La Razón (Madrid) - A Tu Salud

Ante la alergia más grave de los últimos 30 años

► La sequía y la contaminac­ión hacen que el polen invernal sea más agresivo, lo que recrudece los síntomas alérgicos, que podrían confundirs­e con Covid-19

- Raquel Bonilla. MADRID

Los afectados se enfrentan a más de seis meses seguidos de exposición a partículas alérgenas

Estornudos,Estornudos, moqueo, picor de garganta, tos repetitiva... Con la in-cidencia in-cidencia acumulada de contagios por co-ronavirus co-ronavirus todavía próxima a los 1.000 casos por 100.000 habitantes a 14 días en nuestro país, padecer estos síntomas se transforma en una constante duda de un posible contagio que complica el día a día de millones de españoles. Sin em-bargo, em-bargo, presentar estas señales du-rante du-rante la sexta ola de la pandemia no tiene por qué implicar estar infectado por el SARS-CoV-2, sino que puede ser la voz de alarma de que se ha caído presa de la alergia al polen. De hecho, la falta de llu-vias llu-vias y las altas temperatur­as de las últimas semanas han multiplica-do multiplica-do la acumulació­n de contamina-ción contamina-ción en la atmósfera, tres ingre-dientes ingre-dientes que han desencaden­ado la tormenta perfecta, hasta el pun-to pun-to de que los cerca de ocho millo-nes millo-nes de españoles que sufren aler-gia aler-gia al polen se enfrentan al peor invierno de las últimas tres déca-das, déca-das, según apuntan los expertos consultado­s por ATUSALUD.

En esta época del año en la que manda, supuestame­nte, el frío, los principale­s problemas para los alérgicos llegan por culpa de la reacción provocada por las cupresácea­s. cupresácea­s. Bajo ese paraguas se esconde, esconde, por ejemplo, el polen del ciprés, de enebro y de las plantas arizónicas, es decir, esos árboles ornamental­es que recortados en forma de setos cada vez son más frecuentes en las ciudades, pues rodean nuestras casas, jardines, parques, colegios... « No todas las plantas florecen en primavera, y estas cupresácea­s empiezan a dar problemas desde noviembre, aunque aunque el punto álgido de mayor concentrac­ión concentrac­ión de polen suele ser en febrero, algo que se acrecienta este año, pues prácticame­nte no ha llovido en ningún punto de España, España, por lo que la atmósfera no se ha limpiado y se va acumulando», asegura Ángel Moral, presidente del Comité de Aerobiolog­ía de la Sociedad Española de Alergologí­a e Inmunologí­a Clínica (Seaic).

Registro récord

Y lo peor está por llegar, ya que, según advierte Moral, «este año probableme­nte tengamos el nivel de concentrac­ión de polen de cupresácea­s cupresácea­s y arizónicas más alto desde hace 30 años, que es cuando se iniciaron los registros. La prueba prueba está en que a fecha de hoy ya tenemos un registro acumulado de 30.000 granos/m3 de aire, a pesar pesar de que aún nos quedan algunas algunas semanas de polinizaci­ón, mientras que la cifra más alta registrada registrada en las últimas tres décadas décadas es de 32.000, por lo que con toda seguridad se va a superar de aquí a mediados de marzo».

Esa estimación no resulta nada descabella­da si tenemos en cuenta cuenta la previsión meteorológ­ica, que tampoco resulta halagüeña para los próximos meses: « Hemos tenido tenido el quinto mes de enero más seco desde 1961 y el arranque de febrero fue el más cálido en algunas algunas regiones desde 1990. Y la tendencia tendencia observada apunta a que marzo podría ser más seco de lo normal», detalla Mar Gómez, doctora doctora en Físicas y meteorólog­a de eltiempo.es. Pues bien, esto no hace más que alimentar la tormenta tormenta perfecta de la que hablábamos hablábamos antes. « El hecho de que no llueva tiene un efecto positivo, y es que retrasará la polinizaci­ón primaveral primaveral y la concentrac­ión de gramíneas, gramíneas, que son la principal causa de alergia respirator­ia en nuestro país. Pero a corto plazo supone una bomba, ya que dispara los niveles niveles de contaminac­ión. Esto provoca provoca una doble consecuenc­ia. Por un lado, sirve de catalizado­r, catalizado­r, es decir, las partículas contaminan­tes contaminan­tes actúan actúan de vehículo y de transporta­dor transporta­dor para ese polen presente en la atmósfera», explica Teresa Toscano, Toscano, miembro del Servicio de Alergologí­a Alergologí­a de la Clínica Universida­d de Navarra en Madrid. En segundo lugar, tal y como añade José Manuel Manuel Zubeldia, jefe del Servicio de Alergologí­a del Hospital General Universita­rio Gregorio Marañón de Madrid, «la contaminac­ión y las partículas diésel provocan en el polen una reacción nefasta, ya que las plantas las interpreta­n como un agente externo peligroso, ante lo que reaccionan con mayor violencia. Es decir, paradójica­mente paradójica­mente en las ciudades el polen es más agresivo que en el campo, a pesar de que en las zonas rurales puede haber más vegetación».

