La Razón (Madrid) - A Tu Salud
Los anticuerpos monoclonales, claves en la endemia por Covid-19
► «Hay que seleccionar las herramientas terapéuticas más propicias para atajar la irrupción de variantes»
MañanaMañana se cumplen dos años de la primera declaración de estado de alarma en España motivada por la pandemia de SARS-CoV-2. En ese momento, la inci-dencia inci-dencia y los fallecimientos por Covid-19 crecían de forma exponencial y no contá-bamos contá-bamos con casi ningún instrumento para hacerle frente. Dos años después, no hemos vuelto al escenario prepandémico pero, gracias al ingente trabajo de los investiga-dores investiga-dores y de los clínicos, la situación es muy distinta para casi toda la población. La va-cunación va-cunación masiva de la población, en la que España ha sido un ejemplo para el resto del mundo, ha logrado que las sucesivas olas de Covid-19 golpeen de forma más leve y eso se ha traducido en menos cuadros graves y fallecidos. Hoy, la comunidad científica as-pira, as-pira, si no a erradicar el virus, sí a acabar con sus peores efectos.
Sin embargo, los que nos dedicamos a la atención directa a los pacientes tenemos muy presente que aún no hemos llegado al final del camino. El punto débil de la estra-tegia estra-tegia para convivir con la Covid-19 son las personas de riesgo. ¿Qué ocurre con los pa-cientes pa-cientes mayores, pluripatológicos con cua-dros cua-dros crónicos respiratorios, metabólicos y con otros factores que les predisponen a sufrir la enfermedad de manera más grave, a veces sólo detectables con pruebas clíni-cas clíni-cas o exploraciones complementarias?
Todo apunta a que en los próximos meses el mundo va a pasar de una situación de pandemia a una de endemia pero, tal y como ha advertido la Organización Mundial de la Salud (OMS), este hecho no supone una evolución positiva per se, sólo significa que la enfermedad se quedará de manera permanente, permanente, probablemente con picos estacionales, estacionales, como ocurre, por ejemplo, con el paludismo en muchos países de África y Asia. Para hacer frente a esta nueva fase, por tanto, no podemos bajar la guardia y los clínicos clínicos necesitamos nuevas nuevas herramientas para ofrecer a los pacientes más vulnerables.
Si 2020 fue el año del estallido de la pandemia pandemia y 2021 fue el de las vacunas, este 2022 debería ser el de los tratamientos. tratamientos. Y, entre ellos, hay que seleccionar seleccionar las herramientas terapéuticas más propicias propicias para atajar los nuevos desafíos que plantea el SARS-CoV-2, como la irrupción de sucesivas variantes del virus.
Entre las terapias desarrolladas hasta la fecha han cobrado relevancia los antivirales pero, sobre todo, los anticuerpos monoclonales monoclonales neutralizantes, cuyo potencial cada vez parece mayor. Para comprender el modo de acción de esta familia de medicamentos, medicamentos, es necesario pensar en cómo funciona funciona nuestro sistema inmune, que combate combate las infecciones cuando reconoce antígenos de virus o de bacterias. El sistema inmunitario produce de manera natural anticuerpos para destruir destruir estos antígenos, y el tratamiento emplea los denominados anticuerpos anticuerpos monoclonales, que son producidos o «clonados» a partir de células inmunitarias en un laboratorio. Están Están dirigidos a detectar antígenos específicos específicos de los microorganismos y pueden ayudar ayudar al sistema inmunitario a combatir diversas enfermedades, entre ellas, la Covid-19. Covid-19. En un contexto de pandemia, esta alternativa terapéutica es muy relevante, sobre todo, por su capacidad para prevenir el empeoramiento de los pacientes más frágiles frágiles o vulnerables cuando la enfermedad se encuentra en sus estadios iniciales.
Los anticuerpos monoclonales no han llegado para sustituir a las vacunas, que seguirán seguirán siendo el eje de la estrategia preventiva, preventiva, pero sí son un complemento necesario en esta transición a una enfermedad endémica. endémica. Para sacar el máximo partido a su uso, es preciso identificar de forma precoz los factores de riesgo de progresión en cada paciente en el momento del diagnóstico, para adelantarnos al virus.
En España ya existe una estrategia para el uso adecuado de las vacunas de la Covid-19, que ha dado buenos resultados. Tras la vacunación, vacunación, es un buen momento para configurar configurar una similar para los tratamientos, en particular, de los anticuerpos monoclonales neutralizantes, de manera que se asegure que llegan a los pacientes que realmente se pueden beneficiar de ellos. Aún es mucho lo que tenemos que aprender de este virus y, si algo ha quedado claro, es que los factores factores que predisponen a la Covid-19 grave no siempre están claros desde el principio. El trabajo de los clínicos con sus pacientes es lo que debería guiar la estrategia.
La sexta ola de la pandemia, de la que aún nos estamos recuperando en los hospitales, hospitales, ha dejado claro que, aunque aspiremos aspiremos a convivir con el virus, no es momento momento de olvidar sus peores efectos. El SARS-CoV-2 todavía es capaz de provocar episodios graves de ingreso hospitalario, en unidades de críticos y fallecimientos, y está en nuestra mano explorar nuevos caminos, caminos, con todos los instrumentos disponibles, disponibles, para evitarlo.
«Aunque convivamos con el virus, no hay que olvidar sus efectos»