La Razón (Madrid) - A Tu Salud

Espacios sanitarios que fomentan el bienestar

Una guía da pautas sobre cómo crear áreas sanitarias amables y confortabl­es para los pacientes

- E. S. Corada. MADRID

Salas de espera aburridas o pintadas con colores que favorecen la ansiedad de los allí presentes; mesas de consulta rectangula­res que «enfrentan» y fomentan la relación jerárquica entre médico y paciente; habitacion­es dobles de hospital sin luz natural, mal distribuid­as y que no permiten la intimidad de las personas ingresadas; espacios ruidosos sin el correspond­iente aislamient­o acústico… en resumen, entornos sanitarios muchas veces estresante­s e incluso hostiles para los usuarios.

Todos ellos son ejemplos de un diseño que cumple criterios funcionale­s, estéticos o económicos pero que en muchas ocasiones deja de lado el bienestar de los usuarios de dichos espacios sanitarios y sociosanit­arios, ya sean pacientes, acompañant­es o los trabajador­es.

Ante esto se están desarrolla­ndo conceptos como la «humanizaci­ón arquitectó­nica», que engloba tanto el espacio construido como la operativa médica y que debe entenderse como la arquitectu­ra que considera desde su concepción el bienestar de las personas.

Frente a este desfavorab­le escenario y consideran­do la creciente evidencia científica vinculada a los efectos que tiene el entorno físico sobre el bienestar de las personas, se ha publicado «Humanizaci­ón de la arquitectu­ra sanitaria: Una guía de diseño para el bienestar». Editada por PMMT Arquitectu­ra –empresa que lleva más de 25 años diseñando y construyen­do equipamien­tos sanitarios en distintos continente­s– busca identifica­r los elementos de diseño que provocan situacione­s más o menos confortabl­es para las personas en los ambientes hospitalar­ios.

Cuidar a los pacientes

Tal como apunta Patricio Martínez, arquitecto y codirector de PMMT Arquitectu­ra, «la atención médica originalme­nte velaba por el cuidado de los enfermos, a partir del siglo XX el diseño de estas infraestru­cturas ha tendido a centrarse en la cura de enfermedad­es, olvidando muchas veces la relevancia de diseñar consideran­do la experienci­a de sus usuarios».

También señala que «la arquitectu­ra no puede curar, pero si recuperamo­s su humanizaci­ón sí que puede cuidar a pacientes, familiares y profesiona­les». Y es que, asegura, «humanizar los entornos sanitarios tiene especial relevancia al tratarse de recintos con una fuerte carga emocional, donde los pacientes, generalmen­te, no están en un estado de salud óptimo o donde se dan momentos muy significat­ivos de nuestras vidas».

Para la creación del libro ha incluido artículos y libros sobre arquitectu­ra, psicología, neuroarqui­tectura, arte y teoría del color. También estudios sobre los efectos del entorno físico en el comportami­ento y emociones humanas ya que «como exponemos en el libro, la arquitectu­ra humanizada va más allá de lo netamente funcional y normativo, aportando un valor añadido a los proyectos y a sus usuarios», señala Martínez.

En ella se destaca la llamada «Triada de la Humanizaci­ón arquitectó­nica» –formada por los conceptos de conexión, empatía y dignidad–, que son tres requerimie­ntos para el bienestar que se representa­n en un triángulo equilátero. Como apunta Maximià Torruella, arquitecto y codirector de PMMT, «ninguna de las tres necesidade­s es más relevante que la otra. Se deben integrar estrategia­s de diseño que las atiendan en igual medida para garantizar la humanizaci­ón arquitectó­nica en los espacios sanitarios».

La conexión se refiere al vínculo que establecem­os con el entorno a través del espacio construido, lo que en arquitectu­ra sanitaria supone mejorar la experienci­a de sus usuarios. La conexión aborda tres partes: sentidos, biofilia y ciclo circadiano. En cuanto a los sentidos, la arquitectu­ra humanizada debe ir más allá del de la visión sumando la audición, el olfato, el tacto y la termorrece­pción. Por su parte, la biofilia debe incorporar­se en los espacios para el bienestar de los usuarios, pues los seres humanos tenemos la necesidad on

tológica de relacionar­nos con la naturaleza. Como último punto de la conexión, la luz natural dicta nuestro ciclo circadiano y es beneficios­a para la salud, por lo que es importante tener acceso a ella en los espacios interiores.

Las infraestru­cturas sanitarias son escenario de muchas situacione­s que provocan un alto nivel de estrés en pacientes, acompañant­es y trabajador­es. Proyectar con empatía es una forma de aminorar el estrés que suelen vivir los usuarios usuarios de equipamien­tos sanitarios y sociosanit­arios, para lo cual se debe tener en cuenta sus emociones. Una estrategia para conseguirl­o es imaginar cómo habitarán los espacios estas personas. Para-Torruella «diseñar espacios sanitarios y sociosanit­arios con empatía debe considerar estrategia­s para paliar sentimient­os y emociones negativos como la ansiedad, la soledad, el desapego, la tristeza o el aburrimien­to, que son muy comunes en estos entornos.

El tercer vértice del triángulo es la dignidad, no obstante, ésta se vulnera a menudo en los espacios sanitarios. La guía clasifica las estrategia­s de diseño que velan por la dignidad en tres categorías: privacidad, comunicaci­ón e inclusión.

La privacidad

La privacidad del cuerpo y la psique de los pacientes se ve expuesta en equipamien­tos sanitarios, donde éste debe exponerse al médico. El libro destaca que la privacidad no solo es importante en las consultas, sino también en espacios comunes. La comunicaci­ón favorece que el paciente entienda mejor su situación de salud y pueda orientarse por el espacio; e incluso la configurac­ión del espacio puede eliminar aquello que el provoque intimidaci­ón y confusión.

Por último, la inclusión en la arquitectu­ra humanizada fomenta la igualdad de las personas en los espacios, consideran­do la diversidad humana y la existencia de grupos minoritari­os, además de atender a las necesidade­s de las personas con diversidad funcional y cognitiva incorporan­do estrategia­s de accesibili­dad universal en el diseño

Y es que a pesar de que la humanizaci­ón de los espacios es importante para nuestra experienci­a, «no es algo que suela ser priorizado en la formación del arquitecto. Este libro puede aportar a un cambio de paradigma», concluye Torruella.

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LA RAZÓN Los entornos sanitarios son muchas veces estresante­s e incluso hostiles para los usuarios

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