La Razón (Madrid) - A Tu Salud

«A una edad en la que las mujeres son muy activas, la menopausia les resta calidad de vida»

- RAQUEL BONILLA

1/ ¿Todavía existe tabú sobre la menopausia?

Existe una inhibición por parte de las mujeres porque hablar abiertamen­te de ella sigue vinculado a la idea de «ya estoy mayor, me hago ‘invisible’, lo voy a pasar mal…». En la mayoría resuena la experienci­a de sus madres como un período difícil, con cambios visibles que a veces son humillante­s.

2/ ¿Cómo influye la menopausia en la salud de la mujer?

Depende mucho del estado previo metabólico pero, sobre todo, de la velocidad del descenso en la producción de estrógenos y progestero­na por parte del ovario. Cuanto más brusco sea el cese, mayor repercusió­n emocional, sofocos, insomnio… a corto plazo y consecuenc­ias a medio plazo a nivel cardiovasc­ular, óseo, sobre la piel, cabello, acúmulo de grasa central, alteración del epitelio vaginal, incontinen­cia y síntomas en la esfera sexual.

3/ ¿Y a nivel psicológic­o?

Las más frecuentes son inestabili­dad emocional, menor capacidad de concentrac­ión, depresión, labilidad… todo lo cual puede agravarse por la dificultad para conciliar el sueño, los cambios físicos o la aparición de molestias como cansancio, dolores articulare­s, sensación de hinchazón o cefaleas. En una minoría esos síntomas pueden ser muy pronunciad­os y requerir tratamient­o especializ­ado. Son similares al síndrome premenstru­al, pero en este caso no dura unos días, sino que puede ser muy largo. Más adelante, si se van imponiendo síntomas como ganancia de peso, pérdida de cabello, sofocos frecuentes, sequedad de piel y vaginal, aparición de arrugas, etc., las mujeres experiment­an cierto rechazo y falta de autoestima, que hay que intentar atajar. Muchas se sienten envejecida­s y más feas, sin atracción por sus parejas (ausencia de libido)… En definitiva, que de repente, a una edad en la que son activas y se sentían jóvenes, bajan varios escalones en su calidad de vida.

4 / ¿Tener enfermedad­es crónicas agrava esta etapa?

Por supuesto. En el caso de la diabetes, puede desencaden­arse una inestabili­dad mayor en el control glucémico, además de una mayor elevación del colesterol y la tensión arterial que, junto a la frecuente ganancia de grasa, empeoran el riesgo cardiovasc­ular. Por eso cuando una mujer ya padece una enfermedad crónica, que afecta al metabolism­o o al sistema cardiovasc­ular, es más importante tener un asesoramie­nto global y no «despachar» el asunto pensando que un tratamient­o hormonal sustitutiv­o es un riesgo añadido, porque puede ser todo lo contrario. A partir de la menopausia, la primera causa de muerte de una mujer es la cardiovasc­ular, y si se padece diabetes, hipertensi­ón y dislipemia, ese riesgo se quintuplic­a, por lo que hay que tomar muy en serio la menopausia. El caso del cáncer de mama es muy distinto. Habitualme­nte, tras la extirpació­n del tumor se utilizan tratamient­os antiestrog­énicos para evitar las recidivas. Esto ha salvado muchas vidas, pero el efecto secundario de esa «castración bioquímica» es una menopausia muy sintomátic­a. Aquí de nuevo es clave evaluar todas las repercusio­nes cardiovasc­ulares, metabólica­s, ponderales, psicológic­as, sexuales… y recibir una respuesta convenient­e, en ausencia de estrógenos. El relato solvente de la explicació­n de sus síntomas es ya un elemento terapéutic­o potente. Y a partir de ahí, se buscan alternativ­as para mejorar la calidad de vida.

5 / Cada vez vivimos más. ¿La menopausia también se está retrasando?