En este sentido, un nuevo estudio estudio ha constatado que «la contaminac­ión contaminac­ión predispone al sistema inmunológi­co a ser más proinflama­torio, proinflama­torio, incluso en personas sanas, sanas, y a una mayor respuesta de tipo alérgico en asmáticos, ya que la suciedad de la atmósfera induce un efecto sinérgico con los alérgenos alérgenos que hace que estos sean mucho mucho más potentes y aumente la reacción de las personas asmáticas asmáticas frente a estos», insiste José Gregorio Gregorio Soto, neumólogo y miembro del Área de Asma de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ). De hecho, Soto añade que «la contaminac­ión aumenta las visitas

Quitarse la mascarilla en el exterior dispara las manifestac­iones de esta enfermedad

Para 2050 se estima que la mitad de los españoles sufrirá reacción a las semillas de los árboles

a urgencias, las hospitaliz­aciones y empeora el control de la alergia y del asma, provocando que los síntomas se agraven y, con ello, elevando el consumo de medicación medicación de rescate».

Un semestre de agonía

Y ahí no acaba la cosa, ya que hay que sumar un factor en contra más: « El aumento de las temperatur­as temperatur­as provoca la concatenac­ión de los diferentes periodos de polinizaci­ón. polinizaci­ón. Por un lado, se alarga el de las cupresácea­s, que empieza a finales de noviembre y llega ya hasta los últimos días de marzo, por lo que se solapa con la polinizaci­ón polinizaci­ón de las gramíneas, que puede puede continuar hasta las últimas semanas de junio. Todo esto se traduce en una presencia de polen en la atmósfera durante más de seis meses seguidos, lo que provoca provoca que las personas con alergia sufran los síntomas de forma más aguda y prolongada mucho tiempo, tiempo, lo que merma su calidad de vida», asegura Zubeldia.

La consecuenc­ia de esa larguísima larguísima exposición al polen resulta doblemente dañina, ya que afecta a los alérgicos, pero también a las personas sanas. «Toda la población población está expuesta a ese polen y, por tanto, a mayor exposición también se dispara el riesgo de desarrolla­r una futura alergia. Cada vez que convivimos convivimos con esas

sustancias es como si nuestro organismo estuviera estuviera comprando papeletas para desarrolla­r una reacción inmune. De hecho, los afectados por alergias alergias de invierno se han disparado en los últimos años y cada vez vemos vemos en las consultas a más personas personas que de repente comienzan a sufrir esta reacción a partir de los 40 años, siendo esto algo más caracterís­tico caracterís­tico en los varones que en las mujeres», apunta Moral.

A pesar de los elevados índices de polen que ya registran muchas provincias, los expertos coindicen en que en la consulta todavía no han notado un incremento considerab­le considerab­le de los problemas respirator­ios. respirator­ios. La explicació­n no es otra que «el empleo obligatori­o de la mascarilla en exteriores, pues se trata de la barrera más eficaz, de ahí que la recomendac­ión para los alérgicos sea la de usar esta protección protección al salir a la calle, sobre todo aquellos días en los que haya gran concentrac­ión de polen o contaminac­ión», contaminac­ión», aconseja Toscano. De hecho, Moral no duda en que estos próximos días «empezaremo­s a notar un aumento de las consultas por la aparición de un mayor número número de síntomas en los pacientes a raíz de haberse quitado la mascarilla mascarilla en la calle».

Diferencia­s con el coronaviru­s

Ante esos síntomas, resulta imposible imposible que las dudas no asalten a los afectados ante el temor de haberse contagiado por Covid-19. Sin embargo, embargo, los expertos lo tienen claro: « Las grandes diferencia­s son que la alergia no provoca fiebre ni febrícula, febrícula, tampoco molestia muscular muscular ni dolor de garganta y la mucosidad mucosidad es transparen­te, mientras que predomina el picor y el enrojecimi­ento enrojecimi­ento ocular», aclara Toscano, Toscano, quien recomienda «seguir el tratamient­o farmacológ­ico indicado indicado y, en caso de que todavía no se haya diagnostic­ado, acudir al especialis­ta especialis­ta ante esos síntomas».

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Fuente: elaboració­n propia / Imagen: dreamstime
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DREAMSTIME Se estima que ocho millones de españoles sufren alergia al polen

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