer una planificac­ión familiar, todo ello arropado por el apoyo psicológic­o y emocional que en la mayoría de casos resulta vital», reconoce David Sánchez Matienzo, director de Neurología de Merck, compañía embarcada desde hace más de dos décadas en la investigac­ión en esta patología con resultados muy esperanzad­ores.

HAY TRATAMIENT­OS ORALES QUE ADMINISTRA­DOS SÓLO UNOS DÍAS AL AÑO NO AGRAVAN LA COVID-19 GRACIAS AL DIAGNÓSTIC­O PRECOZ Y A UN TRATAMIENT­O AJUSTADO, VIVIR CON EM HOY ES MUY DIFERENTE A HACE UNOS AÑOS

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Infografía LA RAZÓN Fuente: Merck

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