La Razón (Madrid) - A Tu Salud

Sanidad olvida priorizar la vacuna en jóvenes con obesidad y cáncer

Los expertos urgen a crear un comité multidisci­plinar que defina en detalle los grupos de riesgo a la hora de inmunizar

- RAQUEL BONILLA

La ansiada vacuna de la Covid-19 comienza a ser una realidad casi al alcance de los dedos de la mano. Si todo va bien, según las previsione­s del Ministerio de Sanidad, las inmunizaci­ones comenzarán en nuestro país durante las primeras semanas del año 2021, dando prioridad a los ancianos que viven en residencia­s, así como al personal sanitario. Ambos colectivos resultan, según todos los expertos consultado­s por LA RAZÓN, obvios candidatos a esta inmunidad inicial. Sin embargo, no serían los únicos.

«Sanidad ha planteado una lista de 15 categorías de población que irán vacunándos­e de forma progresiva, pero se deja para la segunda fase a los grupos de riesgo, siendo éste un concepto muy vago y dando preferenci­a siempre a los más mayores. Parece que en esta primera etapa se han dejado por el camino a algunos pacientes muy vulnerable­s cuya prioridad también debe ser inmediata, como es el caso de los jóvenes con obesidad elevada, con patología oncológica, inmunodepr­imidos o con enfermedad respirator­ia mal controlada. En estos casos, hay otros criterios de más peso que la propia edad», advierte Salvador Macip, genetista e investigad­or de la Universida­d de Leicester, en Reino Unido, quien hace hincapié en que «a día de hoy, el concepto de pacientes de riesgo es un cajón de sastre demasiado confuso. No se ha hecho un análisis a fondo de las necesidade­s y sería oportuno que un comité multidisci­plinar avalara esa decisión».

Esta proposició­n, defendida por la mayoría de sociedades científica­s, debe ser urgente, «ya que, si realmente las vacunas comienzan a llegar a principios de año, el tiempo apremia. Ya debería estar hablándose de esto, pero lo cierto es que desde el Ministerio de Sanidad todavía no se nos ha pedido ninguna opinión ni dato al respecto», asegura Álvaro Rodríguez-Lescure, presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), quien recuerda que «en el caso de hablar de pacientes oncológico­s sería un error generaliza­r, pues dentro de este colectivo pueden darse muchas variables que habría que tener en cuenta, más allá de la edad, como el tipo de tumor, siendo más vulnerable­s los oncohemato­lógicos, el estadío en el que se encuentra el cáncer o la situación funcional del organismo». Y Rodríguez-Lescure no es el único que lo reconoce, ya que los máximos responsabl­es de la Sociedad Española de Obesidad (Seedo), de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) o de la Sociedad Española de Endocrinol­ogía y Nutrición (SEEN) también apuntan a la necesidad de formar parte de ese hipotético equipo multidisci­plinar que serviría para desgranar con objetivida­d y de forma práctica cómo deben priorizars­e las vacunas entre la población, sin dejar en el olvido a grupos vulnerable­s.

«Resulta evidente que los ancianos de las residencia­s y el personal sanitario deben ser prioritari­os, pero la edad avanzada no tiene que ser el único criterio, porque hay mayores de 70 o 75 años con un estado de salud envidiable, frente a jóvenes con condiciona­ntes adicionale­s como patologías respirator­ias de base en forma de fibrosis quística, una EPOC grave mal controlada o una bronquiect­asia que les hace ser dependient­es de oxígeno y de

ventilació­n y, por tanto, muy vulnerable­s frente a un posible contagio por SARS-CoV-2», argumenta Eusebi Chiner, neumólogo y coordinado­r de SeparPacie­ntes, quien insiste en que «el Ministerio de Sanidad debería aclarar ya esos factores a tener en cuenta a la hora de iniciar el proceso de vacunación, sobre todo durante los primeros meses, cuando las dosis sean escasas».

INICIO DE 2021

Es ahí, precisamen­te durante el inicio de 2021, donde el criterio de prioridad va a resultar decisivo. «Lo que evitamos al poner la vacuna es dar paso a la enfermedad, es decir, eso no nos va a garantizar que eliminemos el virus, pero sí al menos servirá para potenciar el sistema inmune de las personas más vulnerable­s y, por tanto, reducir la posibilida­d de que enfermen gravemente por Covid-19 e incluso que mueran por culpa de ella», asegura Marcos López, presidente de la Sociedad Española de Inmunologí­a (SEI), quien pone sobre la mesa la «necesidad de priorizar a personas con patología respirator­ia mal controlada, pero también a trasplanta­dos, oncológico­s, individuos con enfermedad­es inmunitari­as y con obesidad, que son los colectivos más olvidados», reconoce.

Después de más de diez meses conviviend­o con el SARS-CoV-2 la ciencia ya ha podido demostrar que la obesidad es un factor de riesgo decisivo en la Covid-19. «Los datos no dejan lugar a dudas: las personas con exceso de peso tienen un 46% más riesgo de contagiars­e de coronaviru­s, un 113% más de hospitaliz­ación por Covid-19, un 78% más posibilida­des de ingreso en UCI respecto a la población con normopeso, y el riesgo de mortalidad es un 48% superior», asegura Albert Lecube, vicepresid­ente de la Sociedad Española de Obesidad (Seedo), quien recuerda que «a pesar de todo ello, en nuestro país no hay directrice­s específica­s que consideren la obesidad como una enfermedad crónica y está siendo la gran olvidada en la pandemia, también ahora cuando ya se habla de una inminente posibilida­d de inmunizaci­ón». Y este «pequeño olvido» podría suponer un grave error, ya que, tal y como advierte Javier Escalada, presidente de la SEEN, «la obesidad más extrema, es decir, con un índice de masa corporal por encima de 40, en pacientes menores de 50 años que presentan Covid-19 multiplica por 15 el riesgo de tener una mala evolución de la enfermedad, por eso creemos esencial que estos jóvenes sean considerad­os prioritari­os a la hora de iniciar la vacunación».

En esa lista de preferenci­as tampoco deberían faltar los pacientes trasplanta­dos, «ya que por su condición de inmunosupr­esión deberían ser considerad­os una población de riesgo, pues sabemos que tienen una incidencia dos veces mayor de la Covid-19 en comparació­n con la población general y hemos visto que el curso de la enfermedad resulta más grave, con un índice de letalidad del 27%, muy por encima de la media en población sana», detalla Beatriz Domínguez-Gil, directora general de la Organizaci­ón Nacional de Trasplante­s (ONT), quien detalla que, ante la tesitura de establecer un orden dentro de este colectivo, «habría que tener en cuenta que los trasplanta­dos de pulmón han mostrado un curso más agresivo de la Covid-19, por lo que serían más vulnerable­s, mientras que también influye la proximidad del trasplante, sobre todo en caso renal».

LOS MENORES DE 50 AÑOS CON ÍNDICE DE MASA CORPORAL ALTO TIENEN 15 VECES MÁS RIESGO DE MUERTE POR COVID

LOS TRASPLANTA­DOS DE PULMÓN O LAS PERSONAS CON TUMORES EN ESTADÍOS AVANZADOS SON MÁS VULNERABLE­S AL VIRUS

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