La muerte ( y la vida) según Arsuaga

SiSi consultan la lista de los diez li-bros li-bros de no-ficción más vendidos verán que en ella figuran dos fir-mados fir-mados por el literato Juan José Millás y el paleontólogo Juan Luis Arsuaga. El primero, que apareció en 2021, se titula «La vida contada por un sapiens a un nean-dertal». nean-dertal». El segundo, complementario del primero y muy reciente, lleva casi el mismo título, pero con una variante sustancial: «La muerte contada por un sapiens a un neandertal». Los dos han sido publicados por Alfaguara. Son espléndidos. Acabo de devorar el segundo; deglutí el otro, con análogo apetito, cuando apareció. Anun-cian Anun-cian un tercero sobre la consciencia, la inteligencia (incluyendo la artificial) y la cooperación. Aún no ha sido escrito. En cuanto aparezca, me abalanzaré sobre él y lo adentellaré. Literatura altamente pe-dagógica: pe-dagógica: instruyen deleitando, deleitan divirtiendo. En ellos hay información, na-rración, na-rración, ciencia, filosofía, maestría literaria y sentido del humor.

El neandertal es Millás. El sapiens es Ar-suaga. Ar-suaga. Pero Millás, que es el narrador, tam-bién tam-bién resulta bastante sapiens, aunque ti-rando ti-rando a lego en la materia, y Arsuaga, que a veces lleva a su interlocutor como llevaría a un chimpancé de liana en liana, es un paleontólogo mutante que raya en filóso-fo, filóso-fo, en zoólogo, en sociólogo, en historiador y en domador de bípedos implumes.

Bromas aparte, dé por seguro el lector que si aconsejo vivamente la lectura de los dos libros en cuestión no es por capricho, sino porque sus páginas son pródigas en sabios consejos de índole más o menos medicinal, nutricional y terapéutica.

Seguro estoy también de que Millás, que es el Sancho Panza y el Cide Hamete Be-nengeli Be-nengeli de estos libros, sale de ellos y de sus andanzas con el ingenioso hidalgo y epi-cúreo epi-cúreo paleontólogo don Juan Luis Arsuaga tan rejuvenecido como lo habría estado el mismísimo Ponce de León si hubiese te-nido te-nido éxito en su búsqueda ultramarina de la fuente de la eterna juventud.

Y ojito, lector, porque de eterna y relativa juventud se trata, no de inmortalidad. Ésta, dice el sapiens y corrobora el neandertal citando a Borges, «es una condena, porque lo que da sentido a la vida es la muerte».