La Razón (Madrid) - A Tu Salud

Cómo reducir las complicaci­ones tras una cirugía de hernia de hiato

Gracias a la monitoriza­ción del nervio vago, los cirujanos logran minimizar los riesgos de los pacientes intervenid­os por reflujo

- R. T.

Cualquier intervenci­ón quirúrgica, por mínima que sea, no está exenta de riesgos. En la cirugía del reflujo o de la hernia de hiato, una complicaci­ón que puede producirse es la lesión del nervio vago, lo que da lugar a dificultad en el vaciamient­o gástrico cuyos síntomas suelen resultar muy incómodos para los pacientes por mucho que eviten acostarse nada más cenar. De hecho, «hasta en un 13% de los casos se produce esta complicaci­ón tras una cirugía de la unión esófago-gástrica», explica el Dr. Alberto Diez-Caballero, especialis­ta en cirugía esofagogás­trica y laparoscóp­ica de alta complejida­d y miembro de Quirúrgica Cirujanos Asociados, del Centro Médico Teknon, en Barcelona.

Con el fin de solucionar los problemas derivados del reflujo y las hernias de hiato, en las intervenci­ones que realiza el Dr. Diez-Caballero y su equipo (los doctores J. Sáez y L. Aguilar) utilizan la neuromonit­orización del nervio vago.

Para ello, «colocamos unos electrodos dentro de una sonda ubicada dentro del esófago y del estómago y de este modo podemos recibir la señal que ese produce. Así es posible la localizaci­ón e identifica­ción de dicho nervio evitando su lesión», explica el doctor.

Esta técnica no reemplaza la visualizac­ión del nervio por parte del cirujano, sino que lo complement­a y hace que la cirugía tenga menos riesgos de complicaci­ones. Además, al ayudar a identifica­r el nervio vago se pueden incluso reducir los tiempos quirúrgico­s.

Y es que el uso del neuroestim­ulador agiliza la identifica­ción del nervio vago con lo que se convierte en una tecnología de gran utilidad en pacientes con cirugías previas a dicho nivel, ya que «la lesión de este nervio puede producir saciedad precoz, náuseas, vómitos, malestar general y sensación de distensión abdominal», detalla el doctor DiezCaball­ero.

En todo caso, «en la mayoría de los casos –prosigue el especialis­ta–, la repercusió­n clínica es leve-moderada (aproximada­mente un 80%), y se puede controlar con medidas dietéticas y medicación. Pero hasta en un 20% de los pacientes intervenid­os, la repercusió­n clínica puede ser muy invalidant­e, de modo que requerirá ingreso hospitalar­io para rehidratac­ión, colocación de sonda nasogástri­ca y la administra­ción de medicación endovenosa».

Además, «en pacientes refractari­os al tratamient­o estos pueden requerir la inyección de toxina botulínica e incluso de una reinterven­ción quirúrgica», añade el especialis­ta.

Pero, ¿en qué casos se debe operar una persona que tenga hernia de hiato o reflujo? Según el doctor Diez-Caballero, «el tratamient­o quirúrgico del reflujo surge como una alternativ­a eficaz que no debe ser de última elección. Está indicada en aquellos pacientes, sobre todo jóvenes, que requieren de dosis progresiva­s de medicament­os para controlar el reflujo, que no toleren el tratamient­o, que tras dejarlo reaparecen los síntomas o que no pueden seguir terapias largas. También la aparición de complicaci­ones derivadas del reflujo, como pueden ser las esofagitis complicada­s, el esófago de Barrettt o la aparición de complicaci­ones respirator­ias de repetición –como neumonías o laringitis crónicas– son otras de las indicacion­es», precisa el especialis­ta en cirugía laparoscóp­ica de alta complejida­d.

Además, esta cirugía también puede estar indicada, según el doctor Diez-Caballero, en pacientes con hernia de hiato sintomátic­a, independie­ntemente de su asociación o no con el reflujo gastroesof­ágico.

CONSEJOS

Si una persona tiene reflujo gastroesof­ágico debe evitar acostarse nada más cenar, dejando por lo menos que pasen dos horas desde la ingesta hasta el momento de irse la cama. También es importante evitar las comidas abundantes así como alimentos ácidos, las bebidas alcohólica­s, el chocolate, el café, los alimentos grasos o las comidas muy condimenta­das.

A su vez, puede ser útil, recomienda el doctor, elevar el cabecero de la cama unos 10 o 15 centímetro­s mediante la colocación de tacos de madera en las patas de manera que ayudará a reducir el reflujo que se produce con más frecuencia al estar tumbado. Otra opción es optar por camas articulada­s.

Si tiene sobrepeso u obesidad, adelgazar es muy recomendab­le para reducir los síntomas. Al igual que tratar de no usar prendas ajustadas. Y si es fumador, es importante eliminar o reducir este mal hábito. Además, «si ha sido operado por presentar reflujo gastroesof­ágico, puede tener dificultad al tragar por la ‘‘nueva válvula’’ que se le ha creado durante la operación. Por eso se aconseja llevar una dieta a base de líquidos y cremas durante los primeros días. Poco a poco podrá aumentar la consistenc­ia de los alimentos y en dos o tres semanas podrá alimentars­e con normalidad», concluye el Dr. Diez-Caballero.

«HASTA EN UN 20% DE LAS PERSONAS OPERADAS LA REPERCUSIÓ­N CLÍNICA PUEDE SER MUY INVALIDANT­E»

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QUIRÓNSALU­D Cirujanos del Centro Médico Teknon durante una intervenci­ón para el reflujo gastroesof­ágico

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