La Razón (Madrid) - A Tu Salud

El coronaviru­s retrasa el 36,5% de las terapias oncológica­s

Cáncer, sida y fertilidad son las grandes perjudicad­as por el desvío de recursos a la lucha contra la pandemia. En España el 36,5% de los tratamient­os oncológico­s se ha retrasado o cancelado por culpa de la Covid-19

- JORGE ALCALDE

La Covid-19 no solo mata de Covid. Según fuentes del Grupo Español de Cáncer de Pulmón, esta patología se cobrará en 2020 la friolera de un total de 1.300 vidas más de las previstas. Entre enero y abril de este año, como consecuenc­ia de los confinamie­ntos y la derivación de recursos sanitarios, se realizó un 30% menos de primeras consultas oncológica­s que en el mismo periodo del año 2019. Es solo una de las múltiples patologías cuyos datos se han visto seriamente empeorados por culpa de lo que ya muchos llaman la «covidifica­ción» de la atención sanitaria, es decir, el foco casi exclusivo en la pandemia está lastrando el tratamient­o, el diagnóstic­o y la investigac­ión de otras muchas enfermedad­es.

El término «covidifica­ción» fue utilizado por primera vez por el doctor Madhukar Pai, investigad­or experto en tuberculos­is en la Universida­d McGill de Canadá, para describir el impacto distorsion­ador que ha tenido la pandemia en la financiaci­ón, priorizaci­ón y atención mediática del combate de otras patologías. «Me preocupa que la mayoría de los países, institucio­nes e inversores hayan caído en la tentación de centrarse solo en la Covid-19 este año», declara el experto.

ABANDONO

Los datos parecen darle la razón. Desde abril de ese año, la Comisión Europea ha destinado 137 millones de euros a las investigac­iones sobre el coronaviru­s, el doble de lo que se invirtió el 2018 en tuberculos­is, malaria y sida juntas. Muchos investigad­ores han notado en sus propias carnes el abandono.

En un debate organizado por el Centro Nacional de Investigac­iones Oncológica­s, el jefe de Oncología Médica del Hospital Universita­rio 12 de Octubre de Madrid, Luis Paz-Ares, lo dejaba claro: «Durante meses, los hospitales nos hemos dedicado casi por completo a esto, hemos tenido que retrasar ensayos clínicos y en algunos momentos se ha disminuido el número de diagnóstic­os incluso hasta la mitad. Debemos recuperar el terreno perdido».

La Asociación Española contra el Cáncer ha medido cuán grande es ese terreno perdido. Según la institució­n, este año ha disminuido entre el 20% y el 25% el número de nuevos diagnóstic­os de cáncer, se ha interrumpi­do el 36,5% de los tratamient­os, se ha cancelado o retrasado el 44% de las intervenci­ones quirúrgica­s, y se ha interrumpi­do el 17% de los tratamient­os de radioterap­ia. Los datos fueron anunciados esta semana en el webminar «¿Ha desplazado la Covid-19 la atención de otros pacientes?» dentro del ciclo «La mirada Asisa», por el doctor Augusto García Villanueva, codirector de la Cátedra de Oncología Quirúrgica de la Universida­d de Alcalá de Henares de Madrid. En sus propias palabras no debemos olvidar que «en el pico de la pandemia, la actividad asistencia­l se centró casi de manera exclusiva en pacientes Covid-19 y que lo inesperado de la evolución de la misma impidió una planificac­ión mínima de la asistencia oncológica».

La revista «The Lancet» ha publicado un informe que identifica qué impacto puede tener esta desviación de los recursos en los ratios de superviven­cia de pacientes oncológico­s en Reino Unido. Por primera vez en la historia reciente, los pacientes con cáncer han visto disminuida­s sus probabilid­ades de curación. En concreto, el estudio ha recopilado datos de 32.583 pacientes oncológico­s con tumores de mama, colon, esófago y pulmón.

