La Razón (Madrid) - A Tu Salud
«Ahora ya puedo ver los gestos del público desde dentro del agua»
GemmaGemma Mengual cuenta con un palmarés que quita el hipo: 17 medallas de oro, 18 de plata y 12 de bronce entre campeonatos del mundo, europeos y Juegos Olímpicos. Su pasión es el agua y en ella se desenvuelve casi como una sirena, a pesar de que, durante muchos años, lo ha hecho «mirando borroso a todo lo que le rodeada», tal y como nos confiesa. Ahora, después de pasar por el quirófano, acaba de decir adiós a sus gafas gracias a una operación de astigmatismo y miopía realizada con éxito en Clínica Baviera.
-¿Por qué ha esperado tanto tiempo a acabar con su problema de visión?
-Es la típica operación que siempre tienes en la cabeza y piensas eso de que «algún día me la haré», pero luego no encuentras el momento para dar el paso. Pero lo cierto es que he tardado tanto por culpa del desconocimiento, por pereza, por cierto miedo, porque pensaba que esta intervención requeriría algunos días de reposo, y yo con los entrenamientos tan exigentes no me lo podía permitir. Sin embargo, al informarme pude comprobar que se trataba de algo muy sencillo, así que no había excusas. ¡Ojalá lo hubiera hecho antes!
-¿Cómo ha sido el paso por el quirófano para decir adiós a sus gafas?
-Lo cierto es que ha resultado facilísimo. Me hablaron muy bien del método y tenía muy buenas referencias de sus tasas de éxito, por lo que en cuanto me informé un poco la decisión fue inmediata.
-¿Qué es lo que más le ha sorprendido de esta operación?
-¡Lo rápido y fácil que resulta! Un día antes se realiza una prueba para confirmar el procedimiento, pero se trata de una intervención ambulatoria, es decir, que no requiere ingreso. Lo que más me ha llamado la atención es que es algo rapidísimo, pues apenas estuve en el quirófano unos diez minutos. Después, descansé allí unos 20 minutos y al rato ya pude irme a casa con normalidad.
-¿Y los resultados son inmediatos?
-Sí, eso es lo mejor. Esa tarde sí tuve que hacer un poco de reposo y estar tranquila, pero al día siguiente ya estaba perfecta. Hay un proceso por el que el ojo se debe adaptar a su nueva situación, pero son todo ventajas.
-Usted usaba gafas desde los 17 años... ¿Qué sensación le ha supuesto volver a ver dentro del agua?
-Hasta ahora yo no utilizaba nada dentro del agua y entrenaba sin lentillas, porque había acostumbrado mi visión a esa situación. Sin embargo, sí es cierto que cuando estaba más cansada lo notaba muchísimo. Al levantar la vista del agua yo no distinguía la cara de mi entrenadora y en muchas ocasiones no sabía si me estaba sonriendo porque lo había hecho bien o si su gesto era de desaprobación por cometer algún error...
-Entonces... ¿tampoco veía la cara del público que la animaba?
-Claro, yo no podía distinguir la cara de la gente en las gradas y esa sensación sí era frustrante, porque yo me perdía ese apoyo del público, pero también veredicto de los jueves. Nuestro deporte es como un espectáculo y la expresión de quien nos mira es muy importante, porque te da mucha fuerza y ahora lo veo perfectamente.
-¿Lo recomendaría?
-Por supuesto. Animo a la gente que lo tiene en mente a que de el paso, porque es algo mínimamente invasivo y al día siguiente puedes hacer vida normal y te olvidas de esa sensación de no ver cuando te levantas por la mañana.
-Aunque ahora ya no está inmersa en la competición, ¿cómo se ha cuidado Gemma Mengual durante estos meses de pandemia?
-Hay que ponerle sentido común a la situación. E intentado hacer ejercicio en casa todo lo posible, pero sin obsesionarme. La clave está en comer bien y adecuar la ingesta al ritmo de vida que llevas, que evidentemente durante estos meses ha sido más sedentaria de lo que estaba acostumbrada.
-¿Y eso le ha pasado factura en su salud?
-Haber pasado más tiempo en casa sin estar tan activa me hizo coger un par de kilos. La clave está en la variedad de la alimentación. En cuanto he podido recuperar la rutina del deporte he conseguido volver a mi peso habitual.
-¿Y a nivel psicológico?
-Está siendo complicado, pero hay que mirar al futuro con optimismo. La fortaleza mental del deporte en estos momentos resulta esencial para seguir adelante.
«El sedentarismo de los meses de confinamiento me hizo engordar un par de kilos, pero ya he recuperado mi peso»