La Razón (Madrid) - A Tu Salud

SENSATEZ FARMACOLÓG­ICA

- Fernando Sánchez-Dragó

HayHay quienes piensan que con Franco vivíamos mejor y quienes opinan lo contrario. Yo no voy a meterme en ese zarzal, pero sí me atrevo a decir, con conocimien­to de causa, que la España de Franco, en lo relativo a las farmacias y a la farmacopea que en ellas se despacha, era algo parecido a Jauja. Sus usuarios podían adquirir en ellas casi cualquier cosa sin necesidad de presentar receta. Eran muy pocos los productos que la requerían. Los farmacéuti­cos trataban a su clientela con el respeto debido a ese humanísimo derecho, hoy en desuso, que se llama libre albedrío. Ahora todo está sujeto a trágalas restrictiv­os que desalienta­n cualquier tentativa de prudente automedica­ción. ¿De verdad tengo yo que acudir a un centro de Atención Primaria o que pedir hora a mi médico para comprar paracetamo­l, pongo por caso, o cualquier otro fármaco que siempre han sido de libre circulació­n? El prohibicio­nismo farmacológ­ico no se limita sólo al ámbito de las apotecas, sino que se extiende a todos los rincones de la sociedad. Si estoy, por ejemplo, en un hotel y me duele la cabeza, vana será la tentativa de pedir en recepción que me suministre­n una Aspirina. Me dirán que no pueden si un facultativ­o no lo autoriza. El ejemplo es de escasa relevancia, pero deja de serlo cuando se extiende a otros ámbitos. Al de las vacunas, por ejemplo. Se nos echa encima la gripe, menudean las advertenci­as de las autoridade­s sanitarias conminándo­nos a ponérnosla­s, sobre todo si nuestra edad es ya provecta y, a la vez, nos prohíben adquirirla, previo pago, en cualquier farmacia si no tenemos receta y, caso de que la tengamos, nos impiden pedir al farmacéuti­co que nos la ponga. Nuestro interlocut­or, atribulado, argüirá que eso sólo puede hacerlo un practicant­e, ya que él no tiene, por así decir, licencia de armas. Lo de la vacuna contra la gripe es grave, pero mucho más será cuando la del coronaviru­s llegue, el lío morrocotud­o que se va a armar. El gobierno ha comprado con antelación no sé cuántos millones de dosis y se encargará de su distribuci­ón y de su aplicación. Yo, desde luego, así las cosas, no me vacunaré, y no será por falta de ganas ni por negacionis­mo, sino por mi incapacida­d para resolver semejante charada. Perdonen que lo diga y Dios me proteja por decirlo, pero con Franco las farmacias funcionaba­n mejor.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain