Los mejores del mundo

LasLas malas noticias nos hacen daño. No solo las que nos afec-tan afec-tan personalmente, no. Cual-quier Cual-quier persona con un mínimo de empatía, la mayoría sin duda, sufre con el mal ajeno también. Percibo yo que aho-ra aho-ra más que nunca estamos inmersos en un clima de horrores. No es solo lo que la pandemia larga y voraz ha desatado en salud mental. Otras enfermedades, que han estado escondidas por dificultados para ir a los médicos, están brotando aho-ra aho-ra cruelmente. No tengo datos estadísti-cos, estadísti-cos, pero mi experiencia y observación me llevan a concluir que muchos, entre ellos bastantes jóvenes, se nos están yendo de esta vida en los últimos tiempos. La parca nos arrebata a amigos y conocidos sin piedad. Ahora, además, con las redes, no podemos meter la cabeza debajo del ala. Ahí están sus defunciones, directas a nuestro corazón. Hemos envejecido en estos dos años, estamos desanimados. Y, sin embargo, los medios siguen ensañán-dose ensañán-dose con nosotros. La prensa nos pone el nudo en la garganta, la televisión nos des-espera, des-espera, o las vendettas íntimas contadas a gritos necios, o la política más putrefac-ta putrefac-ta que hayamos podido imaginar. Aque-llos Aque-llos a los que hemos votado, seguramente no muy convencidos pero esperanzados, están a machetazo limpio, y nosotros asis-timos asis-timos al circo de ellos, sus palmeros y sus buitres, suspendidos de espanto. La rea-lidad rea-lidad está superando tanto a la ficción que casi no nos interesan ya las películas. ¿Qué película es más excesiva? ¿Quiénes son mejores actores que nuestros políticos y sus adictos? ¿Qué personaje puede ser más inquietante que alguna de las fieras a las que encierran en los realities?

No podemos seguir así, estamos dejan-do dejan-do de creer en lo que nos cuentan, y casi desconfiando en la bondad de los desco-nocidos. desco-nocidos. Por eso quiero terminar recor-dándoles recor-dándoles una maravillosa realidad: somos el país del mundo donde mayor número de trasplantes se realizan. Y no solo por la gestión excelente de la ONT, sino también y fundamental por la solidaridad de los españoles. Los mejores del mundo en dar la vida a otros cuando partimos.