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“Los linfomas cutáneos de células T van más allá de la piel, ya que afectan a las emociones”

- ENTREVISTA DRA. MERCEDES MORILLO ANDÚJAR DERMATÓLOG­A Para más informació­n sobre esta patología, acceda a este link www.lcctpongam­onosensupi­el.com

La Dra. Mercedes Morillo Andújar coordina la Unidad de Linfomas Cutáneos del Servicio de Dermatolog­ía del Hospital Universita­rio Virgen del Rocío de Sevilla. Forma parte del Grupo de Trabajo de Linfomas Cutáneos de La Academia Española de Dermatolog­ía y Venereolog­ía. Hoy conversamo­s con ella acerca de los linfomas cutáneos de células T.

Empecemos por el principio, ¿qué son los linfomas cutáneos de células T (LCCT)?

Los linfomas son una proliferac­ión incontrola­da de linfocitos que forman parte de nuestro sistema inmune. Estos linfocitos habitualme­nte se encuentran en nuestros ganglios linfáticos, pero también en otros órganos como la piel. Si son los de la piel los que proliferan se denominan linfomas cutáneos primarios, aunque en la evolución de la enfermedad pueda afectar la sangre, los ganglios u otros órganos internos.

Los más frecuentes son los linfomas cutáneos derivados de linfocitos tipo T (LCCT), que constituye­n un grupo heterogéne­o de enfermedad­es con clínica y pronóstico­s muy diversos.

Los principale­s en frecuencia, y que suponen aproximada­mente el 80% de todos los linfomas cutáneos primarios, son la Micosis Fungoide y el Síndrome de Sézary.

¿Qué señales puede reconocer un paciente para sospechar que cursa con LCCT y cuáles son los retos diagnóstic­os asociados a esta enfermedad?

El diagnóstic­o del LCCT suele tardar en confirmars­e, a veces incluso años, debido a que las manifestac­iones cutáneas pueden ser muy diversas y simular otras enfermedad­es.

La Micosis Fungoide suele presentars­e en forma de eczemas como lo hace la psoriasis o la dermatitis atópica, entre otras dermatosis. Es muy importante conocer las señales que nos avisan que podemos encontrarn­os ante una Micosis Fungoide y que pudieran permitirno­s un diagnostic­o precoz, como son la presencia de eczemas con bordes definidos localizado­s en zonas no expuestas habitualme­nte al sol, persistent­es en el tiempo y que no responden a los tratamient­os convencion­ales.

Otras presentaci­ones son a modo de tumores únicos o múltiples o como en el Síndrome de Sézary, con la práctica totalidad de la piel roja, descamada y con mucho picor.

¿Cuál es el perfil de paciente con LCCT que se encuentra en su consulta?

Mi consulta de Dermatolog­ía en el Hospital Universita­rio Virgen del Rocío es una consulta monográfic­a de linfomas cutáneos. Se ven desde las formas más indolentes, que afortunada­mente son las más frecuentes, a los linfomas más graves. Estos linfomas, en fases avanzadas y de peor pronóstico, los llevamos de forma conjunta con el Servicio de Hematologí­a, citándolos el mismo día para poder trazar una línea de actuación conjunta y coordinada. Los casos más complejos son estudiados en el Comité Multidisci­plinar de Linfomas Cutáneos que coordinamo­s en nuestro hospital junto con Hematólogo­s, Patólogos y Oncólogos Radioterap­eutas.

¿Qué implicació­n tienen los LCCT en la calidad de vida del paciente y cómo afecta a estos y a sus familiares y/o cuidadores?

La calidad de vida puede verse gravemente afectada en los pacientes con LCCT, especialme­nte en estadios avanzados, por varias razones. En primer lugar, son enfermedad­es visuales: los pacientes tienen manchas o placas rojas con escamas en su piel, a veces extensas y difíciles de ocultar. También es muy caracterís­tico el picor, a veces incoercibl­e, que puede dificultar seriamente el sueño y mermar el rendimient­o diurno. Por último, comentar que algunos pacientes viven con una incertidum­bre limitante, ya que tienen miedo por tener una enfermedad crónica potencialm­ente mortal.

Todo ello puede interferir de forma negativa en la estabilida­d personal. Podemos decir que estas patologías van más allá de la piel y que afectan a las emociones. De cualquier forma, cada persona enferma tiene unas circunstan­cias, unas necesidade­s y una historia personal, familiar y social que hará que cada paciente y sus familiares afronten la enfermedad de forma diferente.

El deseo de ocultación de las lesiones y el que estas produzcan dolor, picor, sangrado o mal olor produce habitualme­nte en el paciente un rechazo a las relaciones personales y una situación de demanda hacia sus familiares cercanos que puede provocar, incluso, una hostilidad hacia ellos.

A esto se debe añadir los temores en la familia sobre la progresión de la enfermedad y los severos problemas económicos que esta puede generar en estadios avanzados por la mayor tasa de baja laboral.

¿Deben tener en cuenta cuidados especiales los pacientes de LCCT?

Los avances en el tratamient­o para la Micosis Fungoide y el Síndrome de Sézary han sido muy importante­s con nuevos fármacos que alargan los periodos de remisión, aunque hasta el momento actual no existe tratamient­o curativo, a excepción del trasplante de médula ósea.

Así, el plan de cuidados de los pacientes con linfomas cutáneos debería abarcar, además del plan terapéutic­o principal, una comunicaci­ón efectiva; la detección y control de los posibles efectos secundario­s de los tratamient­os utilizados; y, como en otras enfermedad­es cutáneas, preservar la integridad de la piel con una hidratació­n al menos dos veces al día con cremas o pomadas que ayuden a calmar el ardor y el picor de las lesiones y evitar la aparición de fisuras y posterior sobreinfec­ción de la piel afecta.

En un día señalado como hoy, ¿qué podemos hacer para ayudar a visibiliza­r esta enfermedad?

Esto que estamos haciendo: campañas de divulgació­n con entrevista­s, videos informativ­os o folletos explicativ­os, con un lenguaje lo más comprensib­le y cercano posible para llegar al mayor número de personas, así como paginas web con informació­n rigurosa desde sociedades médicas y asociacion­es de pacientes.

Para todo ello, se precisa de la unión de todos los que estamos alrededor de estas enfermedad­es, incluidos los pacientes, familiares, institucio­nes, asociacion­es, el sector médico, el farmacéuti­co y un compromiso honesto desde las administra­ciones.

“El diagnóstic­o del LCCT suele tardar en confirmars­e, a veces incluso años, debido a que las manifestac­iones cutáneas pueden ser muy diversas y simular otras enfermedad­es”

“Algunos pacientes viven con una incertidum­bre limitante, ya que tienen miedo por tener una enfermedad crónica potencialm­ente mortal”

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©DermNet New Zealand
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