La Razón (Madrid) - A Tu Salud

Estudian la salud ósea en pacientes con patología inflamator­ia intestinal

- Un nuevo trabajo de investigac­ión analiza las secuelas que provocan la enfermedad del Crohn y la colitis ulcerosa R. Bonilla.

La enfermedad inflamator­ia intestinal intestinal (EII) es una patología crónica de etiología desconocid­a en cuyo desarrollo influyen múltiples variables variables y que implica un gran deterioro deterioro de la calidad de vida de quien la sufre. Y no es una cuestión baladí, ya que, según el Grupo Español Español de Trabajo en Enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa, alrededor alrededor de 150.000 personas en España España están afectadas actualment­e por colitis ulcerosa y la enfermedad enfermedad de Crohn, mientras que se estima que se diagnostic­an 2.000

La incidencia de fracturas de huesos entre pacientes con problemas digestivos se dispara un 40%

nuevos casos aproximada­mente, con un incremento del 2,5% anual, de manera que la incidencia de estas patologías intestinal­es se ha multiplica­do por diez en los últimos últimos 25 años.

« La EII comprende dos formas clínicas principale­s, la enfermedad enfermedad de Crohn (EC) y la colitis ulcerosa ulcerosa (CU). Ambas están caracteriz­adas caracteriz­adas por una inflamació­n del tracto gastrointe­stinal de etiología desconocid­a. Esta patología suele debutar entre la segunda y tercera década de la vida, aunque puede aparecer a cualquier edad y suele evoluciona­r con periodos de actividad actividad en la que el paciente puede sufrir dolor abdominal, diarrea y deposicion­es con sangre o moco y periodos de remisión sin síntomas. síntomas. Aunque existen casos más graves con complicaci­ones que pueden poner en riesgo la vida del enfermo», explica María Cortés Berdonces, especialis­ta en Endocrinol­ogía Endocrinol­ogía y Nutrición del complejo complejo hospitalar­io Ruber Juan Bravo de Madrid.

A esas circunstan­cias se añade el hecho de que la EII puede mermar mermar también la calidad ósea de los afectados. Por ello, con el fin de averiguar si estos pacientes presentan presentan mayor riesgo de fractura osteoporót­ica, Cortés Berdonces está desarrolla­ndo un estudio prospectiv­o con 100 pacientes (50 de ellos con EII y otros 50 sin dicha enfermedad) en colaboraci­ón con el servicio de Aparato Digestivo, Reumatolog­ía y Diagnóstic­o por la imagen del hospital. En concreto, concreto, el estudio, que cuenta con la autorizaci­ón del Comité de Ética de la Fundación Jiménez Díaz, se centra en analizar la calidad ósea en pacientes con EII a través del análisis de micro y macro arquitectu­ra arquitectu­ra del hueso.

Pruebas diagnóstic­as

Para llevarlo a cabo, Cortés Berdonces Berdonces cuenta con las siguientes herramient­as: herramient­as: Trabecular Bone Score (TBS), es decir, una técnica de imagen imagen que evalúa el estado de la microarqui­tectura microarqui­tectura del hueso; ecografía ecografía de calcáneo; densitomet­ría ósea anteropost­erior y lateral, análisis morfológic­o de la columna para evaluar fracturas vertebrale­s y densitomet­ría densitomet­ría ósea en 3D. «La novedad que aporta nuestro estudio, –señala–, –señala–, es que hasta ahora el análisis sólo se había realizado a través de la densitomet­ría ósea, que mide la densidad pero no la calidad (micro y macroestru­ctura) del hueso». Así, actualment­e, para la comparació­n de la calidad ósea entre ambos grupos grupos de pacientes (con EII y sin ella), se están realizando las pruebas referencia­das referencia­das a todos ellos, para, dentro dentro de un año, repetir todas de nuevo nuevo pero solamente en pacientes con EII. «Se ha demostrado un mayor mayor riesgo de osteoporos­is, es decir, peor calidad ósea, en pacientes con EII y un mayor número de fracturas en éstas frente a personas de misma misma edad y sexo sin esa patología. Esto ha sido estudiado con densitomet­ría densitomet­ría ósea convencion­al y nosotros nosotros vamos a analizar otros parámetros parámetros de calidad ósea como el índice trabecular óseo o la arquitectu­ra arquitectu­ra del fémur en 3D», detalla Cortés Berdonces.

La hipótesis que persigue este nuevo estudio resulta muy relevante, relevante, ya que, tal y como explica la especialis­ta, especialis­ta, «en algunos estudios se ha visto una incidencia de fractura entre personas con EII de hasta un 40% mayor que en población general, general, con un significat­ivo aumento de la tasa de fracturas vertebrale­s, cadera y radio». La razón de esta abultada cifra reside en que «en el metabolism­o óseo de estos pacientes pacientes influyen factores habituales relacionad­os con osteoporos­is, así como otros condiciona­ntes propios propios de la enfermedad, como el tratamient­o, el daño a nivel de tubo digestivo y el propio proceso inflamator­io inflamator­io subyacente», argumenta Cortés Berdonces.

La osteoporos­is no duele ni se presenta con ningún síntoma hasta hasta que aparece una fractura por fragilidad, «de ahí que sea importante importante hacer un diagnóstic­o previo en personas en riesgo de presentarl­a», presentarl­a», advierte la especialis­ta, quien recomienda a los pacientes con EII, al igual que para cualquier otro individuo sano, «el consumo de calcio, mantener unos niveles adecuados de vitamina D, hacer actividad física de forma regular y evitar factores de riesgo como el tabaco o el alcohol».

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DREAMSTIME La osteoporos­is no duele ni se presenta con ningún síntoma hasta que aparece una fractura por fragilidad

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