La Razón (Madrid) - A Tu Salud
«A una edad en la que las mujeres son muy activas, la menopausia les resta calidad de vida»
1/ ¿Todavía existe tabú sobre la menopausia?
Existe una inhibición por parte de las mujeres porque hablar abiertamente de ella sigue vinculado a la idea de «ya estoy mayor, me hago ‘invisible’, lo voy a pasar mal…». En la mayoría resuena la experiencia de sus madres como un período difícil, con cambios visibles que a veces son humillantes.
2/ ¿Cómo influye la menopausia en la salud de la mujer?
Depende mucho del estado previo metabólico pero, sobre todo, de la velocidad del descenso en la producción de estrógenos y progesterona por parte del ovario. Cuanto más brusco sea el cese, mayor repercusión emocional, sofocos, insomnio… a corto plazo y consecuencias a medio plazo a nivel cardiovascular, óseo, sobre la piel, cabello, acúmulo de grasa central, alteración del epitelio vaginal, incontinencia y síntomas en la esfera sexual.
3/ ¿Y a nivel psicológico?
Las más frecuentes son inestabilidad emocional, menor capacidad de concentración, depresión, labilidad… todo lo cual puede agravarse por la dificultad para conciliar el sueño, los cambios físicos o la aparición de molestias como cansancio, dolores articulares, sensación de hinchazón o cefaleas. En una minoría esos síntomas pueden ser muy pronunciados y requerir tratamiento especializado. Son similares al síndrome premenstrual, pero en este caso no dura unos días, sino que puede ser muy largo. Más adelante, si se van imponiendo síntomas como ganancia de peso, pérdida de cabello, sofocos frecuentes, sequedad de piel y vaginal, aparición de arrugas, etc., las mujeres experimentan cierto rechazo y falta de autoestima, que hay que intentar atajar. Muchas se sienten envejecidas y más feas, sin atracción por sus parejas (ausencia de libido)… En definitiva, que de repente, a una edad en la que son activas y se sentían jóvenes, bajan varios escalones en su calidad de vida.
4 / ¿Tener enfermedades crónicas agrava esta etapa?
Por supuesto. En el caso de la diabetes, puede desencadenarse una inestabilidad mayor en el control glucémico, además de una mayor elevación del colesterol y la tensión arterial que, junto a la frecuente ganancia de grasa, empeoran el riesgo cardiovascular. Por eso cuando una mujer ya padece una enfermedad crónica, que afecta al metabolismo o al sistema cardiovascular, es más importante tener un asesoramiento global y no «despachar» el asunto pensando que un tratamiento hormonal sustitutivo es un riesgo añadido, porque puede ser todo lo contrario. A partir de la menopausia, la primera causa de muerte de una mujer es la cardiovascular, y si se padece diabetes, hipertensión y dislipemia, ese riesgo se quintuplica, por lo que hay que tomar muy en serio la menopausia. El caso del cáncer de mama es muy distinto. Habitualmente, tras la extirpación del tumor se utilizan tratamientos antiestrogénicos para evitar las recidivas. Esto ha salvado muchas vidas, pero el efecto secundario de esa «castración bioquímica» es una menopausia muy sintomática. Aquí de nuevo es clave evaluar todas las repercusiones cardiovasculares, metabólicas, ponderales, psicológicas, sexuales… y recibir una respuesta conveniente, en ausencia de estrógenos. El relato solvente de la explicación de sus síntomas es ya un elemento terapéutico potente. Y a partir de ahí, se buscan alternativas para mejorar la calidad de vida.
5 / Cada vez vivimos más. ¿La menopausia también se está retrasando?
No hay datos epidemiológicos al respecto. Probablemente la edad promedio de la menopausia sea la misma, en torno a los 50 años; lo que sí se ha prolongado es la esperanza de vida. Por eso, siendo tan importantes las hormonas ováricas para la salud global de la mujer, es muy pertinente preguntarse si procede mantener unos años una sustitución hormonal. Y lo mismo en el caso del hombre.
6 / ¿Es beneficioso el control precoz de esos cambios?
Sin angustiarse ni medicalizar la situación, creo firmemente que cuando se comienza a tener «desarreglos» en la menstruación o se inician síntomas es útil acudir a una consulta para evaluar la situación y acordar un planteamiento a corto y medio plazo.
7/ ¿En qué consiste el tratamiento integral?
Además de los síntomas de origen hormonal, pueden aparecer sangrados abundantes, miomas u otros problemas ginecológicos, además de la importancia de la prevención del cáncer de mama, útero y ovario. Por eso es crucial la colaboración entre Ginecología, Endocrinología y a veces otras especialidades. El papel de los médicos de familia puede ser integrar los diferentes problemas que puedan surgir, dando un seguimiento más cercano.
8 / Habitualmente se piensa que los «achaques» de la menopausia hay que «aguantarlos». ¿Cómo se puede llevar este cambio natural de la forma más saludable posible?
La cuestión no es aguantar o no. Es saber que en la menopausia hay un cese de producción de hormonas que puede producir síntomas y consecuencias para la salud a corto, medio y largo plazo. La clave es estudiar todos los aspectos, realizar las mediciones pertinentes y, una vez objetivada la situación, tener un diagnóstico y un tratamiento hormonal, si procede. Y siempre a las dosis personalizadas para no caer en una hiperestrogenización que conllevaría incrementar el riesgo de cáncer hormono dependiente.
9 / Tradicionalmente se optaba por hormonar a la mujer. ¿A qué tipo de tratamiento se da prioridad actualmente?
Eso fue así hasta que, hace casi 20 años, dos estudios epidemiológicos dieron la voz de alarma de un incremento en el cáncer de mama, lo que supuso una interrupción casi total en los tratamientos sustitutivos. Esos estudios han sido muy matizados y contrarrestados por otros. La mayor crítica a esos resultados es que la edad de las mujeres era avanzada y las dosis de tratamiento no estaban individualizadas. Eso nos enseñó la importancia de un tratamiento precoz, para evitar que el endotelio degenere, y a las dosis mínimas. La Sociedad Internacional de Menopausia sienta las indicaciones y contraindicaciones del tratamiento hormonal sustitutivo, y recomienda iniciarlo en lo que llama el periodo ventana, precozmente, cuando es más eficaz la prevención cardiovascular, ósea y metabólica.
10 10 / / ¿Qué es lo que más ha cambiado en estos años?
Ha cambiado poco, pero otra vez vuelve a tener protagonismo este período en la salud de la mujer. Hay que tomárselo muy en serio y fundamentar las decisiones de proponer un tratamiento hormonal o desaconsejarlo, siempre con seguimiento y flexibilidad, respondiendo a cada momento vital y biológico. Las mayores novedades están surgiendo por la aparición de tratamientos con hormonas «bioidénticas», prescritas mediante formulas magistrales. En principio es muy atractiva la idea de una mayor personalización, y la oferta de preparados que contengan a su vez otros principios activos como melatonina, hormonas suprarrenales…. Pero de momento no hay suficiente evidencia de su superioridad frente a los preparados clásicos, aunque yo soy partidaria de incrementar los estudios e investigar.