Humor y salud

MiMi estimado Luis Rojas Marcos, psiquiatra y pro-fesor, pro-fesor, ha animado a la población a ser optimis-tas, optimis-tas, a saber adaptarse a los cambios y a tener sentido del humor para afrontar la vejez de la forma más saludable posible.

Así reza el titular, pero los matices no están en la noticia. Porque, ¿cómo se puede tener sentido del humor cuando los desastres te acechan? Se de alguno que lo consigue. ¿Nació con ese don? ¿Lo desarrolló? Recuerdo que, ensayan-do ensayan-do una comedia teatral, no conseguía sacarle la gracia a la actriz protagonista. Otra actriz veterana que la conocía bien, me apuntó al oído: no te esfuerces, Pa-loma, Pa-loma, esa mujer tiene el sentido del hu-mor hu-mor trepanado. Y, lástima, ciertamente no lo conseguí. Porque el sentido del humor es algo muy delicado que solo poseen personas humildes e inteligen-tes, inteligen-tes, creo yo. Y para eso sí que hay que tener un don y un camino.

Si vamos a la etiología nos da pistas. El humus latino deriva de «humilitas», humildad, algo que debe de estar rela-cionado rela-cionado con la tierra en contraposición a lo divino, que está en el cielo. Para los griegos, el humor es líquido, es el equi-libro equi-libro entre los cuatro humores del cuer-po, cuer-po, que representan los cuatro elemen-tos elemen-tos básicos de la naturaleza: la flema (el agua), la sangre (el aire), la bilis amarilla (el fuego) y la bilis negra (la tierra). Es decir, que los que están de buen humor son los equilibrados.

Y ahí está el quid de la cuestión. Hay que estar relajado, en paz con la vida y con la muerte, para tomarte algo tan laborioso como existir con ingenio y humor del bueno. Que no es otro que saber reírte de ti mismo. Eso que, y vol-vemos vol-vemos al principio, solo se consigue desde la humildad. El humus de la sa-biduría. sa-biduría. Luego están los graciosillos, que tienen el humor más negro que el carbón y que solo divierten a los suyos u otros humores negros.

Y luego estamos la mayoría, humanos desequilibrados con el humor justito para no morir en el intento.