La vergonzosa compra de materiales del Ingesa

DuranteDurante el primer año de pandemia, la política de com-pras com-pras de equipos de protección y otros materiales contra la covid por parte del Mi-nisterio Mi-nisterio de Sanidad fue una au-téntica au-téntica vergüenza. En una de las decisiones más nefastas que se le recuerdan a un titular de esta cartera, Salvador Illa optó por encomendar la firma de contra-tos contra-tos de guantes, batas, mascari-llas mascari-llas y otros productos al Institu-to Institu-to Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa), un órgano inoperante que siempre actuó como ce-menterio ce-menterio de elefantes y altos cargos defenestrados, sin expe-riencia expe-riencia en la negociación con los proveedores internaciona-les. internaciona-les. Lejos de lo que se dice, este organismo, dirigido entonces por el histórico sanitario socia-lista socia-lista Alfonso Jiménez Palacios, y el propio Ministerio, no fueron víctimas del torbellino de aque-llas aque-llas fechas. De hecho, en las primeras semanas tuvieron en su mano un listado de provee-dores provee-dores fiables y reconocidos a los que acudir para realizar las compras. Los productos que ofrecían estaban homologados y eran seguros, pese a que su precio se situara por encima del habitual al existir una elevada demanda. Desgraciadamente, ignoraron aquella información que les proporcionó un impor-tante impor-tante agente del sector y opta-ron opta-ron por contratar con numero-sas numero-sas empresas desconocidas -algunas, incluso, sin domicilio-e domicilio-e intermediarios sin escrúpu-los. escrúpu-los. El resultado fue que nume-rosos nume-rosos materiales llegaron tarde. Otros presentaban defectos gra-ves gra-ves o no estaban homologados, y una parte, no escasa, no llegó. Hoy, el ya exdirector del Ingesa está imputado. También la di-rectora di-rectora de Farmacia, Patricia Lacruz, famosa por la compra de test defectuosos. El Tribunal de Cuentas acaba de echar más leña a un fuego que debería ha-ber ha-ber llevado a Illa a dimitir y a Carolina Darias a cortar cabe-zas, cabe-zas, cosa que no ha hecho.