Envejecer al revés

HaceHace unos días vi en la prensa una foto de la cantante Ma-donna Ma-donna con la piel del rostro tan tersa y tan tensa como si fuese una jovencita casi impúber, y al pie un titular... El mismo que hoy lleva mi co-lumna co-lumna y que, al leerlo, me condujo a ras-carme ras-carme un poco la cabeza a cuento de esa frase paradójica que casi parecía un koan de la pedagogía zen. Recuerde el lector que la cantante es ya, holgadamente, sesento-na. sesento-na. Nació en 1958. Calculen. Calculen, sí, y prescindan de la sospecha de que la foto en cuestión haya sido retocada por ese dia-bólico dia-bólico artilugio al que llaman photoshop. Aun así... Publiqué hace no mucho, cuan-do cuan-do estaba a punto de cumplir 80, un libro al que puse por título «Shangri-La. El elixir de la eterna juventud». Lo sacó Planeta. Entre las citas de la cabecera del libro había una que procedía de la antepenúltima no-vela no-vela del difunto escritor mexicano Carlos Fuentes: Adán en Edén. Antepenúltima, digo, y última publicada en vida, porque a título póstumo aparecieron otras dos. Su autor, que murió a los 83, había sido siem-pre siem-pre extremadamente apuesto y lleno de energía. Pero al final ya se sabe: et in Arca-dia Arca-dia ego. Aquella cita decía: «Señor, ayúda-me ayúda-me a ganar la juventud con la edad, en vez de perderla con el tiempo». Tengo dicho hasta la saciedad que la juventud no de-pende de-pende de los años que se tengan ni del as-pecto as-pecto físico, sino del carácter y de la actitud vital que de él se deriva. No todo el mundo nace joven ni muere viejo. Sólo envejece, stricto sensu, la persona cuando el deterio-ro deterio-ro cognitivo, cada vez más usual, hiere su mente. Por eso la longevidad, tan anhelada, tan alabada, que tan buena prensa tiene y que con tanto ahínco busca la ciencia, es una trampa mortal. Estoy un poco harto de que todo el mundo, mintiendo o no, me diga cuando me ve: Pareces un chaval. Por ti no pasan los años. ¡Ni de lejos representas los que tienes! Y yo, sonriente, condescen-diente, condescen-diente, resignado, digo: Ya, ya... Pero prefe-riría prefe-riría tener menos y representar más. Es curioso que los cadáveres siempre parez-can parez-can más jóvenes de lo que sus cuerpos parecían de vivos. La Parca es una virtuosa del Photoshop. En tales cosas pensaba cuando leí el koan que proponía enveje-cer enveje-cer al revés. No me hagan mucho caso...