La Razón (Madrid) - A Tu Salud
Sentimientos que enferman
TeñidaTeñida como estoy, como esta-mos, esta-mos, de las imágenes de la guerra de Ucrania en vivo y en directo, miro el folio en blanco de mi ordenador y me pregunto sobre qué podría escribir. Divago cansada. Voy a Google y le pregunto que males provo-ca provo-ca la impotencia y el miedo. Leo la res-puesta res-puesta sorprendida: «disfunción eréctil», me da la risa. Y pienso que ojalá los sen-timientos sen-timientos de impotencia y miedo solo provocaran eso. Pero a la vez siento lo importante que es el humor para resistir a esos sentimientos. Llevamos unos años sin levantar cabeza y lo estamos pagan-do. pagan-do. Se mueren unos de enfermedades bruscas, otros se deprimen hondamente, otros se encierran. Tengo gente cercana que sigue sin salir de casa desde el primer confinamiento de covid. No se han pues-to pues-to las vacunas por miedo a los efectos secundarios. Temen morir. Muchos de los no vacunados son hipocondriacos y prefieren, tristemente, meterse en una cueva oscura que arriesgarse a síntomas desconocidos. Pero en las cuevas no se toma el sol, ni se hace ejercicio, ni se re-laciona re-laciona uno con la gente. En las cuevas se muere de pena. Y así andan algunos. Otros, muchos otros, resisten como jaba-tos jaba-tos luchando contra el miedo al virus invisible, a erupciones, lluvia de arena ocre y otras manifestaciones extrañas de la naturaleza desquiciada por nuestra mano, al horror de una guerra cercana, a la falta de recursos.
¿Se imaginan vivir esto sin trabajo, sin recursos para ir a la farmacia o pagar la luz? Pues muchos, el 22% en mi ciudad, lo está sufriendo así. Y yo lo noto en el rostro de la calle. Pero aún reflejado en tantos rostros, admiro la capacidad de la gente para seguir adelante con sus actividades cotidianas, con su búsque-da búsque-da de cierta tranquilidad, con su deci-sión deci-sión de apagar la tele cuando nos dan sobredosis de veneno, con su fuerza para seguir limpiando sus hogares ana-ranjados ana-ranjados y fríos. Yo que soy una favore-cida, favore-cida, admiro a los otros. Y, sinceramen-te, sinceramen-te, en este momento me dan igual los que sufren disfunción eréctil.