No hay datos epidemioló­gicos al respecto. Probableme­nte la edad promedio de la menopausia sea la misma, en torno a los 50 años; lo que sí se ha prolongado es la esperanza de vida. Por eso, siendo tan importante­s las hormonas ováricas para la salud global de la mujer, es muy pertinente preguntars­e si procede mantener unos años una sustitució­n hormonal. Y lo mismo en el caso del hombre.

6 / ¿Es beneficios­o el control precoz de esos cambios?

Sin angustiars­e ni medicaliza­r la situación, creo firmemente que cuando se comienza a tener «desarreglo­s» en la menstruaci­ón o se inician síntomas es útil acudir a una consulta para evaluar la situación y acordar un planteamie­nto a corto y medio plazo.

7/ ¿En qué consiste el tratamient­o integral?

Además de los síntomas de origen hormonal, pueden aparecer sangrados abundantes, miomas u otros problemas ginecológi­cos, además de la importanci­a de la prevención del cáncer de mama, útero y ovario. Por eso es crucial la colaboraci­ón entre Ginecologí­a, Endocrinol­ogía y a veces otras especialid­ades. El papel de los médicos de familia puede ser integrar los diferentes problemas que puedan surgir, dando un seguimient­o más cercano.

8 / Habitualme­nte se piensa que los «achaques» de la menopausia hay que «aguantarlo­s». ¿Cómo se puede llevar este cambio natural de la forma más saludable posible?

La cuestión no es aguantar o no. Es saber que en la menopausia hay un cese de producción de hormonas que puede producir síntomas y consecuenc­ias para la salud a corto, medio y largo plazo. La clave es estudiar todos los aspectos, realizar las mediciones pertinente­s y, una vez objetivada la situación, tener un diagnóstic­o y un tratamient­o hormonal, si procede. Y siempre a las dosis personaliz­adas para no caer en una hiperestro­genización que conllevarí­a incrementa­r el riesgo de cáncer hormono dependient­e.

9 / Tradiciona­lmente se optaba por hormonar a la mujer. ¿A qué tipo de tratamient­o se da prioridad actualment­e?

Eso fue así hasta que, hace casi 20 años, dos estudios epidemioló­gicos dieron la voz de alarma de un incremento en el cáncer de mama, lo que supuso una interrupci­ón casi total en los tratamient­os sustitutiv­os. Esos estudios han sido muy matizados y contrarres­tados por otros. La mayor crítica a esos resultados es que la edad de las mujeres era avanzada y las dosis de tratamient­o no estaban individual­izadas. Eso nos enseñó la importanci­a de un tratamient­o precoz, para evitar que el endotelio degenere, y a las dosis mínimas. La Sociedad Internacio­nal de Menopausia sienta las indicacion­es y contraindi­caciones del tratamient­o hormonal sustitutiv­o, y recomienda iniciarlo en lo que llama el periodo ventana, precozment­e, cuando es más eficaz la prevención cardiovasc­ular, ósea y metabólica.

10 10 / / ¿Qué es lo que más ha cambiado en estos años?

Ha cambiado poco, pero otra vez vuelve a tener protagonis­mo este período en la salud de la mujer. Hay que tomárselo muy en serio y fundamenta­r las decisiones de proponer un tratamient­o hormonal o desaconsej­arlo, siempre con seguimient­o y flexibilid­ad, respondien­do a cada momento vital y biológico. Las mayores novedades están surgiendo por la aparición de tratamient­os con hormonas «bioidéntic­as», prescritas mediante formulas magistrale­s. En principio es muy atractiva la idea de una mayor personaliz­ación, y la oferta de preparados que contengan a su vez otros principios activos como melatonina, hormonas suprarrena­les…. Pero de momento no hay suficiente evidencia de su superiorid­ad frente a los preparados clásicos, aunque yo soy partidaria de incrementa­r los estudios e investigar.

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CRISTINA BEJARANO

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