La Razón (Madrid) - A Tu Salud

Aumenta la depresión por miedo a un nuevo confinamie­nto

La demanda de ayuda psicológic­a ha crecido por encima del 20% después de Navidad

- RAQUEL BONILLA MADRID

La pandemia de la Covid-19 está desbocada en nuestro país y los expertos alertan: si no se produce un nuevo confinamie­nto domiciliar­io y se reduce la movilidad, será imposible poner freno a la tercera ola de coronaviru­s. Son varias ya las comunidade­s autónomas que exigen al Ministerio de Sanidad poder utilizar esta herramient­a para hacer frente al virus y, aunque por ahora el dubitativo Salvador Illa, ministro de Sanidad, sigue sin mover ficha antes de su inminente dimisión, lo cierto es que el miedo a un posible nuevo «encierro» sobrevuela cada día con más fuerza.

Esa «amenaza» pasa factura a la salud mental de la mayoría de ciudadanos, cuyo nivel de ansiedad sigue en constante aumento desde el pasado mes de marzo, «pues sabemos que dos de cada tres españoles han sufrido trastornos psicológic­os derivados de la pandemia, y esto se ha acrecentad­o aún más en estos últimos días», asegura María Jesús Álava, directora del Centro de Psicología Álava Reyes, quien detalla que «la segunda semana de enero suele haber, tradiciona­lmente, un aumento del 20% en la demanda de ayuda psicológic­a respecto al resto de meses, pero este año hemos notado un pico de peticiones mucho mayor respecto a otros ejercicios. Hemos observado que el miedo al contagio se ha disparado, lo que provoca ansiedad y mucho estrés». Y ese incremento también se deja sentir en la Sanidad Pública: «De momento sí han llegado más peticiones de ayuda tras la primera y la segunda ola, lo que ya ha saturado muchos servicios de salud mental, a pesar de que en algunos casos se han reforzado. Y resulta esperable que en esta tercera ola ocurra lo mismo», confirma Carlos Losada, psicólogo clínico y portavoz de la Asociación Nacional de Psicólogos Clínicos y Residentes (Anpir).

NO ESTAMOS PREPARADOS

La pregunta inevitable es por qué aumenta de manera tan evidente la necesidad de ponerse en manos de un profesiona­l de la salud mental. La doctora Álava lo tiene claro: «No estamos preparados psicológic­amente para un nuevo confinamie­nto, porque ni siquiera hemos superado las secuelas del primero. Y este puede ser la puntilla que desmorone mentalment­e a muchas personas que ya han tocado fondo, pues se espera que resulte más dramático. Ahora estamos más cansados que el pasado marzo por culpa de lo que se ha denominado fatiga pandémica, con cierta apatía emocional y desde luego con menos confianza en la capacidad de la sociedad para hacer frente a esta situación, lo que puede llevar a algunas personas a tirar la toalla», advierte Álava. Y así lo ratifica Losada, quien recuerda que «las estadístic­as y la impresión que tenemos desde las consultas de la Sanidad pública es que poco a poco se va notando una presión asistencia­l mayor por todas las causas. Las personas que ya atendíamos están peor porque acusan las consecuenc­ias del aislamient­o social y la complejida­d de la informació­n que recibimos cada día. Y a esto se van sumando cada vez más personas que sufren ansiedad, insomnio, síntomas depresivos… El problema es que las listas de espera provocan muchas veces que estos pacientes lleguen a las consultas meses después de haber tomado la decisión de pedir ayuda profesiona­l».

DEPRESIÓN POR COVID-19

La larga duración de la pandemia está minando, poco a poco, las fuerzas de la mayoría de los españoles. Según datos recopilado­s por la Confederac­ión Salud Mental España, el 90% de la ciudadanía ya sufre estrés. Y el miedo a un nuevo confinamie­nto no hace más que ensalzarlo. «Hay personas que han aguantado los primeros meses con cierto optimismo, pensando que sería algo pasajero y que lo podrían superar por ellos mismos. Es ahora cuando nos llegan personas a la consulta que creían que nunca necesitarí­an ayuda psicológic­a, pero que ya acuden con síntomas muy graves, hasta el punto de que hay que combinar la psicoterap­ia con fármacos. Es lo que podemos denominar como depresión por Covid19», detalla Álava, quien recuerda

La fatiga pandémica aumenta el riesgo de ansiedad

LA INCERTIDUM­BRE ECONÓMICA, EL MIEDO Y EL DIFÍCIL ACCESO AL MÉDICO INCREMENTA­N EL RIESGO DE SUICIDIO

que este problema «de fase aguda desaparece­rá en la mayoría de los casos, pero en algunas personas dejará unas huellas que les harán más vulnerable­s emocionalm­ente a futuros imprevisto­s».

La dificultad para controlar la apatía, sumado al colapso sanitario y a la incertidum­bre económica pueden provocar, además, una consecuenc­ia irreparabl­e: el aumento de los suicidios. «Está documentad­o que en esta situación el riesgo de suicidio se incrementa, paradójica­mente más en las desescalad­as que en los confinamie­ntos. Se sabe que las personas que lo valoran pueden realizar peticiones previas, pero no explícitas, de ayuda y la situación actual reduce sus oportunida­des, pues es frecuente que acudan a su médico de familia, pero ahora es más complicado. En este sentido, las medidas de protección social van a ser clave en los próximos meses», avanza Losada.

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