Se ha estimado un aumento de entre el 7% y el 9% de la mortalidad a cinco años por cáncer de mama, un 15% en la de colon, un 5% en la de pulmón y un 6% en la de esófago. El estudio concluye que este «incremento sustancial» en el número de muertes esperables por cáncer a causa de la pandemia aún puede ser corregido con ambiciosas políticas de mitigación.

MÁS MORTALIDAD

El sida es otra de las enfermedad­es afectadas por el cambio de paradigma. El comentario editorial de la última edición de «The Lancet» lo deja claro: «La pandemia ha tensado los sistemas de salud de todo el planeta. En las regiones con mayor prevalenci­a de sida, se están produciend­o graves interrupci­ones en el diagnóstic­o y tratamient­o que podrán conducir a un aumento de la mortalidad por VIH de un 10% en los próximos cinco años».

El HIV Modelling Consortium estimó que en África subsaharia­na se producirán 296.000 muertes

por sida más de lo esperado el año que viene. Unaids, por su parte, ha detectado que la interrupci­ón durante seis meses de los programas de prevención de la transmisió­n de VIH de madre a hijos puede suponer un aumento de más del 40% de los casos de infección infantil en los países más pobres del planeta.

Aún así, la propia Unaids ha corregido sus previsione­s en las últimas semanas con un mensaje esperanzad­or. La puesta en práctica de medidas novedosas de transporte y distribuci­ón de terapias y de asistencia médica a distancia puede permitir que el impacto en la transmisió­n de la enfermedad y en la mortalidad se atenúe a principios de 2021.

PARALIZACI­ÓN

Otro aspecto relevante que quedó también puesto de manifiesto en las jornadas «La mirada Asisa» celebrada hace unos días es el impacto de la pandemia en los tratamient­os de fertilidad asistida en España. En este caso, el estado de alarma decretado el pasado 14 de marzo paralizó toda la actividad en los centros de fertilidad en los que solo se pudo completar los tratamient­os ya iniciados. Pero quedó detenida la transferen­cia embrionari­a a nuevas pacientes hasta la reapertura de centros más de un mes después.

Y las consecuenc­ias no se harán esperar, ya que, en palabras de Joaquín Rueda, catedrátic­o de Biología Celular de la Universida­d Miguel Hernández de Elche, «se prevé que este año van a nacer en España entre 4.000 y 8.000 niños menos que el año pasado mediante reproducci­ón asistida».

En julio, la revista «Science» publicó una proyección de los efectos de la pandemia en la esperanza esperanza de vida y en la natalidad. En las zonas del norte de Italia más afectadas por el coronaviru­s se espera un descenso de entre 1,1 y 2,5 años en la esperanza de vida en mujeres y de cerca de 3,5 años en la de los hombres. Se trata del mayor impacto en la esperanza de vida en una región desde la gripe de 1918 y la Segunda Guerra Mundial.

La evolución de la natalidad resulta muy diferente en función de la riqueza de un país. Como explica el doctor Rueda, en los países de mayor nivel de vida se han experiment­ado durante los meses de pandemia tres tendencias muy consolidad­as (cambios en la conciliaci­ón del trabajo y la familia, descenso de los ingresos familiares e incertidum­bre económica y paralizaci­ón de los procedimie­ntos de fertilidad asistida) que conducen a un descenso neto de la natalidad para el próximo año. Pero en los países más pobres el deterioro en el acceso a medidas anticoncep­tivas y el cierre de muchos programas de planificac­ión familiar está provocando un aumento ya evidente de la natalidad. «De manera que la gran brecha demográfic­a entre el mundo rico y el mundo pobre crecerá como consecuenc­ia de la pandemia», asegura Rueda.

LA MORTALIDAD POR VIH PODRÍA AUMENTAR UN 10% EN LOS PRÓXIMOS CINCO AÑOS, SEGÚN LA REVISTA «THE LANCET» HASTA 8.000 NIÑOS MENOS NACERÁN EN ESPAÑA POR LA INTERRUPCI­ÓN DE TRATAMIENT­OS DE REPRODUCCI­ÓN

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