La Razón (Madrid) - A Tu Salud
Abusar de las grasas aumenta el dolor y la ansiedad
Una dieta saludable puede prevenir patologías psiquiátricas
La alimentación es una de las piezas angulares de la salud global de una persona, en la que también entra en juego la carga mental. De hecho, una dieta con alto contenido en grasas potencia la ansiedad y el dolor, según los resultados de una investigación española publicados en un artículo en la revista científica «Neuroscience».
Estos hallazgos «nos han permitido ver que cuando existe un abuso de grasas se produce una mayor respuesta a los estímulos dolorosos. Con esto se refuerza la idea de que una dieta saludable podría prevenir o limitar las patologías psiquiátricas con un componente de ansiedad y ayudar a mejorar el control del dolor» explica Luis Fernando Alguacil, catedrático de Farmacología de la Universidad CEU San Pablo de Madrid y miembro de esta investigación, quien hace hincapié en que «este descubrimiento encaja bien con estudios previos que ya describen que la población de obesos y las personas con sobrepeso tienden a mostrar más dolor crónico y ansiedad que aquellas que tienen normopeso». Así, de acuerdo con la hipótesis de trabajo, los investigadores observaron que tanto una dieta rica en grasa como una lesión del nervio ciático incrementaban determinadas conductas relacionadas con la presencia de ansiedad y aumentaban la sensación de dolor, si bien lo hacían de forma independiente.
FACTORES DE RIESGO
«Los patrones dietéticos ricos en grasas saturadas habitualmente se asocian a un aumento del peso y de la tasa de obesidad. Esta condición patológica se puede ligar a una mayor predisposición a alteraciones del estado del ánimo como la depresión o distintos trastornos adaptativos. Serían por tanto un factor intermedio en el desarrollo de obesidad que sería el verdadero factor de riesgo a la hora de desarrollar estos problemas», asegura Juan José López Gómez, miembro del Comité Gestor del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
En este sentido, Alguacil recuerda que «las dietas desequilibradas en las que hay un consumo excesivo de grasas y una ingesta elevada de azúcares suelen ir de la mano de la presencia de obesidad, y eso sí se ha visto que está relacionado con alteraciones alteraciones del sistema nervioso central, tanto en la esfera afectiva como en la esfera de la atención. Hemos visto que las dietas ricas en grasas y azúcares añadidos incrementan las conductas de tipo adictivo hacia la propia comida y hacia otras sustancias».
Aunque no existe un menú «antidepresión», los expertos sí están de acuerdo en que seguir unos patrones de alimentación saludables ayuda a reducir el nivel de ansiedad y, por tanto, a evitar el riesgo de desarrollar problemas psicológicos más graves como puede ser la depresión. «Los patrones más adecuados son aquellas dietas equilibradas en alimentos vegetales (frutas y verduras 3-5 veces al día), alimentos animales como carne de manera moderada y pescado de una forma más frecuente, un aporte de hidratos carbono con un cierto componente de éstos integrales, un aporte de lácteos adecuado (2-3 raciones al día) y una hidratación adecuada (6-8 vasos de agua al día). Este patrón es el más cercano al mediterráneo y deberá adaptarse a las circunstancias de cada persona y las patologías que padezca», recomienda López Gómez, quien asegura que «si existe el estado de ansiedad o depresión es necesario intentar evitar conductas compulsivas que asocien atracones o ingesta de alimentos muy calóricos. Esto lo único que puede provocar es un sentimiento de culpa posterior que agrava la situación patológica de base».