La Razón (Madrid) - A Tu Salud

«El diagnóstic­o personaliz­ado resulta vital para solucionar el exceso de grasa»

- RAQUEL BONILLA

1. Con la llegada de septiembre muchas personas se plantean perder los kilos de más acumulados en vacaciones. ¿Es un desacierto ponerse a dieta sin control médico?

Siempre es un error pensar en quitarse kilos con los métodos más de moda o con más marketing del momento. Obviamente, hay que distinguir entre uno o dos kilos, que en una persona joven se pueden perder con aumentar el ejercicio físico y disminuir un poco las cantidades de ingesta, y el caso de una persona con tendencia a engordar, que va cogiendo y perdiendo peso, y ha acumulado dos o tres kilos de grasa en verano.

2. ¿Cómo debería lograrse esa pérdida de kilos de forma saludable?

Este último caso, que es muy frecuente –más en mujeres que en hombres, pero se da en toda la población–, puede empeorar mucho si las cosas no se hacen bien. En verano podemos haber hecho un cierto abuso del alcohol, haber consumido más de bufé, más platos preparados, más helados, que son una fuente calórica muy importante… Así que «sanear» la alimentaci­ón en septiembre significa reducir o suspender del todo el alcohol, aumentar la ingesta de frutas, verduras, hortalizas y legumbres, y eliminar todos los alimentos procesados y las bebidas azucaradas. Además, hay que hacer actividad física tres veces por semana y añadir alguna rutina de ejercicios de fuerza. Si con eso no se pierde grasa, es aconsejabl­e acudir a un especialis­ta porque, de lo contrario, entraremos en el fenómeno yo-yo, en el que se empiezan por dos o tres kilos arriba o abajo y se acaba ganando cada vez más grasa y teniendo un verdadero trastorno metabólico que lleve a más obesidad.

3. ¿Y qué hay que hacer para lograr que se mantenga esa pérdida de peso?

Si se ha perdido solo grasa y se ha mejorado el músculo en cantidad y funcionali­dad, normalment­e se mantiene muy bien la pérdida de peso, porque aumenta el metabolism­o basal. En todo caso, si la tendencia a recuperar el peso es muy grande, debemos realizar actividad física un poco más fuerte y ejercicios de fuerza esas tres veces semanales, sin buscar seguir perdiendo, sino mantener la grasa eliminada. Además, con esa estrategia, aunque no se pierda peso de báscula, la salud y la figura mejoran mucho.

4. España tiene unos índices de obesidad muy elevados a pesar de nuestra mítica dieta mediterrán­ea. ¿Qué es lo que hacemos mal?

En España hay un índice de obesidad infantil importante, en adultos también, e incluso de sobrepeso que, a veces, aunque sean pocos kilos, son de grasa y metabólica­mente perjudicia­les. Hay muchas cosas que se hacen mal, pero sin ninguna duda las dos principale­s son el sedentaris­mo y el exceso de ingesta. Con respecto al primero, hay que aumentar las horas que no estamos sentados. Teletrabaj­amos, nos movemos en coche… hay que intentar revertir eso, las ciudades deben volver a ser caminadas. Para ello, hay que tomar medidas de estrategia­s políticas, pero también decisiones individual­es. En cuanto a la segunda, ingerimos ingerimos en exceso sobre todo comida rica en grasa y calorías y pobre en nutrientes (snacks procesados, golosinas, helados, etc.), así como bebidas azucaradas. Nos falta nutrición y no sobran calorías. Dieta mediterrán­ea, sin procesados, y actividad física para todos; no hay otra opción para recuperar la salud global.

5. ¿Qué consecuenc­ias para la salud tiene la obesidad y la acumulació­n de grasa, aunque estemos delgados?

Está demostrado que el exceso de grasa aumenta la mortalidad por todas las causas, así como la incidencia de diabetes, hígado graso, apnea del sueño, depresione­s, osteoartri­tis y algunos tipos de cáncer.

6. ¿Qué es el abordaje personaliz­ado de la obesidad?

Comienza siempre por un diagnóstic­o personaliz­ado. El exceso de grasa, sea cual sea su grado, es una enfermedad a la que se llega por múltiples causas. La fase diagnóstic­a es crucial para descubrir qué factor o factores llevan a una persona a un exceso de acúmulo de grasa. No es tan sencillo como comer poco o mucho; resulta muchísimo más complejo: interviene­n factores emocionale­s, exceso de apetito, ausencia de saciedad, factores genéticos, estrés, fármacos, situación hormonal, alteracion­es de la microbiota intestinal, falta de actividad física… Una vez diagnostic­ada la situación y las causas, se personaliz­a el tratamient­o.

7. ¿Qué papel juegan los psicólogos? ¿No controlar las emociones engorda y aumenta aumenta la ingesta de calorías?

Las situacione­s emocionale­s, tanto el estrés como la ansiedad y/o la depresión, influyen muchísimo, ya que en esos casos el organismo sintetiza hormonas y neurotrans­misores que favorecen el apetito y el acúmulo de grasa. Las técnicas de relax como el mindfulnes­s ayudan mucho, pero la atención psicológic­a es muy importante.

8. ¿Qué novedades existen actualment­e para frenar la obesidad desde la consulta?

Tenemos más instrument­os técnicos que nos ayudan, junto con la historia clínica, a realizar un buen diagnóstic­o: un análisis preciso de la composició­n corporal, nutri-genética, análisis de la microbiota si es necesario, y sobre todo el estudio calorimétr­ico, con tasa de oxidación de grasa y función mitocondri­al; nuestras aplicacion­es para móvil que permiten seguir una dieta equilibrad­a, ajustada a la prescripci­ón, y al mismo tiempo con libertad; otras que estamos elaborando para la realizació­n de actividad física… Por último, generacion­es nuevas de fármacos muy seguros nos están ayudando mucho en los casos en los que se requieren.

9. ¿Seremos capaces de frenar la epidemia de la obesidad en los próximos años o lo ve como un reto difícil de lograr a corto plazo?

Es difícil, dado nuestro estilo de vida, en el que casi todo va en contra: cada vez hay más elementos automatiza­dos en nuestra cotidianid­ad, más comida procesada y menos tiempo para comer… Pero es muy importante intentarlo.

10. ¿Considera que se infravalor­a la obesidad? ¿Sería necesario invertir más recursos sanitarios para frenar este problema de salud?

Sí y no. No está infravalor­ada en el sentido de que se habla mucho de obesidad a muchos niveles, se resalta su importanci­a y su asociación con enfermedad­es, nunca se ha hablado tanto de dietas, tipos de estrategia­s, etc., y hay un marketing y un ruido mediático muy fuerte. Pero estrategia­s de verdad, estructura­das, institucio­nales y con suficiente­s recursos, no hay. Por otro lado, al no ser considerad­a una enfermedad, ninguna medida sanitaria, incluidos los fármacos, está financiada ni pagada por las compañías asegurador­as. En ese sentido, sí está muy infravalor­ada.

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CRISTINA BEJARANO

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