CENTRO ESTATAL DE SALUD PÚBLICA

UnaUna de las carencias más acuciantes del sistema sanitario español que la pandemia ha evidenciado es la inexistencia de un centro estatal de salud pública. Aunque estaba contemplado en la Ley de Salud Pública de 2011 y en el dictamen de la Comisión de Reconstrucción Social y Económica del Congreso de los Diputados que se aprobó en julio de 2020, sigue sin existir.

A pesar de que la pertinencia del centro ganó enteros cuando los grupos parlamentarios del Congreso consensuaron añadirle el cometido de la «calidad asistencial», el SNS adolece aún, y a pesar de los estragos de la Covid-19, de un ente que posibilite sinergias y una respuesta coordinada del Ministerio de Sanidad y las CC AA en la preservación de la salud pública y en la detección y el abordaje tempranos y adecuados de amenazas como la que representa el SARS-CoV-2.

Parecía que la inclusión en los Presupuestos Generales del Estado de este año de una partida simbólica de cinco millones podía ser un primer paso para la constitución del centro, pero los progresos que han trascendido no van más allá de recordatorios desde el Ejecutivo sobre su supuesta voluntad por hacerlo realidad. El Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias no ha sido suficiente para atender las necesidades de asesoramiento técnico y científico de la Covid19; unas necesidades que se replicarán en las pandemias que vendrán y que elevan a imprescindible y urgente la creación de un centro estatal de salud pública bien estructurado y bien dotado económicamente. Así lo piden todos los agentes del sector salud, que consideran clave que el profesional sanitario seleccionado para dirigirlo sea de primer nivel, esté capacitado, sea competente, se le reconozca como un referente con «expertise» acreditable, atesore una trayectoria de excelencia y trabaje ajeno a intereses partidistas.