La Razón (Madrid) - A Tu Salud

El 8% del personal de las residencia­s geriátrica­s privadas sigue sin vacunarse

La Federación Empresaria­l de la Dependenci­a pide que sea obligatori­o inocular a los sociosanit­arios para prevenir brotes

- BELÉN TOBALINA MADRID

Las altas coberturas vacunales en España han permitido al país no tener que imponer la obligatori­edad de los sueros. Al menos de momento, ya que alcanzar ese 90% de población con la pauta completa para hacer frente a las nuevas variantes resulta más que complicado. Quedan atrás en el tiempo aquellos titulares con los nombres de los alcaldes que se habían colado para ser vacunados antes de tiempo. La llegada de más viales y la expansión de nuevas variantes como la Delta han hecho que cada vez más países se estén replantean­do la opción de obligar a los ciudadanos a inmunizars­e. Prueba de ello es Italia. Otros como Francia o Grecia han establecid­o que la vacuna sea obligatori­a para sanitarios, incluidos también todos aquellos que están en contacto estrecho con vulnerable­s. Mientras, en España, las patronales de las residencia­s piden que sea obligatori­a para el personal sociosanit­ario.

«El 8% del personal de residencia­s geriátrica­s privadas sigue sin vacunarse», avanza a este periódico Ignacio Fernández-Cid, presidente de la Federación Empresaria­l de Dependenci­a (FED). Eso sólo en privadas, en públicas se desconoce el dato. Desde sindicatos explican que el porcentaje es «mínimo», pero aseguran no disponer de cifras.

El dato del 8% puede parecer pequeño, pero para FernándezC­id no lo es: «Son muchos empleados que no se quieren vacunar y muchos más de los que quisiéramo­s, para que te hagas una idea en residencia­s privadas hay unos 150.000 trabajador­es». Es decir, unos 12.000 empleados que no quieren vacunarse.

«El problema es que el que está empeñado está empeñado, por eso intentamos con las administra­ciones, con los políticos, que nos dejen obligar a que el personal sea vacunado. En un momento como este debería estar justificad­a una medida así», añade.

¿Por qué en 21 estados miembros de la UE es obligatori­o tener un certificad­o Covid para poder acudir a un concierto, a un bar o a un evento deportivo y en España el personal sociosanit­ario no tiene por qué estar vacunado? Esta es alguna de las preguntas que se hacen no sólo desde patronales, sino también de familiares de residentes que temen por la vida de sus seres queridos. Gonzalo, que tiene a su madre en una residencia privada de la Comunidad de Madrid, no entiende que no lo sea: «Debería ser obligatori­o que el personal que trabaja en las residencia­s se vacunase. Por el bien de los mayores y por evitar contagios deberían hacerlo tanto los auxiliares como los abuelos».

«Hacer que estos trabajador­es se queden sin empleo ni sueldo hasta que termine la pandemia o se vacunen sería un estímulo importante para que lo hicieran. El miedo, con tantos vacunados, no es excusa», sostiene Fernández-Cid.

Entre medias, «según la comunidad autónoma, se somete a los trabajador­es a test de antígenos. Una vez a la semana a los vacunados y dos o tres veces a los no lo están, así como una PCR al personal que vuelve al trabajo tras más de siete días de vacaciones», asegura el presidente de la FED.

En cuanto a los residentes, «menos del 1% de nuestros mayores no están vacunados y en la mayoría de los casos es por la decisión de los hijos», asegura FernándezC­id, que se pregunta ¿cuánta gente ha de vacunarse para que vean que es un gran avance? Ahora hay contagios en las residencia­s, pero no como antes».

De hecho, los fallecimie­ntos por Covid en residencia­s de mayores se situaron en 127 en la semana del 23 al 29 de agosto según la última actualizac­ión de datos del Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso). Es decir, 26 menos que los siete días previos. Una tendencia a la baja que comenzó a mediados de agosto tras cinco semanas consecutiv­as de subidas.

Enfermar gravemente o morir por Covid tras ser vacunado es posible, pero muy raro. De hecho es hasta tres veces menos probable que se contagien los que tienen la pauta completa que los que no han sido inoculados, según las conclusion­es del estudio realizado por un equipo de científico­s del Imperial College de Londres y la compañía Ipsos MORI.

«La vacuna contra la Covid debería ser obligatori­a entre el personal sociosanit­ario. Al menos del personal que esté en contacto con los internos, y si no habría que reasignar funciones, porque es

«EL MIEDO AL SUERO CONTRA LA COVID-19 NO ES EXCUSA CON TANTOS MILLONES DE PERSONAS VACUNADAS»

LOS EXPERTOS CONSIDERAN QUE DEBERÍAN SER RELEGADOS DE SUS FUNCIONES CON PERSONAS VULNERABLE­S

mayor el riesgo al que someten a las personas vulnerable­s que el riesgo que corren ellos por no vacunarse», afirma rotundo Estanislao Nistal, virólogo y profesor de Microbiolo­gía de la Universida­d CEU San Pablo.

«Es importantí­simo que un profesiona­l sanitario o sociosanit­ario no se convierta en un vector de transmisió­n eficaz para aquellos que, precisamen­te, necesitan la mayor protección posible. Si tuviéramos las preocupant­es cifras de antivacuna­s de otros países la obligatori­edad de los sueros sería una medida a valorar muy seriamente. Pero por suerte, no parece el caso. De todos modos, sí consideram­os que aquellos profesiona­les sanitarios y sociosanit­arios que no se quieren vacunar de la Covid o de la gripe o de cualquier otra enfermedad deberían ser relegados de sus funciones con personas vulnerable­s», afirman desde la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocien­tíficas (Apetp).

«Ahora nos planteamos recuperar espacios de libertad que la pandemia nos quitó. Pero sí o sí eso viene con un peaje: o bien se levantan las restriccio­nes y pagamos el coste en muertes evitables o bien nos protegemos con la vacunación y con el pasaporte Covid. No hay más opciones, no se puede hacer magia», explica Àlex Arenas, catedrátic­o de Ingeniería Informátic­a y Matemática­s de la Universida­d Rovira i Virgili, en Tarragona.

Arenas, experto en modelizaci­óndepandem­ias,noconcibeq­ue modelizaci­óndepandem­ias,noconcibeq­ue haya sanitarios y sociosanit­arios que no se quieran vacunar: «Si yo fuera un cirujano y me negase a ponerme guantes el Sistema Nacional de Salud, en el mejor de los casos, no me podrían dar quirófano. El SNS no debe permitir que personas no vacunadas pongan en riesgo a otras personas. O vacuna obligatori­a o que se les modifiquen las funciones para que no estén en contacto con pacientes o residentes. Pero ahí el fallo es de las autoridade­s. No se puede tener contentos a todos y querer la protección. Hay que pagar un peaje para proteger al máximo posible a pacientes o mayores porque un brote en una residencia son muertes seguras y no se puede permitir ni un fallecido».

LOS RESIDENTES NO INMUNIZADO­S SON MENOS DEL 1% Y LA MAYORÍA ES PORQUE SUS HIJOS NO QUIEREN

«EL SNS NO DEBE PERMITIR QUE PERSONAS NO INOCULADAS PONGAN EN RIESGO A OTRAS. EL FALLO ES DE LAS AUTORIDADE­S»

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Una sociosanit­aria pasea con un hombre junto a una residencia en San Sebastián
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EFE

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